El historiador y crítico  de arte Hernán Pacurucu, de origen cuencano,  volteó su atención a  una investigación sobre el arte ecuatoriano y sus procesos en los años 90. El resultado, conseguido desde su perspectiva y experiencia personal, es la muestra “90 apelando a los archivos de la memoria”, compuesta por pinturas de gran formato, instalaciones, objetos de arte y videos, cuya curaduría y documentación estuvo a cargo del mismo experto.

La exposición  la avala la fundación Bienal de Cuenca para su respectiva presentación en Guayaquil, en el  Centro Cultural Libertador Simón Bolívar (ex MAAC), desde hoy, a las 19:00.

La curaduría, precisan los miembros de la fundación, fue concebida sin realizar una búsqueda coherente que permita justificar tanto la selección de artistas de gran trayectoria que participan en la muestra, como una gran cantidad de artistas valiosos que no se encuentran en ella y que, sin duda, también fueron parte del eje de construcción de una historia del arte contemporáneo.

Entre los autores de las obras figuran los nombres de Luigi Stornaiolo, Sara Roitman, Marcelo Aguirre, Julio Mosquera, Xavier Patiño, Adrián Washco, Saidel Brito, Larissa Marangoni, Xavier Blum y el Colectivo Zuákata.

Stornaiolo acaba de ser condecorado con el Premio Nacional Eugenio Espejo en la categoría actividades artísticas y la crítica local siempre ha seguido de cerca su obra dado que vivió en Guayaquil por un largo tiempo; Marangoni y Patiño son guayaquileños, mientras que el cubano Saidel Brito, radicado en la urbe, es uno de los principales artistas y docentes de arte en la escena local; por eso, la ciudad que acoge la muestra  está representada en ella.

Para Pacurucu, “el modelo de participación es un modelo que se sustenta en la arbitrariedad de la experiencia misma, cuyo único modo de anclaje en un panorama tan diverso es el de la fragmentación de aquella época, por ello a lo que acudimos es a un ser que resulta a su vez fragmento de la fragmentación de otro fragmento”.

Para el Ministerio de Cultura del Ecuador, representado por su Dirección Cultural Guayaquil, administradora del Centro Cultural Libertador Simón Bolívar, “90 apelando a los archivos de la memoria”  constituye  un espacio para que el público confronte nuevamente a artistas de gran trayectoria, que construyeron la historia del arte ecuatoriano.

Recientemente esta exhibición estuvo presente en salas del Museo de Arte Moderno, en el centro de Cuenca, para no solo evocar los 90, sino los conflictos sociales y políticos que en ellos se vivieron, además de cómo en el arte nacional se vio una diversidad de tendencias que desembocaron en años de conflicto por la transición en el desarrollo de las artes contemporáneas.

En Cuenca se presentó el trabajo Fira se va, de Xavier Patiño, una maleta roja de cuero grande y rectangular y un par de cartones, vinculados en concepto con la migración y el éxodo de los ecuatorianos en busca de mejores ingresos; cuatro obras pictóricas denominadas 4 patas, 2 mejor; Pastando con sus obras en Maime, La batalla de Pauduro y La historia de una gata que se defiende boca arriba, de Brito; y la instalación Lluvia, del cuencano Washco. Esa última obra ocupó toda una sala del museo cuencano.

La propuesta para el museo guayaquileño espera por su lectura.