"Las manos de Eurídice" están llenas de excusas
Escrita en la década de los cincuenta, Las manos de Eurídice, de Pedro Bloch, es una obra teatral que ahonda en la psiquis del ser humano.
El actor y director argentino Cristian Thorsen se encuentra en Ecuador para presentarla, tanto en Quito como en Guayaquil.
Thorsen, que presentó el unipersonal por primera vez hace 8 años, lleva una década trabajando en esta puesta en escena, a la que ha llevado por varios países de América Latina, y que desde el principio se propuso como un desafío. “Los actores sabemos que dentro del teatro el subgénero más complejo es el unipersonal”, dice.
Las manos de Eurídice cuenta la historia de Gumersindo Tabares, un hombre que se apropia de la fortuna de su familia para escaparse con su amante (Eurídice) y tener una vida de lujos, hasta que lo pierde todo en los casinos de Montecarlo. Es entonces que debe volver a su hogar, y de pronto se encuentra totalmente solo.
Ahí empieza un monólogo en el que el protagonista pone en escena la forma en la que el ser humano se vincula con sus decisiones equivocadas.
El autor del texto, el escritor brasileño Pedro Bloch (1914-2004), era además de dramaturgo, psiquiatra.
Bloch se refirió, en su momento, en estos términos a Las manos de Eurídice: “Es el retrato del hombre de hoy, que no procura solución para su errores y se limita a encontrar justificaciones para seguir errando, pero una vez encontrada la justificación, restablece el pseudoequilibrio emocional y persiste en el error hasta el momento en que se encuentra solo, perdido en su angustia”.
Aquella frase, pronunciada hace ya varias décadas, sigue vigente hoy.
Thorsen cuenta que Las manos de Eurídice, obra que se propuso hacer para plantearse un desafío en su carrera, “fue la primera en la que investigué”.
El actor y director argentino comenta que el reto estuvo sobre todo en asumir a este personaje “que está por fuera de uno, en ámbitos que uno no conoce”.
Investigar, explica Thorsen, “es conocer lo que propone el dramaturgo como línea de pensamiento, y estar más cerca de la parte estructural de la obra”.
En ese sentido, gran parte del trabajo le requirió aprender sobre psicología. “Gumersindo está construido desde la psicología. Tuve que estudiar las patologías que presenta el personaje y desarrollar una actuación a través de eso”, dice Thorsen.
La gran apuesta fue “encontrar una conducta a través de esos conocimientos”, que Bloch dominaba gracias a su profesión de psiquiatra.
Y lleva muchísimo tiempo y trabajo interpretar en un tiempo de una hora y veinte minutos —sostiene el actor— a un hombre con varias patologías.
“(Gumersindo) es una especie de psicópata que tiene impulsos esquizofrénicos por momentos, pero los oculta. Uno no ve a esa persona hasta que realmente la ve”, cuenta Thorsen.
Y además de interiorizar la forma en que funciona la mente de Gumersindo Tabares, es preciso “descubrir cómo el cuerpo puede expresar todo este sistema narrativo que propone el autor”.
No es la primera vez que Thorsen trae Las manos de Eurídice a Ecuador. En 2016 la presentó en Casa Malayerba, de Quito, y en 2017 en el Teatro Sánchez Aguilar, de Samborondón.
En esta ocasión, las funciones serán en la Casa de la Cultura, núcleo de Pichincha (12 y 13 de enero), y en teatro La Bota, en Malecón del Salado, de Guayaquil (18, 19, 20 y 25, 26 y 27 de enero). (I)
Eurídice
Presentaciones
La obra se presenta en la sala Mandrágora de la CCE, núcleo de Pichincha, el 12 y 13 de enero, a las 19:30.
En Guayaquil las funciones serán los viernes 18 y 25, sábados 19 y 26 (21:00), y los domingos 20 y 27 (19:00).
10 años ha trabajado Thorsen en Las manos de Eurídice, unipersonal que le exigió investigaciones en psicología .
Seminario
Paralelamente a las presentaciones, Thorsen dicta “La opinión del actor”. En Quito, las sesiones serán el 12 y 13 de enero de 13:00-17:00. En Guayaquil, del 14 al 17 de enero, de 19:00 a 22:00.
