Estridencia y melancolía fue el signo de Lacrimosa
El frío de la noche cubrió a los cientos de fans del legendario dúo alemán. De pronto, empezó a sonar el conocido “Lacrimosa theme”, acto que alertó al impaciente público, que estaba listo para corear el nombre de la banda. El escenario se iluminó y sorpresivamente una luz fulgurante cubrió a cada uno de los miembros de Lacrimosa, este fue el inicio de una noche de intensas emociones y agónicas melodías que exaltaron a los asistentes al compás de electrizantes solos de guitarra y, por supuesto, la enérgica voz de Tilo Wolff, líder y fundador de la banda.
Estéticas sobrecargadas
Los atuendos en escala de grises y negro marcaron el cadencioso ritmo de hombres y mujeres que poco a poco, y en medio de la noche, emergieron cual vampiros, presurosos al evento que, como se había manifestado empezó a las 20:00 en punto. El escenario cambió de lugar de manera imprevista, hecho que molestó a la mayoría de los asistentes, ya que el frío se apoderaba del cálido aliento de los fans que coreaban, en un escaso alemán, las letras del repertorio que presentó la banda germana.
Los seguidores más jóvenes de esta tendencia estético-musical, jugaban con cierto androginismo, que se convirtieron en elemento erótico al momento de escribir sobre sus cuerpos y exponerse ante un público que, la mayoría de ocasiones, miraba con recelo las “galas” de los autodenominados “góticos” en el país. La fusión de estilos y tendencias perfilaban en estas corporalidades determinadas huellas que configuraban nuevas “bellezas alternativas”.
El estilo o moda gótica se ha expandido desde sus inicios, a finales de los años 70 del siglo pasado, hasta la actualidad, llegando a convertirse en un espacio que convoca a nuevos consumidores a lo largo del mundo.
El caso ecuatoriano no es la excepción, antes y durante el evento, se observó un desfile de cuerpos “performateados”. Vestuarios negros, desgarrados, adornos y accesorios metálicos; peinados estrambóticos, maquillajes fuertes, tanto en hombres como en mujeres, fueron algunos de los elementos que resaltaron a lo largo del concurrido concierto en la capital.
Cuerpos sobrecargados y estéticas que erotizaban a los sujetos dejaban ver nuevas prácticas que involucraban corporalidades emergentes, piercings, tatuajes y modificaciones corporales que se han convertido en medios de expresión y, de cierta manera, en libertad personal.
Son estas nuevas prácticas socioculturales un indicio que permite ver a estos movimientos en permanente ascenso, más conocidos como culturas urbanas, configurarse y re-configurarse constantemente como agentes irruptores de determinadas normativas sociales. Es por ello que música como la de Lacrimosa cautiva a un público diverso dentro del movimiento gótico y rockero del país y a nivel mundial.
Euforia y Agonía
La banda inició el concierto con “Schakal”, trabajo editado en 1994, e hizo un recorrido por su extenso trabajo musical, tocando temas que encendieron al público (“Apart”, “Not every pain”, entre otros) hasta llegar al tan esperado “Revolution”. Ya cuando parecía que Lacrimosa se despedía sonó para alegría de los asistentes “Lichtgestalt”. El público gritó y coreó exhaustivamente durante más de dos horas.
Wolff agradeció infinitamente el apoyo de sus fans en el país y explicó que esa fue la razón para incluir a Ecuador en su World Tour 2013.
Alrededor de las diez de la noche la banda agradeció y anunció que “Stolzes herz” sería la última canción que finalizaría su presentación. Los asistentes se negaron a dejar marchar a la agrupación, así Lacrimosa se despidió y volvieron al escenario más de una vez a lo largo de la noche. Wolff impresionó a los asistentes por la potencia y versatilidad de una voz que permanece intacta aún con el paso de los años. El líder y vocalista de la banda alemana demostró que es un showman cuando comparte con sus fans.
Finalmente, sonó “Copycat”, tema que enloqueció al público y dio al grupo una salida triunfal. Los encendidos aplausos y gritos de satisfacción dieron por concluido, una hora antes de la medianoche, un acto esperado por el movimiento gótico y underground del país.