Eskeletra o cómo vencer a la muerte editorial durante 25 años

Quito y Guayaquil.-

Era una mesa ovalada —recuerdan los escritores Ramiro Arias, Raúl Serrano y Huilo Ruales— y, como en todos los grandes comienzos, había una botella de vino negro en el centro de todo. Era 1990, nacía la revista Eskeletra con su imagen mortuoria (una calavera, sentada sobre un libro cerrado, toma el lugar de ‘El Pensador’, de Auguste Rodin) y lo que había sido un taller, otra revista y un periódico cultural desembocaba en una de las editoriales más prolíficas y longevas del país.

Ecuador: señas particulares, de Jorge Enrique Adoum, se escribe por encargo de la editorial y Ecuador: Identidad o esquizofrenia, de Miguel Donoso Pareja sería la perspectiva que, desde la Costa, ayudaría a completar el panorama que tuvo a Identidad y formas de lo ecuatoriano, de Juan Valdano, como consecuencia. Los títulos aparecieron sostenidos por la persistencia de sus artífices, según Arias, para quien la tozudez es un valor fundamental a la hora de editar.

“Hemos reivindicado la literatura ecuatoriana —le decía el director editorial de Eskeletra a este diario, a un cuarto de siglo de iniciar sus funciones—, le hemos dado un valor e importancia que antes no se le daba. Se hablaba de escritores de los años 30, de Juan León Mera, de su novela Cumandá, de A la Costa de Luis A. Martínez, pero con Eskeletra le dimos valor incluso a autores entonces desconocidos que hoy tienen un prestigio importante”.

El miércoles pasado —como aquel lunes de marzo, hace 25 años— un brindis se alzaba entre letras. En el Centro Cultural Benjamín Carrión se presenta el número de aniversario de la revista literaria que lleva el nombre de la editorial, cuyo replanteamiento —para Arias— “tiene una nueva concepción, una nueva estética, un nuevo vaivén en el sentido de la concepción de los escritores [...] Una revista de creación literaria siempre tiende a morirse e ir a ser parte del cementerio de las revistas literarias. Eso ha pasado siempre y en el Ecuador hay muchos ejemplos. Obviamente la revista de creación de Eskeletra tenía ese fin”.

Como para ampliar el panorama sobre las revistas culturales en el Ecuador y en la región, Serrano, miembro del Consejo Editorial de Eskeletra cree que “los nuevos soportes han permitido que ese panorama se amplíe y se democratice” aunque hay una sobreinformación cuyos efectos han sido decisivos.

“Hay tal cantidad de revistas —le dijo el autor a este diario— que los árboles nos tapan el bosque y los lectores no pasan de ser virtuales. De ahí que la idea de mantener la impresión, pese a los conflictos que esto entraña a nivel económico (es la triste realidad) marque la diferencia; pues una revista impresa como una electrónica se va imponiendo por lo que son sus propuestas, que siempre deben estar sujetas a cierta escala de calidad y no por la ambigua cantidad de lectores que posean”.

La importancia de tener esqueleto

El número de aniversario de Eskeletra —diseñado por Amaru Ruales— recibe a sus lectores con una entrevista que la escritora argentina Liliana Heker le hizo a Jorge Luis Borges. La sección Homenaje incluye un texto de Lina Meruane sobre el cronista y narrador chileno Pedro Lemebel. En la sección Ensayo aparece el artículo ‘Canon y dominación’, del guayaquileño Ernesto Carrión. En Hallazgo está ‘Gato en el camino’, primer texto narrativo (1935) de Nicanor Parra.

“La característica de una revista de creación literaria siempre tiene una forma de ser que no tiene la revista de suplementos, la magazine. Una revista de creación literaria es, sobre todo, una revista para leer, que permanece en el tiempo y en el espacio. Por ejemplo, el primer número de Eskeletra no ha perdido actualidad, puede ser leída en el tiempo”, dijo Ramiro Arias, para quien los problemas económicos han sido el origen de los embates a los que Eskeletra ha puesto el pecho.

De no ser por un ínfimo número de personas apegadas a las letras, quizá el oficio editorial en un país de pocos lectores podría ser comparable a querer fijar la roca de Sísifo en la cima de una montaña de indiferencia. Eskeletra es “un aporte a la cultura que hoy por hoy no es muy tangible”, afirma su director. “Hace 25 años el país era otro, la lectura, de alguna manera, tenía la poética del contacto con el papel, con el libro que quizá hoy rompió el Internet”, acepta sin resignarse pero sin despojarse de ese aire póstumo que ha caracterizado a sus compañeros en las lides editoriales.

Un tono que describe Ruales: “los eskeletros más que apadrinadores somos ya sus deudos. Ni siquiera deudas. Cuánto me hubiese gustado estar para su presentación —no pudo porque reside en París, Francia— y solamente para cometer el acto simbólico de entregarla a quienes son la nueva sangre. Cómo no presentar la revista con la lectura y presencia de quienes han colaborado con este número: el grandrés, el santiago, el ernesto, el javier, incluso, cómo no haber leído en voz nueva, fresca, sanguínea, los poemas de kelverax. en fin, estos son los costos que pagamos los apátridas”. (I)

DATOS

La revista Eskeletra presentó el número de su aniversario 25 el miércoles 16 de marzo. Miembros de su Consejo Editorial dialogaron con la periodista Juana Neira, en Quito.

El número 25 contiene textos de narradores y poetas de nuevas generaciones y fue coordinada por la editorial homónima.

Algunos autores nacionales que empezaron a publicar en la editorial fueron Gabriela Alemán, Lucrecia Maldonado, Raúl Serrano, Alejandro Ribadeneira y Abdón Ubidia.

Las plumas de Huilo Ruales Hualca, Raúl Serrano Sánchez, Galo Galarza, Miguel Ángel Serrano, entre otras, tuvieron su paso iniciático por el taller literario La Pequeña Lulupa, nombre de la revista literaria que, después del periódico cultural Nuevadas, se convirtió en Eskeletra que terminó por rebautizar al taller y al grupo literario que surgió en la década de los 80, en Quito.