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Ecuador, 01 de Febrero de 2025
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El Telégrafo
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Profissäo repórter, el programa que dirigen, se enfoca en trabajar reportajes de forma documental

"Es importante establecer la soberanía de las personas"

Caco Barcellos (derecha) fue reconocido por las Naciones Unidas como uno de los periodistas más destacados en la defensa de los derechos humanos.
Caco Barcellos (derecha) fue reconocido por las Naciones Unidas como uno de los periodistas más destacados en la defensa de los derechos humanos.
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Caco Barcellos va a cumplir 40 años de trabajo en el ejercicio del periodismo audiovisual. Naciones Unidas le entregó un trofeo en reconocimiento a su labor como uno de los periodistas más destacados en la defensa de los derechos humanos, durante los últimos 30 años en Brasil.

Su trabajo se construye a partir de las historias de las personas que habitan la ciudad. Sabe que no hay una fórmula. Que cada narración es distinta. Frente a las cámaras, Barcellos no es el reportero de la imagen perfecta, a veces impostada, que cumple un rol robado de quienes comparten la historia. Es el reportero que se arriesga en la calle, que cuenta la historia del otro y está sujeto al error.

Barcellos llegó a Guayaquil hace una semana junto a Caio Cavechini, otro periodista enfocado en el trabajo de reportería documental en Brasil desde el programa de la cadena O’Globo Profissâo Repórter. Ambos dictaron un taller de periodismo audiovisual enfocado en crónicas urbanas de Guayaquil, un programa que es parte del trabajo que realiza la Fundación de Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) con el apoyo del CAF (Banco de Desarrollo de América Latina). Durante una semana, 12 periodistas de América Latina, cuatro de ellos de Ecuador, recorrieron la ciudad en búsqueda de sus personajes y la utopía de poder contar sus historias.

Barcellos y Cavechini han enfocado su trabajo en el género de reportería. Saben que hacerlo es costoso, que requiere trabajo y tiempo, pero también están conscientes de que es una obligación de los periodistas poder abordar la realidad desde las personas, desde quienes hacen los espacios urbanos, donde habita más de la mitad de la población mundial, según estadísticas del Banco Mundial. Para este par de reporteros, las personas son la autoridad. Su agenda no se fija plazos con la burocracia del poder.

“Todas las personas tienen una historia para contar, depende que el reportero la descubra -dijo Barcellos en una entrevista con este diario-. Todo el día tienes la oportunidad de descubrir la historia. La autoridad para nosotros son las personas simples de la calle”.

Aunque el crecimiento de soportes digitales parecería acorralar al periodismo de soportes tradicionales, Barcellos considera que hay que estar atentos con la realidad de las redes sociales que -dice- a pesar de su importante progreso está dentro de un universo limitado. En el caso de Brasil, por ejemplo, el acceso a estos soportes es solo para el 50% de la población. “No podemos hacer un trabajo de periodismo que atienda solo a la mitad de las personas”.

Cavechini agrega: “Las redes sociales son para iguales, para un grupo que representa su punto de vista. Las personas están cada vez más cerrando sus pensamientos comunes. El periodismo tiene la función de abrir la información para todos, con sus diferencias y contradicciones”.

En el programa televisivo que llevan en Brasil, Profissâo Repórter, cada uno dura 30 minutos y se enfoca en un tema específico, contado desde distintos personajes. De tal forma que la violencia femenina no solo se aborda desde el punto de vista de una mujer en la capital de Brasil, sino también desde una que vive en una pequeña ciudad del norte y otra del sur del país.

“Hay personas que no quieren saber de un tema, pero una historia sí les puede interesar y a su vez hacerlos sensibilizar alrededor de ese asunto -comenta Cavechini-. Este puede ser un ejemplo malo, pero en Pixar hablan con varias generaciones, hablan con los más pequeños, con adolescentes, con los padres. Hacen una película para que toda la familia la vea. Se trata de una forma para aumentar la presencia”.

En el proceso de descubrir lo que cada persona tiene para contar, se va mitigando la desconfianza, las posibilidades de introducirse de forma sensible en la narración. “No estamos interesados en solo una entrevista, queremos pasar un poco de tiempo con cada persona, estar en su trabajo, en su vida”, dice Barcellos. Agrega que de esta forma se configura -además- el trabajo de reportería que, al contrario de la entrevista, debe contrastar cada punto de lo que el personaje expresa.

“Es importante establecer siempre la soberanía para las personas, sobre todo cuando son víctimas de una situación. La voluntad tiene que ser de ellos. Nosotros no podemos determinar por ellos si contar su historia o no. Es un criterio importante para establecer confianza”, dice Barcellos. Dentro de este punto precisó aspectos como el uso del sensacionalismo, una distancia que debe tomar este tipo de prácticas periodísticas bajo el criterio de establecer lo que es importante para el conocimiento de la sociedad y los detalles que no lo son.

En su caso, con frecuencia está en proceso de conquistar la confianza de la gente, pues en Brasil hay sectores sitiados por el control de armas y drogas, como es el caso de las favelas. Considera que eso es lo más complicado de todo. Entre las adversidades del ejercicio periodístico menciona el trabajo durante manifestaciones en la calle, donde hay grupos distintos y algunas veces contrarios a la presencia de reporteros, lo que los lleva a emplear la violencia. En un tercer punto sitúa las barreras creadas por gobernantes o por empresas. “Quieren que estés solo con los asesores, con relacionistas públicos. Eso es una barrera porque quieren moldear la realidad de acuerdo a sus preferencias e intereses”.

Para Cavechini, “un periodista siempre tiene sus compromisos con el interés público, pero cuando se está llevando una historia al público tienes una responsabilidad con las personas. No se puede utilizar esta historia como una escalera para sus propios intereses, como si la persona fuera solo un instrumento para el periodista. Lo que hacemos hace diez años es una narrativa de profundo respeto a las personas, y eso se siente cuando llegas a una comunidad diferente que conoce tu trabajo”. En este terreno es donde se defienden los derechos humanos de las personas. (I)

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