El enorme legado de Quino, el padre de Mafalda
Joaquín Salvador Lavado es una leyenda de las tiras cómicas. Su creación más popular es Mafalda, pero su mirada aguda y visión crítica de la sociedad encontró también otros cauces. Tenía 88 años.
Nacido en 1932 en el seno de una familia andaluza llegada a Argentina, Quino descubrió a temprana edad que lo suyo era el dibujo. Con el corazón dividido entre Argentina y España, este hombre de gesto serio es el creador gráfico más importante de habla hispana. Mafalda, su obra más reconocida, ha sido traducida a decenas de idiomas y es un ícono de la cultura mundial.
En 1964 nace Mafalda
En 1962, a Quino le encargaron unos dibujos para promocionar unas lavadoras, y así surgió Mafalda. Ese proyecto fracasó y la obra quedó guardada hasta 1964, cuando la muchacha debutó en las páginas del semanario Primera Plana. Comenzaba a gestarse así una verdadera leyenda, un personaje con personalidad propia y en permanente cuestionamiento de la sociedad en la que vivía.
Todo un equipo de personajes
No solo Mafalda conquistó los corazones de argentinos, primero, latinoamericanos luego, y humanos todos después. Sus amigos Miguelito, Susanita, Libertad, Manolito y Felipe dieron vida a un entorno donde se mezclaban el avaro comerciante con el ingenuo enamoradizo, la aspirante a madre de familia, la pequeña amargada y el muchacho reflexivo.
El hermanito y los padres
De la familia de Mafalda se sabe poco. Su mamá se llamaba Raquel y era ama de casa. Su papá trabajaba en una oficina que lo devolvía a casa destruido, y se distraía cuidando plantas y batallando contra las hormigas. El hermanito menor de Mafalda, Guille, era adicto al chupete y amaba la sopa. Mafalda, en cambio, la odiaba.
Repercusión internacional
Mafalda no solo apareció en periódicos. También hay libros con sus tiras (diez en total), una edición con dibujos inéditos y un tomo gigantesco que se llama "Toda Mafalda". En 1973 Quino decidió dejar de dibujar a su personaje más emblemático, cansado de la presión que significaba sacar un dibujo diario con las aventuras de la niña. Pese a esa presión, la tira jamás perdió su nivel.
Hay vida tras Mafalda
Luego de dejar a Mafalda (a la que retomaría puntualmente, para campañas como una de Unicef, por ejemplo), Quino se enfocó en tiras que conservaban su estilo, agudo y punzante, pero con personajes anónimos. Sus historias suelen ser protagonizadas por gente de la calle con sueños, pero sumidos en la rutina y la abulia. La crítica social no está ausente. Ese es, también, el sello de Quino.
Premiado en todo el mundo
Quino ha sido reconocido en todo el mundo. Por ejemplo, fue elegido Dibujante del Año en 1982 en Argentina, nombrado Caballero de la Orden de Isabel la Católica en 2005 y Caballero de la Legión de Honor de Francia en 2014. Ese mismo año recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades. En 2015, el Gobierno de Chile le entregó la Orden al Mérito Artístico Pablo Neruda.
Mafalda se queda huérfana
En San Telmo, Buenos Aires, Mafalda está siempre sentada en un banco de plaza. Al comienzo sola, hoy junto a estatuas de Susanita y Manolito, la muchacha de mirada pesimista convertida en símbolo cultural queda como el gran legado de Joaquín Salvador Lavado, fallecido por un accidente cerebrovascular a los 88 años en su natal Mendoza. (I)
Fuente: Deutsche Welle