El terremoto del 16 de abril tuvo consecuencias para los bienes patrimoniales de las zonas afectadas. Un reporte actualizado de la Subsecretaría de Memoria Social y Patrimonio, así como del Instituto Nacional de Patrimonio (INPC), dan cuenta de que, en Portoviejo, Manabí, 51 bienes patrimoniales fueron afectados, de los 56 que han sido inventariados.

Señalan, entre estos, el edificio del Sindicato de Choferes, la sede del IESS, la Pensión Cristal, así como la casa Cevallos Arízaga, donde funciona el INPC. Otra de las edificaciones que resultó resquebrajada es el Museo y Archivo Histórico de Portoviejo, situación que ha obligado a que dicha institución trabaje fuera del edificio y tome medidas para no suspender sus actividades regulares.

Restaurar la normalidad

Con este propósito, los directivos de la institución han puesto en marcha el programa cultural Somos el Museo, que consiste en ampliar el acceso a los servicios culturales y eliminar dificultades geográficas, socieconómicas y de infraestructura que se han presentado como consecuencia del movimiento telúrico.

Según la institución, la iniciativa comprende talleres continuos para un rango más amplio de la población, cuya ejecución se efectúa en varios sitios de la ciudad, a través de actividades extramuros que promueven el aprendizaje artístico, educativo y cultural a todo tipo de público, “para mantener viva la memoria social e identidad”.

La ejecución de estas actividades culturales cuenta con el apoyo técnico y profesional del personal del Museo Portoviejo y del Archivo Histórico, tanto del personal administrativo como de seguridad, de limpieza e, incluso, de áreas verdes.

“Hasta en bicicleta”

Para la directora del museo, Jacqueline Álvarez Vera, el programa se está desarrollando exitosamente, pese a las dificultades que han tenido que superar, especialmente en lo que tiene que ver con la movilización, ya que, a veces, “hemos tenido que movilizarnos a pie y hasta en bicicleta”.

El objetivo fundamental, de acuerdo con la funcionaria, no solo es educar a la comunidad, sino integrarla y darle motivos para que se olvide de los problemas que causó el terremoto. “Hemos tenido dificultades. Por ejemplo, en el parque Cayambe, donde hay cerca de 400 ciudadanos bajo carpas albergadas, son personas de alta vulnerabilidad a las que hay que llegar con nuestro programa”, comenta Álvarez, quien aclara que los talleres se venían impartiendo antes del sismo, pero que, con este, lo que se hizo fue llevarlo a las comunidades afectadas.

“Es complicado porque muchas personas no quieren dejar sus casas, que están en peligro de caer, para asistir a los talleres u otras actividades. En el taller de dibujo -Dibujando ando-, que dura tres meses, y es dictado por el maestro Wilson Arteaga, hay asistentes desde los 7 a los 90 años. La idea es que la gente asista, aprenda y, al mismo tiempo, se relaje, se olvide de los problemas, los deje a un lado, aunque es duro”.

El mismo caso se da con el taller de cerámica, cuyo trabajo principal consiste en elaborar una maqueta a escala de la ciudad de Portoviejo, remontándose a 100 años. Esta labor, que es realizada a varias manos, permitirá identificar, incluso, aquellas casas antiguas que se cayeron el 16 de abril y cuyo registro visual es escaso. En ese curso participan 25 talleristas, desde los 15 a los 85 años.

La inclusión de personas de la tercera edad se da con el ánimo de que también puedan dar a conocer su talento o puedan reactivarlos. El programa Somos el Museo incluye otros talleres: uno de destrezas infantiles denominado A la pícara pájara pinta; el de cine foro, Proyectando ando; el de papiroflexia Doblando ando, que consiste en hacer trabajos con materiales reciclados y el de Leyendo ando, dirigido a incentivar la lectura.

En el caso del Cine foro, la directora del Museo explica que se proyectan especialmente películas infantiles, desde las 18:30 hasta las 20:00, cuando los niños se van a sus casas cercanas o a los albergues. Los talleres se los imparte en el parque Cayambe, porque allí se encuentra la mayor parte de personas afectadas. El otro albergue masivo es el del aeropuerto.

Citas con la memoria

Ramiro Molina Cedeño, director de la Academia de Historia de Manabí, es quien lleva adelante el programa semanal Citas con la memoria, que también es parte de los quehaceres culturales de la urbe.

Molina señala que, debido al sismo, esa actividad, tendiente a recuperar hechos históricos y costumbristas, a través de la proyección de fotografías antiguas, ahora se realiza en la sala episcopal de la Catedral portovejense. “Seguimos con el programa, los asistentes, pese a todo, no se han ausentado como podía suceder y acuden los martes con el mismo interés de siempre. Hemos tenido solo un cambio, ya que ahora no nos reunimos los miércoles sino un día antes, como era usual”.

Los asistentes están empeñados en rescatar imágenes de la ciudad antes y después de la tragedia, para evitar que se pierdan de la memoria colectiva. Isabel Palma Hugo asiste desde que este programa se creó. Aunque vive en Montecristi, siempre se da tiempo de acudir, pues asegura que es una manera de “mantener vivo el pasado”. “Después del sismo nos reunimos en la Universidad San Gregorio, pero luego se logró que la Catedral nos diera acogida. Para mí es una hermosa experiencia”, comenta Isabel Palma. (I)