En Guayaquil, los eventos literarios son proyectos de autogestión
El Último Jueves (EUJ), La Buseta, la Corporación Cultural Casa de las Iguanas y La Casa Morada son varias de las agrupaciones que hace más de un año desarrollan actividades literarias en Guayaquil.
Operan en bares o espacios privados convertidos en públicos, los transforman en las plataformas de lecturas poéticas -por lo general nocturnas-. Involucran a fotógrafos, ilustradores y músicos para dinamizar su lectura.
Estas actividades se realizan por autogestión, cada grupo o gestor apoya con recursos propios o se ayuda con el cobro de la entrada. Ese es el caso del colectivo El Último Jueves (EUJ) que organiza eventos mensuales desde febrero del año pasado.
El EUJ presenta nuevos y experimentados exponentes de la poesía local y bandas de varios géneros musicales, exposiciones de videos o fotografía y puestas escénicas.
Según Marcos Negrete, uno de los 13 miembros del EUJ, realizar este tipo de actividades no es fácil. “El evento es 100% autogestionado. Somos 13 personas que escogimos el arte como algo imprescindible en su vida y al no haber ningún interés lucrativo de por medio, nos dedicamos a producir una nueva y mejor edición cada mes”, menciona.
El grupo se reúne semanalmente para aportar ideas, cada uno sugiere algo nuevo, por ejemplo, un lugar distinto, recomienda a un grupo musical, autor o mejor proveedor de sonido. Con el costo de la entrada se financia el evento del mes siguiente, que incluye el alquiler del lugar en que se realice la actividad y la impresión del material que entrega (folleto con los textos de los autores que han participado en anteriores ediciones). Al presentar un evento mensual, el EUJ tiene más tiempo para pulir los detalles.
No es el caso de Los martes de La Buseta, actividad semanal efectuada por el colectivo del mismo nombre y dirigido por Daniel Haro, director de la emisora online My Insomnia Radio. El grupo está compuesto por Cristina Morales, Jorge Franco y Haro, posteriormente se unieron Lyanne Silva, Xavier Vizñay, entre otros colaboradores de la radio.
El titular de My Insomnia resalta que lo más complicado es buscar el lugar para realizar las actividades culturales. En el caso de La Buseta tiene su estación fija en Diva Nicotina.
El proceso para efectuarlo es más simple ahora que en la primera edición (12 de agosto de 2014), ya que en los primeros meses debían buscar a los artistas, pero posteriormente, y a medida que corría la voz del evento de los martes, convocaban en redes sociales, incluso los artistas interesados les escribían para intervenir.
Haro dice que cuando tienen cerca de 10 poetas, entre 2 y 3 grupos o solistas, arman la agenda y dan la fecha a los participantes, publican la cartelera y después del evento suben las fotos.
“Tratamos de hacer algo continuo. No somos exquisitos. Hay artistas que son novatos y cometen errores, como todos, pero en el escenario adquieren experiencia. Le damos cabida tanto a quien tiene un día en su arte como a quien tiene demasiada trayectoria”, indica Haro.
Ambos colectivos mencionan que en sus eventos participan jóvenes que escriben diferentes tipos de poesía, pero que no han publicado de forma física ni han asistido a festivales literarios.
Con respecto a la experiencia, el director de My Insomnia señala que no solo es el hecho de visibilizar los textos ante el público, sino también que los exponentes conozcan a otros jóvenes e intercambien sus visiones sobre la poesía para aprender y mejorar.
Otro de los gestores es Jorge Franco, quien tiene un proyecto propio, Des-Nudos de unir-Versos, un encuentro de poesía (uno que otro grupo musical) que ha llevado a cabo en Cuenca, Esmeraldas (con el colectivo Afroarte de la poeta y bailarina Yuliana Ortiz) y en Guayaquil.
Franco considera que estas actividades son necesarias en todas las ciudades, incluyendo Guayaquil, a pesar de que es considerada comercial (no se inclina a las actividades culturales). Él cobra un valor mínimo en la entrada para cubrir el uso de los equipos.
Haro acota que estas actividades “alternativas e independientes” han aparecido sin la ayuda económica del Municipio o entidades gubernamentales.
“Surgen del dinero de cada colectivo o gestor. Con lo que se ‘gana’ se paga un porcentaje al local por usarlo, a veces se alquilan equipos de amplificación, los volantes o recuerdos que se imprimen del evento y queda un poco para nuestro transporte”, cuenta el director de La Buseta.
“Es increíble la cantidad de personas que generan poesía y necesitan espacios para darla a conocer. Es vital que toda acción encaminada al fortalecimiento de la cultura en Guayaquil no esté sola, debe acompañarse de gente con buenas intenciones, conocimientos y la seriedad necesaria para desarrollarlas”, indica Franco.
Considera que algunos de los puntos importantes para organizar estos eventos son escoger bien el lugar (comodidad, seguridad, acceso al sitio, acústica), los artistas (se mantiene que sea multidisciplinario, por ejemplo, que se junte poesía, performance, música, danza, entre otros), la promoción (redes sociales, afiches ilustrados con textos sencillos de entender, registro fotográfico y audiovisual de cada actividad) y la planificación (armar un cronograma detallado para cada presentación y respetarlo en lo posible). (F)