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En “Cobra Kai”, a diferencia de la vida, los problemas se resuelven a golpes

En “Cobra Kai”, a diferencia de la vida, los problemas se resuelven a golpes
02 de enero de 2021 - 18:50 - Agencias

Empezó el 2021 y como regalo para un año que debería ser mejor que el anterior (la valla es baja, por razones evidentes), Netflix lanzó el último viernes todos los episodios de la temporada 3 de “Cobra Kai”; secuela de la saga “Karate Kid” que sigue a Johnny Lawrence y Daniel LaRusso, cuya rivalidad sigue encendida tres décadas después de la patada voladora que marcó a una generación.

La realidad que presentan “Karate Kid” y sus secuelas es que los problemas, así como las peleas cuerpo a cuerpo, no se resuelven huyendo y, al estar frente a frente con el nudo, o ganas o pierdes. Su secuela directa, “Cobra Kai”, toma esa simpleza y desarrolla tramas sin mayores pretensiones que las de entretener con nostalgia. La fórmula ha funcionado en las dos primeras temporadas y no parece cambiar con la tercera.

A continuación, SPOILERS de “Cobra Kai” temporada 3:


El ojo de la tormenta

Como consecuencia a la batalla campal de la temporada 2, el colegio ahora tiene políticas más estrictas para la interacción de estudiantes y razón no le falta, pues Miguel Díaz (Xolo Maridueña) podría quedar parapléjico para siempre y el culpable, Robby Keene (Tanner Buchanan), está prófugo. Por su parte, la concesionaria de vehículos de Daniel LaRusso (Ralph Macchio) sufre un serio golpe a su reputación. Otro que la pasa mal es Johnny Lawrence (William Zabka), quien se siente culpable por el accidente de Miguel y se sumerge (más) en el alcohol.

Pero, recordemos, esta es una serie ochentera hecha en la actualidad. Todos esos problemas se resuelven de una u otra manera para el final de temporada, pero el proceso no es gratuito y mucho menos sencillo. Con cada episodio, “Cobra Kai” temporada 3 apunta hacia el conflicto central: el dojo de John Kreese (Martin Kove) contra Lawrence y LaRusso; donde el villano tiene la ventaja de jugar sin reglas.


Kreese hace honor a la serpiente de su dojo, sus ataques son furtivos y espera el momento indicado para golpear. El personaje de Martin Kove es el que más se ha beneficiado a comparación de las películas, incluyendo infaltables flashbacks donde se conoce el origen de su “golpea primero, golpea fuerte y sin piedad”. Un trauma simplón, pero que va en línea con la serie.

A diferencia de Kove, quien sí tiene un conflicto con mayor riqueza es Sam LaRusso (Mary Mouser), traumatizada por la pelea escolar. A su dosis de melodrama por encontrarse en uno de los vértices del triángulo amoroso con Miguel y Robby se le suma el estrés postraumático ocasionado por el ataque de Tory (Peyton List); quien se mantiene como una presencia a tener en cuenta, aunque de escaso desarrollo al igual que Robby.

Pero el mejor antagonista, a veces cruel pero siempre vulnerable, es Hawk (Jacob Bertrand); quien se deja arrastrar al límite y solo entonces se descubre a sí mismo.

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El camino de los adultos

Johnny Lawrence es otro de los personajes que más crece esta temporada al alejarse del camino de su maestro, esto con la fundación de un nuevo dojo donde la violencia no es la respuesta a todo, aprendizaje tardío que va de la mano a su propia educación sentimental; después de todo, Johnny es un adolescente atrapado en el cuerpo de un adulto. Pero incluso los adolescentes crecen en algún momento.

Pero el que tiene una de las tramas que más recompensan al espectador de “Cobra Kai” es Daniel LaRusso, cuyo viaje a Japón con la esperanza de encontrar un nuevo camino promete traer repercusiones para el futuro de la serie. Esto lo consigue llevando al personaje a sus raíces, donde el cabeza dura de Daniel-san pasa por su propio proceso de aprendizaje que complementa el de Johnny.

“Cobra Kai”, más recomendable que nunca en su tercera temporada, es una carta de amor a una época recordada con nostalgia, pero también a una forma de contar historias, la fórmula de Hollywood donde los personajes hablan por medio de sus actos; donde un discurso motivador es lo único que necesita el protagonista para enfocarse y vencer al villano. No todos los problemas no se resuelven a golpes, pero qué catártico es ver a quienes sí pueden darse ese lujo. (I)

Fuente: El Comercio de Perú

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