En Cabo Rojeño y en Rigoberto se castiga el piso con 'La Voz'
Si hay dos sitios en Guayaquil donde hay “más salsa que pescado” (frase de Héctor Lavoe), estos son el Cabo Rojeño y el bar Rigoberto.
El segundo de estos locales abrió sus puertas hace 46 años. Durante ese largo tiempo, funcionó en dos lugares distintos, antes de establecerse en 15 y Cuenca (en el suburbio).
El primero se inauguró hace 33 años y también tuvo dos domicilios antes de echar raíces en las calles Rumichaca y Luis Urdaneta.
Carlos Tierras (78 años) es dueño del bar Rigoberto, cuyo nombre tiene una curiosa historia: resulta que Tierras era peluquero hace más de 4 décadas y tenía un perico en su negocio que le decía ‘Rigo’ cuando no le daba de comer. Desde aquella época sus clientes y amigos lo bautizaron como ‘Rigoberto’.
El septuagenario cuenta que fue a recibir a Lavoe al aeropuerto, cuando vino por las dos presentaciones que tenía programadas en Guayaquil. En esa época él era amigo de empresarios vinculados a la contratación de artistas internacionales, en especial los salseros; uno de ellos fue quien trajo al boricua. “Pasamos por mi local que se ubicaba en Gallegos Lara y Cuenca -cuenta-; Lavoe se bajó, entró y vio sus fotos. Se comió un pescado de los que vendemos, cuyo precio en esa época era 5 sucres”.
Tierras es cauteloso y prefiere no opinar sobre la vida de excesos que llevaba el ‘Cantante de los cantantes’. “Él tenía un potencial inmenso para hacer lo que hacía; era un intérprete que dominaba el escenario. Ver su comportamiento ahí arriba era lo máximo. Fue un caballero a carta cabal. Solo vestía smoking”. La noticia del deceso de Lavoe, ocurrido el 29 de junio de 1993, le sorprendió cuando abría su local. “Varias lágrimas derramé ese día”.
‘Don Rigoberto’ prefiere dejar de lado la nostalgia y por eso hoy pondrá todos los discos de Lavoe, como un homenaje personal a su legado. La canción más solicitada en este emblemático bar es ‘Periódico de ayer’.
Jorge Eduardo Pinoargote (61 años), conocido como ‘Yoyo’ y dueño del Cabo Rojeño, se considera un salsero de toda la vida. Aunque opta por no revelar muchos detalles, asegura que el tema ‘El Cantante’ es muy especial para él y su esposa, quien también gusta de la salsa. Pinoargote sostiene que pudo estrechar la mano de su ídolo en uno de sus conciertos en Guayaquil. Antes solo pudo verlo desde la tribuna del coliseo. En su bar no hay una canción preferida, pues todas tienen la misma aceptación. “Sus melodías no pasan de moda. Nadie lo va a superar. Tenemos unos 80 discos de él entre originales y recopilatorios”. (I)