En busca de la verdad
A cualquiera que vea nuestro semanario puede parecerle pretencioso el título que lleva. Y es que puede creer que nos presentamos al público con aires de maestros infalibles.
No es esa, sin embargo, nuestra actitud. Partimos desde el punto más hondo, más sincero, más humilde: partimos desde nuestra condición de indigentes: Vamos en busca de la verdad, como el sediento en busca del agua, como el ave en busca del espacio, como la flor en busca de la luz.
¿Qué es la Verdad? – preguntó Pilatos a Cristo. Y no tuvo paciencia para esperar la respuesta.
¿Qué es la Verdad? – se han preguntado en todo tiempo los espíritus. Y es conmovedora el ansia que han puesto en su pregunta. Pero, cuántas veces no han tenido tampoco paciencia para esperar la respuesta.
Sobre todo, no han sabido guardar la paz, soledad y el silencio, absolutamente indispensables, para poder escuchar en el interior la respuesta. Como Pilatos, han salido precipitadamente a la terraza del pretorio, a escuchar el vocerío y a dar oídos a las intrigas de los fariseos.
Y es triste ver al hombre, abandonado a la maldad ajena y a la turbación propia, tratar de persuadirle de que obre rectamente y llamar verdad a la mentira.
Y es más triste todavía ver al hombre sumido en las tinieblas, sin remordimientos, sin ansias, sin ahogos, resignado a su propia miseria. “El hombre está muerto desde que se cansa de esperar, de desear y de buscar” ha dicho un filósofo.
Nosotros no queremos esclavizarnos en el griterío de las muchedumbres, ni a la amenaza de los Césares. Nosotros no queremos morir por falta de deseos, de esperanzas, de inquietudes. Nosotros no queremos conformarnos con nuestra propia indigencia. Partimos de ella, eso sí, para ser verdaderos desde el principio.
Pero partimos llevados de un gran anhelo: de tener paciencia para escuchar la respuesta, con esperanza firme de que podremos escucharla; con el deseo ardiente de comunicar a los demás cuanto nos diga en el silencio Aquel que es “el Camino, la Verdad y la Vida”. Buscaremos la Verdad en todos los campos que están a nuestro alcance.
La buscaremos sobre todo allí en donde necesitemos de Ella: en el campo de la sociología, para ver nuestros múltiples problemas sociales y tratar de llevarles una solución VERDADERA; en el campo de la historia para reafirmar nuestra personalidad en las tradiciones gloriosas; en el campo de la literatura y el arte, para levantar nuestro espíritu a la contemplación de la belleza; en el campo de la moral, para regenerarnos con la práctica del bien y de la virtud; en el campo de la religión, para encontrar a Aquel que es el principio y el fin de todas las cosas.
“LA VERDAD OS HARÁ LIBRES”. Vamos en busca de la verdad para ser libres.
Primer Editorial escrito por Monseñor Leonidas Proaño Villalba en el Número 1 del Semanario LA VERDAD, Ibarra 14 de mayo de 1944. Este periódico cerró por quiebra económica. (CEDESA)