El whisky sumado a la pobreza entrama la comedia de Ken Loach
Ken Loach es conocido por sus tremendos dramas, con los que ha retratado fielmente la sociedad actual de Gran Bretaña, pero con The angels share, su nueva película, demuestra que la comedia es igualmente eficaz. "Empiezas a entender a la gente cuando los haces reír", afirmó en una entrevista.
Tras ganar el Gran Premio del Jurado en el pasado Festival de Cannes y el del Público Europeo en el de San Sebastián, The angels share desembarca este viernes en los cines españoles con el objetivo de "confundir al espectador" con una original y fresca historia de perdedores que dan la vuelta a la situación.
El whisky, el paro y los conflictos juveniles se mezclan en esta historia con la que Loach cambia radicalmente de registro tras Route irish. Un cambio con el que ha tratado de confundir a los espectadores, que seguro esperaban otra tragedia de su última cinta, que en diciembre se estrenará también en Italia, Suecia y Grecia, entre otros países europeos.
"Es bueno hacer lo contrario, lo inesperado", afirma el realizador británico de una historia compleja en su sencillez y en la que el humor y el instinto de supervivencia están por encima de todo lo demás.
Y eso pese a que el guión "también podía haber sido otra tragedia dadas las circunstancias de los personajes", según explica el guionista Paul Laverty, sentado junto a Loach en una entrevista que se desarrolla en una terraza al borde del mar durante el Festival de Cannes.
Porque "La parte de los ángeles" -la porción del whisky que se evapora durante su proceso de elaboración- es la historia de Robbie, un joven de Glasgow que se libra por los pelos de la cárcel, con su novia embarazada y que se encuentra, sin trabajo ni futuro, realizando trabajos sociales junto a otros muchos chicos problemáticos. Pero, por suerte, el whisky se cruza en su camino.
El punto de partida para crear la película fue el elevado nivel de paro juvenil en países como Reino Unido o España. "Es una vergüenza, una pesadilla, no solo para la gente que sale la universidad, pero es obviamente mucho más difícil para los que no han terminado la escuela", resalta Laverty. Porque estos jóvenes son estereotipados como víctimas.
"Pero cuando pasas tiempo con ellos te das cuenta de esa energía, esas ganas de vivir, esa capacidad, esa determinación, chispa, talento, e inteligencia", por lo que el filme se concentra en esos momentos de diversión, aunque no obvia la dureza de la situación en la que viven.
Y para interpretar a estos chicos, Loach y Laverty se rodearon de un grupo de actores que han salido del medio social en el que se desarrolla la historia de la película y que en algún caso, como el del protagonista, Paul Brannigan, no contaban con experiencia previa en el cine.
"No fue no difícil dirigirles, simplemente había que dejarles hacer", recuerda Loach, que considera que todos los actores de la película "son muy verdaderos, interpretan de forma muy real". Y además, agrega: "Los personajes creados por Paul se ajustan perfectamente a ellos".
El guión se modificó en algunos detalles para ajustarse a los actores elegidos -junto a Brannigan, John Henshaw, Gary Maitland o Jasmin Riggins-, que pusieron parte de ellos mismos en sus papeles. "Cuando encendía la cámara y miraba en sus ojos podía ver más allá de sus miradas", afirma Loach.
"De alguna manera la película muestra una situación real que es muy dura pero estos chavales tienen una mentalidad y una energía tremenda y eso es lo que levanta la película y le da fuerza", añade Brannigan. A sus 25 años, el escocés reconoce que le cambió la vida participar en la cinta, cuya historia tiene muchas similitudes con la suya.
Aunque no en lo que se refiere al whisky, en torno al cual gira toda la historia. "Me gusta el whisky de malta, pero no tanto como a mi personaje", reconoce Brannigan con un tono divertido.
La idea de dar ese protagonismo al whisky partió de Laverty, como reconoce Loach, a quien le pareció apropiado usar un elemento que los turistas conocen de Escocia pero que los chicos de allí desconocen porque no lo beben debido a su alto precio.
La película muestra la "disparidad entre un mundo acomodado en el que se gastan decenas de miles de libras por una botella de whisky y en el otro lado gente que está en la pobreza". "Es el drama de la vida diaria", ya sea a través de la comedia, la tragedia o cualquier otro género, es "la vida diaria de cualquier persona", señala Loach.