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El viaje de una chica Disney hacia la madurez

El viaje de una chica Disney hacia la madurez
23 de febrero de 2013 - 00:00

Mia Thermopolis, una jovencita de 15 años,  asumía las peripecias de ser una adolescente rechazada; portadora de lentes de marco grueso, cabello alborotado y sin forma, cejas pobladas, rostro no muy agraciado. Minutos después esta muchacha se convertiría en la princesa de Genovia. Esa fue la primera imagen en la gran pantalla -y más reconocida- que tuvimos de Anne Hathaway, quien dejó la tiara para convertirse en prostituta francesa que carga con la miseria de la pobreza, y así mostrar su madurez actoral como Fantine, en “Les Misérables”, papel por el que está nominada a los premios de la Academia, como Mejor actriz de reparto.

Hathaway solo tenía una brújula que apuntaba hacia el fracaso. A sus 16 años fue rechazada en cada uno de los papeles para los que audicionó.  Su frustración crecía, hasta que Disney, cuando ella tenía 18 años  la lanzó frente a las cámaras.

En esa época pasó una etapa de absorbimiento de sus sobreprotectores padres. Según el director de “The Princess Diaries”, Gary Marshall, ellos estaban en desacuerdo con su participación en la película porque, si bien la madre de la estadounidense fue actriz y parte de musicales, su profunda moral y raíces católicas no los dejaban confiar en la industria del cine.

Sin embargo, luego de interpretar las dos películas de  “The Princess Diaries” (2001-2004) como Mia Thermopolis, y de haberse ganado el aprecio de espectadores juveniles, a sus 30 años ha desarrollado varios papeles que, dejando a un lado ciertos flicks, la han convertido en una actriz que apunta hacia la realeza actoral.

“Brokeback Mountain” (2005), del director también nominado a los premios Oscar, Ang Lee, consolidó cierta adultez en la vida de Hathaway. Su personaje era Lureen Newsome Twist, esposa de un vaquero homosexual. Lo que más resalta de su participación en el filme fue el cambio físico-psicológico que mantuvo durante toda la trama. De ser una bella y coqueta mujer, los golpes de su turbulenta relación con Jack Twist, interpretado por Jake Gyllenhaal, contribuyeron a su envejecimiento y dureza. Cada paso que da en los 20 años en los que se desarrolla el largometraje es completamente creíble.

Luego, actuar con Meryl Streep en “Devil Wears Prada” (2006) también fue bastante significativo. De acuerdo con Hathaway, no tenía un papel complejo que jugar, y eso es cierto; se convirtió en Andrea Sachs, una muchacha torpe e insegura que consigue el trabajo de coasistente de Miranda Priestly (Streep), editora de una importante revista de modas. Si bien su actuación no iba a ser –y no fue- mayor a la de Streep, su personaje supo cómo jugárselas y crear simbiosis entre la experiencia de la ganadora de varios Oscar y las cualidades de la joven que solo quería limpiar su trayectoria, ya que según manifiesta Hathaway, haber participado en el filme producido por Disney le resulta ahora “alérgico”.

Hay papeles de Hathaway que en definitiva han pasado desapercibidos, entre ellos, el de la película “Becoming Jane” (2007), en la que interpretó el personaje de la escritora Jane Austen. No obstante, el siguiente año, gracias a su actuación en la película “Rachel Getting Married”, del director Jonathan Demme, fue por primera vez nominada en su respectiva categoría, como mejor actriz principal en los premios del Sindicato de Actores (SAGA), premios Oscar y Globos de Oro.

La complejidad del papel que interpretó fue uno de los mayores logros para Hathaway. Ser Kym, una joven que regresa de rehabilitación a su casa, para el matrimonio de su hermana y quien carga consigo un sinnúmero de asperezas y dramas del pasado, llevó a Anne a descubrir ciertos artilugios de honestidad que han pulido su técnica de actuación: entender al personaje y no repensar demasiado sus características, hacer que el papel sea creíble aunque no siempre querido o amado por el público, ser fiel a su psicología, manías, y ser coherente con las que considere las  “verdades más profundas” del personaje. Claro, son criterios básicos para la actuación, pero es un testimonio de que la trayectoria de Hathaway, más allá de sus primeros éxitos, siguió un proceso paulatino de maduración.

Una de las comedias románticas en las que participó fue “Love and other drugs” (2010), volvió a escena con Jake Gyllenhaal, y su personaje, una joven artista que sufre de Parkinson, la llevó a ser nominada a los Globos de Oro como Mejor actriz de comedia. Y podría decirse que este es otro caso en el que una actuación sobrepasa el nivel del guión o dirección.

Ser Gatúbela en la película “The Dark Night Rises” (2011) se convirtió en todo un reto para Hathaway, porque comprendía que “desplazar” a grandes actrices como Michelle Pfeiffer iba a ser complicado. Si bien el presidente Obama afirmó que ella ha sido la que mejor ha interpretado el papel, para la crítica esto dejó un sinsabor porque los estándares que tenían marcados para la actuación de este rol eran más altos.

Hasta este punto, varios de los filmes en los que participó crearon una atmósfera un poco predecible y un tanto inevitable en la vida de la actriz. Fue insertada en el mundo de la moda hollywoodense, por lo que ahora es una de las más esperadas en las alfombras rojas, codiciada para portadas de numerosas revistas y blanco para hablar de los típicos escándalos del mundo actoral estadounidense, pero hay que aceptarlo: el glamour y ella resultan inseparables. Todo esto, lastimosamente, ha logrado cierto desmerecimiento de su calidez como artista. Pero con “Les Misérables” quiso probar todo lo contrario.

Cuando pequeña Hathaway soñaba con ser Cosette y poder subirse al escenario junto a su madre, quien en 1987 formó parte del tour del musical de “Les Misérables” e interpretó a Fantine. Personaje que ahora se convierte en la consagración de Anne y punto clave de todo el camino recorrido y forjado.

Aparece en la película al menos por 40 minutos, pero en ese poco tiempo denota su compromiso con la joven que se ve obligada a prostituirse para enviarle dinero a su hija Cosette. El rostro demacrado por el sufrimiento y su cuerpo escuálido, resultado de la dieta que realizó la actriz en la que bajó alrededor de 20 libras, acompañaron a Hathaway durante el rodaje, en el que su aguda voz estremeció a la audiencia en la canción “I Dreamed a Dream”. El sufrimiento del personaje se notaba completamente en las lágrimas y esa voz desgarradora de la actriz –hay que precisar que los temas fueron cantados en vivo cuando estaban actuando, no fueron pregrabados-.

“Ahora la vida ha matado el sueño que soñé”, canta la desventurada Fantine, todo lo contrario a lo que experimenta en estos momentos Anne Hathaway ante los galardones y dádivas. Pronto, si continúa con su delicadeza y capacidad de conmover, podrá ganarse la corona real que desde sus inicios tanto busca.

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