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“El Útero”, otro espacio cultural clausurado por la policía

El Útero, espacio sociocultural” está clausurado desde el 16 de noviembre. En la casona hay talleres y un estudio de grabación.
El Útero, espacio sociocultural” está clausurado desde el 16 de noviembre. En la casona hay talleres y un estudio de grabación.
Foto: John Guevara / et
20 de noviembre de 2019 - 15:04 - Redacción Cultura

En la puerta del espacio cultural “El Útero” hay dos sellos de clausura. Uno es de la Agencia Metropolitana de Control (AMC) y, el otro, de la Intendencia General de Policía de Pichincha. Ambos están allí desde la 01:00 del sábado 16 de noviembre de 2019.

Esa madrugada la AMC “realizó un operativo de control del espacio público y licenciamiento”, anunció ese organismo. Como parte de esas acciones, más de una decena de policías llegó en un bus blanco, con autoridades de las dos entidades mencionadas.

Lo que se celebraba en “El Útero” en el momento de la intervención era un encuentro de Dj y sonidos electrónicos, la fiesta “Deviance”, que ya había tenidos ediciones anteriores, según la coadministradora del espacio Luz Albán.

Hicieron requisas a los asistentes pese a que tenemos varios permisos, incluida la LUAE (Licencia única para actividades económicas), cuenta la gestora; “el problema es que este documento no abarca todas las actividades culturales que realizamos”.

“En cumplimiento de sus funciones −confirma en un comunicado la AMC−, el funcionario a cargo procedió a establecer un acto de inicio con medida cautelar de clausura al establecimiento (...) Al ingresar al local se verificó el ejercicio de actividades diferentes a las declaradas en su LUAE, tales como el expendio de bebidas alcohólicas”.

El úteroLos hermanos Luz y Esteban Albán administran el centro cultural y coinciden en que los permisos para que estos espacios funcionen son insuficientes. Foto: John Guevara | et

El aporte sugerido para ingresar la noche del viernes había sido de $ 5, según el fanpage del local. Y con ese pago se entregaba una cerveza de cortesía, admitió Esteban Albán, otro de los administradores. “El conflicto se da porque no existe una licencia específica para centros culturales, que abarque todas nuestras actividades”, insiste Luz.

Y ese es el argumento que ha puesto en debate a las normativas para estos sitios. “El Útero” trabaja con un Registro Único de Contribuyentes (RUC) que incluye espectáculos escénicos, montajes circenses, talleres de danza, venta de artesanías, estudio de grabación o producción audiovisual. Además, se realizan ferias, conciertos, reuniones y fiestas.

“Tratamos de explicar a las autoridades que hay un vacío legal, y dificultades para sacar esos permisos”, dice Luz, “pero nos limitan y reducen su visión como si se tratara de un bar de La Mariscal”.

La cultura de la fiesta tiene distintos ámbitos”, advierte Esteban, “las culturas y sus expresiones deben tener espacios, cabida en la ciudad, por eso tenemos un calendario con exposiciones que ahora están interrumpidas”.

Ambos gestores ejercen sus labores de forma autogestiva. Por ello, más que incentivos, piden la regularización de su trabajo y no han dejado de ampliar la oferta cultural de “El Útero”. En el momento que este los visitó, estaban haciendo los acabados del café-cocina Kawá, que iban a inaugurar este sábado 23. Ahora tendrán que esperar al menos hasta el 26 de noviembre, cuando se realicen dos audiencias sobre el caso, en las que miembros de AMC e Intendencia darán sus testimonios.

El Útero

“Kawá, Cocina café cultura” es uno de los emprendimientos que harían autosustentable al espacio, pero su apertura se aplazará debido a la reciente clausura. John Guevara / et

Un altercado durante la clausura y el llamado a debate público

En medio de la fiesta “Deviance” −a la que asistieron unas 200 personas−, no todas las habitaciones de la casona patrimonial que arrienda “El Útero” estaban abiertas a los asistentes. Una puerta fue forzada por un policía que, al ser interrumpido por uno de los gestores, fue inmovilizado, según recuerda Esteban Albán.

“No era necesario que hicieran eso y se los dije”, cuenta Luz Albán. “Tuvimos miedo incluso de registrar lo que hicieron en nuestros celulares”, se queja Esteban. Al final, no hubo detenciones y solo una entrada al lugar tiene sellos de clausura porque los administradores explicaron que las otras dos funcionan como accesos de personas que trabajan dentro diariamente.

“La AMC no está en contra de las actividades culturales”, consta en el comunicado del Municipio, “sin embargo, trabaja por recuperar el orden, control y cumplimiento de la normativa metropolitana”.

“El Útero, espacio sociocultural” es parte de la Red de Espacios Escénicos (Red) que ha rechazado la intervención y exige al Cabildo y otras autoridades que se establezca “una mesa técnica de trabajo para poder resolver la creación de una LUAE diferenciada para espacios culturales”.

Si este caso se soluciona, quedará un problema de fondo: que se regulen los espacios para la cultura desde una ordenanza que no atienda los requerimientos de gestores y artistas”, coinciden Luz y Esteban Albán ahora ocupados en los detalles de los nuevos servicios de “El Útero”. Mientras tanto, algunas de las actividades que tenía en marcha se están realizando en “Casa Mitómana, invernadero cultural”.

Otros sitios de este tipo en los que ha intervenido la AMC han sido el centro cultural “Rompecandados”, al sur de la ciudad; la carpa escénica del colectivo “La Insensata”, al nororiente y hasta una andoteca en La Floresta, al norte. (I)

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