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El encuentro ajusta detalles sobre el eje planteado por su curador

El terremoto sería tratado por la Bienal de Cuenca

Cristóbal Zapata (izquierda), Cardoso y Méndez durante la presentación de la imagen de la bienal.
Cristóbal Zapata (izquierda), Cardoso y Méndez durante la presentación de la imagen de la bienal.
Bienal de Cuenca
10 de mayo de 2016 - 00:00 - Redacción Cultura

En noviembre, Dan Cameron, el estadounidense que este año lidera el trabajo curatorial de la XIII Bienal de Cuenca, planteó como eje del encuentro la ‘Impermanencia. La mutación del arte en una sociedad materialista’. Cameron parte de la autocrítica: el arte se ha preocupado por prolongar su existencia, en lugar de establecer diálogos con su entorno que puedan conectarse, desconectarse y juntarse nuevamente.

El curador hizo una lista de 46 artistas que comparten “un interés por reflejar las debilidades y locuras de la existencia humana vinculadas a nuestra condición esencialmente fugaz”. En la lista figuran 12 ecuatorianos a quienes Cameron visitó, en algunos casos, en sus talleres, o estableció un diálogo a partir de su práctica artística. Ellos han ido consolidando su trayectoria en el campo de las artes contemporáneas a partir de cuestionamientos de símbolos, poderes y jerarquías.

“La exhibición reconoce que los desafíos de hacer arte comparados con algunos de los obstáculos más grandes de la existencia humana -como la desigualdad, las migraciones, la guerra- pueden parecer menores y triviales para quienes no están al tanto de su relevancia, de la misma forma que nuestra especie probablemente parece insignificante cuando se compara con la totalidad del cosmos que nos rodea. Y, sin embargo, hacemos y apreciamos el arte por razones profundas y primordiales que, a veces, incluyen el deseo de preservar nuestro nombre después de la muerte”, apunta Cameron.

El poeta y también curador de arte Cristóbal Zapata, quien funge de director de la bienal, sostiene que “la mayoría de las obras, tanto de los artistas nacionales e internacionales, están atravesadas por esta idea de lo efímero, unas más que otras, un poco como elementos constitutivos de lo que son las prácticas artísticas contemporáneas o, en su defecto, son obras que también entrañan una reflexión generalmente poética y simbólica sobre la propia condición humana, como una condición esencialmente vulnerable y, a su vez, perecedera, finita”.

En la lista figuran María José Argenzio, Pablo Cardoso, Luis Chenche, Alexandra Cuesta, Fidel Eljuri, Juan Carlos León, Janeth Méndez, Óscar Santillán, Karina Aguilera Skvirsky, Damián Sinchi, Oswaldo Terreros y Klever Ajila (Kelver Ax).

La obra de Kelver Ax se integra a esta bienal como un homenaje, un tributo póstumo a un autor que comprendió la vida en su cualidad de fugaz, como escribe en el poema ‘Breve’: “Breve/ así comprendí la vida a la edad de 5 años al ver sacrificado el pollo blanco/ que semanas atrás/ me regaló mi madre”.

Oswaldo Terreros, otro de los participantes de esta edición, llegará con su propuesta museográfica organizada en tono de mitin político a los actores sociales. Aunque el espectador podría tener una idea de lo que va, la obra de Terreros apunta siempre a lo inesperado.

En lo que va de su último bloque de Gráfica y Militancia del Movimiento Gráfica Revolucionaria para Simpatizantes Burgueses (GRSB), Terreros apunta a lo impermanente desde la “búsqueda por interpelar a la construcción histórica, a cómo en la actualidad perviven los movimientos sociales, hablando de la noción de poder. Cómo se sostienen las asociaciones obreras a pesar de que están bastante debilitadas. Estas son importantes a pesar de estar aisladas y no tienen una articulación. Sigo revisitando la idea de modernidad como inconclusa. No interpelo un tipo de gobierno sino un pensamiento, lo que pensamos como progreso”, apunta Terreros.

Desde su trabajo en la ebanistería, Daniel Sinchi basa su proyecto “en la impertinencia, no en lo material de la obra, sino más bien en la imperancia de la forma de la obra”, dice. Para él, a pesar de que el material en el que trabaja es la madera y se ajusta al molde que le da y permanece, la escultura tiene una impermanencia en la idea que le dé el público”, dice.

María José Argenzio, antes de su tránsito a una muestra que presentará en México el próximo mes, visitó Cuenca para recorrer los espacios de la bienal y plantear una obra/instalación. Esta ha sido una preocupación en su trabajo, evidenciándose en obras como ‘Nobleza obliga’, en la que las piezas que cuestionan la élite a través de una reinterpretación de las figuras de la heráldica buscan en cada espacio de exhibición una museografía propia.

Ninguna de las obras por presentarse está del todo definida y a la propuesta de Cameron se añade la preocupación que comparten los participantes ecuatorianos de la bienal, que miran desde dentro, o desde afuera, cómo una parte del país plantea reconstruirse, tras el terremoto del 16 de abril.

Para Santillán, este fenómeno que puso en evidencia lo impermanente de las construcciones humanas va a ser fundamental en la visión de la bienal. Santillán cree que hay que buscar maneras para “articular las problemáticas que se han evidenciado y también las historias que han partido, que se han ocasionado desde del terremoto. Creo que esto, de alguna manera, hay que tenerlo en cuenta. Todos queremos ser parte de esa reconstrucción y al mismo tiempo debemos pensar cómo hacerlo, cómo articularlo sin que signifique, de ninguna manera, una instrumentalización de la tragedia, que suele ser un mal común del arte latinoamericano”. (I)

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