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El teatro latinoamericano despide a Santiago García

Santiago García fundó en 1966 el grupo La Candelaria
Santiago García fundó en 1966 el grupo La Candelaria
lafm.co.com
23 de marzo de 2020 - 17:26 - Jéssica Zambrano Alvarado

El actor, dramaturgo y uno de los fundadores del teatro colombiano La Candelaria, Santiago García murió este lunes 23 de marzo a los 91 años, en Bogotá.

García, además de llevar adelante uno de los proyectos más importantes de la región, como lo es  La Candelaria, fundada en 1966 con otros intelectuales y artistas colombianos, fue uno de los precursores del proceso de creación colectiva para el teatro.

“Los hombres y mujeres del teatro tenemos claros nuestros dolores porque hemos conformado grupos y públicos, hemos sabido convivir entre diferentes y hemos tramitado la divergencia en la creación, un lugar sagrado y misterioso que permite recrear la vida y por lo tanto contribuir a transformarla”, dijo en su discurso cuando fue designado Embajador Mundial del Teatro por la Unesco.

Patricio Vallejo, uno de los fundadores de la agrupación de teatro Contraelviento, fue uno de los actores ecuatorianos que más vínculo tuvo con García, primero a través de una residencia con el grupo, en Bogotá (1992), luego como intérprete del unipersonal Adiós (2002), propuesta que lo llevó a dirigir de un proceso teatral de los alumnos de quinto año la facultad distrital de Francisco José de Caldas.

“Permanecí allí siete meses, fui vecino de Santiago García y eso nos permitió establecer una relación más personal. Conocí de su filosofía, su amor a la física cuántica”, relata Vallejo.

El actor considera que la influencia de García en el teatro latinoamericano, sobre todo en el hecho de la creación colectiva ha sido sustancial.

Señala que en Contraelviento son defensores de su método, “creemos que el camino de la creación colectiva es vigente en nuestro tiempo. No es la misma que la que proponía Santiago García y La Candelaria, pero su condumio, su concepto teatral se mantiene: la creación grupal y el sostener la creación del teatro independiente”.

Hugo Avilés, dramaturgo, actor y uno de los precursores del género impro en Ecuador, dice que García fue un teórico y un practicante acérrimo, consumado en la creación colectiva, la cual abordó científicamente.

Señala que lo hizo “no solo como un compendio de entusiasmo de un elenco que quería poner un tema en escena, la fue explorando con otras ciencias como la sociología, la antropología, la arqueología, la semántica, la semiótica, para llegar a una escena dialéctica, confrontativa, que refleje los pro y contra de la sociedad. Fue un luchador permanente de causas sociales y así lo demostró en todas sus puestas en escena”.

Avilés lo conoció en 1997, durante una visita que hizo a Manta y se volvió a encontrar con él 10 años después en Bogotá. Su agrupación teatral estudió profundamente el proceso que, señala, a García no le gustaba llamar método, de Creación Colectiva en los montajes de las obras La Empresa Perdona un Momento de Locura y también en Colcha de Retazos.

Para Vallejo, “Santiago García es una de las luces para el teatro independiente latinoamericano, no solo para Contraelviento. Si abrimos el zoom para entender la creación teatral podemos afirmar que el teatro de creación colectiva es un patrimonio cultural y debería protegerse y cuidarse. Sería un gran homenaje a un maestro que abrió el camino en cuidar, proteger, cuidar, sostener materialmente al teatro de grupo independiente, que por lo menos en nuestro país se ha desatendido”.

El grupo guayaquileño Muégano Teatro se unió al pesar por su muerte. Compartieron un comunicado en el que señalan que “Santiago y su grupo, de manera destacada Patricia Ariza, fueron claves en distintos momentos para Muégano, para sostenernos, para comprender el teatro como un laboratorio no sólo del cambio social, sino también del afecto y de la reconstitución de la dignidad humana y de la integridad, la alegría y la felicidad de las personas”.

Santiago fue su huésped en 2006, en Los Encuentros Brecht de Guayaquil que produjeron en el ITAE, “y antes y después de eso, cada vez que nos lo encontramos en algún lugar, siempre gracias al teatro, siempre nos ofreció su horizontalidad, su generosidad y su sentido del humor. Amaba a Quevedo, a los clásicos y a los revolucionarios, y amaba compartir sus conocimientos, dar clases y ser un cachondo, pero sobre todo amó a su familia, a su grupo, a su ciudad, a su país, a América Latina, a la especie humana”.

Patricio Vallejo reafirma la idea de que “Santiago sistematizó su pensamiento, pensó el teatro, su rol en la sociedad, el trabajo del actor, la manera de crear del actor, de la actriz en el teatro, eso logró trascender las fronteras y llegó a influir en el teatro del mundo”. (I) et

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