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El Telégrafo
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43 artistas compiten por el premio musa paradisiaca

El Salón de Machala es más que un concurso de pintura

El jueves 23 de junio será la entrega de los premios de artes visuales Musa Paradisiaca, durante su VII edición.
El jueves 23 de junio será la entrega de los premios de artes visuales Musa Paradisiaca, durante su VII edición.
Cortesía
15 de junio de 2016 - 00:00 - Redacción Cultura

Desde hace 7 años se celebra el Salón de Junio -hoy rebautizado como Salón de Machala- pero, a decir de su director Enrique Estrella, desde hace dos, cuando él asumió su conducción, el evento ha dado un giro radical, tanto así que ya no es solo un certamen de pintura sino un espacio en el que confluyen otras formas del quehacer cultural. “Nuestro objetivo fue hacer una reformulación total, originar una real vinculación del arte nacional e internacional; lo de internacional solo lo tenía en el nombre porque no lo reflejaba”, opina Madrid, quien asegura que las ejecuciones que han realizado han tenido condigna acogida de parte del público.

Esto ha sido posible porque las políticas emprendidas han buscado, sobre todo, una vinculación de la comunidad, en especial de Machala, con la cultura; una interacción que se ha facilitado mediante la utilización de proyectos y planes que han dado buenos resultados. “Hoy el Salón de Machala no es solo un concurso de pintura o de artes visuales; aquí se dictan conferencias, talleres, seminarios, charlas, siempre buscando captar el interés de la comunidad por el arte”.

Apelando a los que saben, Madrid señala que, entre las principales opciones que han activado están la Curaduría Pedagógica, el Laboratorio de Arte Comunitario - LAC, y los Domingos en Familia. Todos estos programas lo que buscan es facilitar el aprendizaje de la comunidad no solo de la pintura y las artes visuales, sino la toma de conciencia sobre otras formas de hacer arte. “Por ejemplo, del Laboratorio de Arte Popular, mediante una rigurosa selección, se escogió a dos personas para que, durante la celebración del Salón, sirvan de guías y mediadores culturales entre las obras y el público. Antes no había quién o quiénes enseñaran a leer las obras. Si hay un lenguaje abstracto o neofigurativo, ahora se lo va a explicar con libros y recursos tecnológicos”, indica Madrid. La idea, según el director del Salón, es lograr que este “salga, en el sentido de que se vincule con la comunidad”, y deje de ser un lugar reservado para los especialistas.

Cuarenta y tres participantes

Para la presente edición, cuyo cierre de inscripciones fue el 18 de mayo pasado, se presentaron 180 artistas de países como Corea del Sur, Colombia, Chile, Bolivia, Costa Rica y Ecuador. Todos ellos enviaron sus obras en formato Portafolio Gráfico.

Una vez que el jurado -integrado por James Clower, de EE.UU; Lucas Ospina, de Colombia, y Marcio Tavares, de Brasil- las analizó, quedaron 43, los cuales van a optar por el premio de Artes Visuales Musa Paradisiaca (nombre científico del banano), tal como se ha denominado el galardón.

El invitado especial

Este año el personaje especial invitado es el pintor estadounidense Virgil Elliot, conocido por ser uno de los pocos maestros vivos por el Art Renewall y por haber escrito un libro sobre técnicas avanzadas de pintura al óleo, así como conceptos sobre pintura desde el Renacimientos hasta la actualidad. Es conocido también por sus profundos estudios, publicados en varios medios, sobre Rembrandt y Tiziano.

Dentro del programa de actividades está previsto que Elliot de una charla magistral el 24 de junio, a las 18:30, en el Centro Municipal de Arte y Cultura Luz María Ribera de Mora, lugar en donde se celebra el Salón de Machala.

Zapata: Un cambio positivo

Cristóbal Zapata, director de la Bienal de Cuenca, califica el trabajo de quienes dirigen el Salón de Machala, como muy positivo porque “está siendo ejecutado por gente con la formación cultural necesaria para darle más vigor”.

El reto que tiene el Salón de Machala y la ciudad, lo más importante, es crear las condiciones para tener espacios idóneos y adecuados para el despliegue de las obras, opina Zapata, quien también recalca que “pueden tener a Picasso, pero si no tienen la capacidad para ponerlo en escena, para su correcta apreciación, es poco lo que se gana”.

Involucrar a la gente

Stefany Guzmán estudia en la Universidad de las Artes y cree que el Salón ha replanteado, mediante un gran esfuerzo, lo que estaba mal. “Este Salón está enfocado en idear programas que involucren a la comunidad con el arte, algo que antes no sucedía. Machala es una ciudad en donde el arte no está fortalecido; se pensaba que no había interés, pero lo que no había programas que canalizaran ese interés”, comenta Guzmán.

Considera que lo más importante es lograr que la comunidad forme parte de la actividad cultural pero con una verdadera formación respecto de lo que significa el arte. A esta razón se debe -señala-, el hincapié en que quienes estén involucrados en esa labor tengan una sólida formación pedagógica. (I)

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