Las propuestas seleccionadas se expondrán hasta el 24 de agosto en las salas del museo municipal de guayaquil
El Salón de Julio no supera las críticas
La edición anual del Salón de Julio se expone hasta el 24 de agosto en el Museo Municipal de Guayaquil. Su premiación, como la de los últimos 5 años, llegó para la escena de artistas locales con menos expectativas y con las críticas que se le han ido acumulando a su metodología.
Por quincuagésima quinta ocasión se premiaron 3 obras de artistas ecuatorianos y otras 3 recibieron menciones de honor. 25 propuestas fueron preseleccionadas de un total de 130, con las que el jurado internacional hizo la selección final.
Sergio Bessa, director de Proyectos Culturales del Museo de Bronx; Adriana Nacheli Morales, directora del museo de la Universidad Autónoma de Puebla, en México; y su esposo Michael López Murillo se mostraron satisfechos del fallo, justificando la compatibilidad de las obras ganadoras entre su calidad estética y los argumentos de sus fichas técnicas y ‘statements’.
Por su parte, Melvin Hoyos, director del Museo Municipal de Guayaquil, entidad que organiza esta actividad, recalcó durante la ceremonia de premiación que el evento “habla del adelanto en las artes plásticas en Guayaquil y la patria”, a lo que agregó que esta “evolución debe llegar a las masas con un lenguaje que la masa entienda”, aludiendo a la ‘democratización’ de la cultura.
Las bases y los jurados
Desde las bases, este Salón se enfoca en la pintura, sin embargo, la admisión de proyectos en distintos formatos ha demostrado que en realidad se ha constituido como una vitrina para el arte contemporáneo en general.
Al respecto, Amalina Bomnin, la directora de este año del Salón, comentó que a pesar de que a sus 55 años este espacio ha sabido mantenerse, cree necesario incorporar otro tipo de soportes, para que haya mayor apertura y gane credibilidad. Entre estos, consideraría la escultura y la fotografía, por ejemplo.
Hay quienes consideran que la credibilidad del Salón debe sostenerse en otros aspectos, que van más allá de lo comentado que ha sido el impedimento de propuestas artísticas ‘cuyo contenido sea pornográfico, es decir obsceno, lo cual no impide manifestaciones de carácter erótico o desnudo’.
Uno de los puntos criticados de esta edición ha sido la muestra y las deficiencias que presenta.
Parte de las 25 propuestas preseleccionadas por el jurado nacional se distancia de la calidad de exposiciones en otras galerías y espacios para el arte contemporáneo en la ciudad, e incluso de la muestra ‘De-Construcción’, que presentó Javier Gavilanes en la misma sala donde se presentan los trabajos ganadores del Salón de Julio.
Michael López Murillo, miembro del jurado, comentó que en el cuerpo de obras que les entregaron, encontraron vacíos formales y conceptuales. “No sé cómo llegan estas piezas hasta aquí. De lo que observé, había muchas que además de una carencia estética no guardaban relación con su statement”, comentó López, quien considera que las ganadoras sí tienen un pensamiento crítico sobre un entorno social y político, que desde su criterio es en lo que debe trabajar el arte.
Para Pilar Estrada, una de las fundadoras de la Galería NoMínimo y exdirectora del Museo Municipal, la calidad del Salón se mide no solo por las obras ganadoras, sino por las expuestas.
Estrada considera que el Salón tiene una pretensión de inclusión que se vuelve demagógica y con la cual los premios no son exclusivos de la calidad de las creaciones.
A pesar de las inconformidades del propio jurado con las obras preseleccionadas, todas serán expuestas durante un mes.
El crítico de arte Rodolfo Kronfle, en una entrada de Río Revuelto, blog del cual es editor, además de comentar el exceso de trabajos del Salón de Julio de este año, se refirió al montaje como un trabajo hecho “con 2 criterios claramente distintos: la de entrada, con todo arrejuntado y apiñado, que concentraba lo más turro, cutre e ingenuo (excepciones son Navas, J. Gavilanes y Valdez), y la del fondo con lo premiado (casi todas obras elegantes pero tibias: nada que emocione, que mueva el piso, que confronte, que proponga), que cuenta con los debidos espacios y respiros entre las obras”.
Por otro lado, desde 2011 se utilizan 2 jurados, uno de selección y otro de premiación. Este formato es un atasco para el Salón, según personas cuyos trabajos están vinculados al arte.
Romina Muñoz, docente y curadora, lo mencionó en “25 obras admitidas. 16 espantos”, una entrada de Río Revuelto. “La inclusión de un jurado de selección además del de premiación resulta problemático ya que, como se ha mencionado de forma reiterada, presume más de “(...) una suerte de veeduría conducente a complacer demandas”, escribe Muñoz en su entrada.
Para Pilar Estrada esta preselección no permite que el jurado de premiación pueda seleccionar de un total de muestras. Ya lo dijo Susan Rocha, curadora del Museo de Arte Contemporáneo en 2013, “el formato del Salón de Julio posee un modelo ilustrado, donde se premia a una obra y no a un proceso”.
Ese modelo que se ha impuesto por la estructura de las bases del Salón y el proceso de selección se distancia de ‘democratizar’ la información que envían los artistas, con la que se determina a los ganadores.
Entre 2009 y 2010 cuando Estrada dirigió el Museo Municipal contribuyó a la transparencia del proceso con la conformación de un blog en el que se recogía toda la documentación de las creaciones enviadas. Una vez que Estrada estuvo fuera del museo, las autoridades no siguieron con el blog, sin que se justificaran públicamente las razones para descontinuarlo.