El rostro opaco del cine de Hollywood
En la edición Nº 72 del suplemento de cultura Cartón Piedra, que circula todos los domingos con el diario El Telégrafo, se presentará como tema central una lectura crítica de las películas ganadoras en la última entrega de los premios de la Academia.
Pablo Fiallos, quien realiza este trabajo, señala que -a veces- parece que los tiempos han cambiado. “Ya el teatro donde se celebra la entrega no se llama Kodak, sino Dolby, como símbolo del indetenible avance de la tecnología y la era digital. Y mientras tanto, los Oscar no dejan de generar más dudas sobre su calidad como reconocimiento. Ahora, aparentemente, ganó la diversidad. Sin embargo, lo único que queda claro es que continúa primando esa autocomplacencia infinita”.
El cineasta Alex Schlenker, que complementa este debate, propone un texto donde reflexiona sobre la industria cinematográfica que se produce desde la maquinaria audiovisual de Hollywood.
Schlenker apunta: “Es en la grandilocuencia del efecto visual en donde la pregunta por el sentido se disuelve con el estruendo y el humo de las bombas. Si Spielberg recreó el ‘Día D’ no fue para preguntarse por el sentido de la guerra como catalizador para modificar el mapa de la geopolítica mundial (si bien Estados Unidos entraba a la II Guerra Mundial en condición de ‘colado’, saldría de la misma como la nueva potencia mundial), sino para reafirmar en el espectador un condicionamiento operante que dejaba en claro el sacrificio humano necesario para defender el bien”.
En febrero se conmemoró el centenario del nacimiento del artista lojano Eduardo Kingman, uno de los grandes exponentes de la pintura expresionista ecuatoriana. Su obra se expuso por primera vez en 1933, desde entonces fue mostrada en América y Europa y reconocida entre las mejores de Hispanoamérica. A lo largo de su carrera, Ecuador lo reconoció con varias condecoraciones, entre las que destaca el premio “Mariano Aguilera” que le fue entregado en dos ocasiones, por sus trabajos “El carbonero” (1934) y “Yo el prójimo” (1959). Andrea Moreno, coordinadora del Museo de la Ciudad, recorre la vida y obra de Eduardo Kingman.
El escritor guayaquileño Luis Carlos Mussó nos presenta un artículo que indaga sobre la ciudad y sus personajes en la cuentística de César Dávila Andrade, considerado como el mayor representante del relato breve ecuatoriano.
Mussó expresa: “La de César Dávila Andrade es una obra narrativa sólida y que se sumerge en las crisis del ser humano moderno del Ecuador, que son las de Latinoamérica. Al abordarla, deseamos atenazar con nuestras pinzas los elementos que contribuyen a evidenciar su espacio dentro de la modernidad en nuestras letras”.
“Viaje al santuario de Huidobro” es la crónica que Paul Hermann realiza sobre su visita a uno de los lugares simbólicos más concurridos por escritores, estudiosos literarios y seguidores de la obra del gran poeta chileno Vicente Huidobro.