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Se tardó 2 años en traducir cada tomo de la obra

‘El Quijote’ está en quechua y se lee en la Academia

La traducción se lee como: Yachay sapa wiraqucha dun Qvixote Manchamantan. Foto: Guamanpoma
La traducción se lee como: Yachay sapa wiraqucha dun Qvixote Manchamantan. Foto: Guamanpoma
07 de julio de 2015 - 00:00 - Redacción Cultura

Demetrio Túpac Yupanqui tardó 2 años en traducir cada una de las 2 partes de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha a su idioma nativo, el quechua.

La obra universal de Cervantes se lee como: Yachay sapa wiraqucha dun Qvixote Manchamantan en el idioma que fue parte del Imperio Inca, habita en los Andes y sobrevive con variaciones en varios países de América Latina con aproximadamente 10 millones de hablantes.

El quechua, como el kichwa y el aymara son idiomas fonéticos. Sus hablantes lo escriben muy poco y las posibilidades de que las aventuras del hidalgo, que cumple 400 años, lleguen a las comunidades donde se ha heredado el idioma son muy pocas: el libro cuesta $ 70, y hace 2 semanas se agotó en Perú y la mayor parte de sus compradores son académicos.

Demetrio Tupac Yupanqui inició su comparación entre el idioma de Cervantes y el suyo bajo la invitación de Miguel de la Cuadra, un español que consideraba necesaria la traducción de la obra a la lengua andina.

Tupac Yupanqui explica desde una línea telefónica con su nieta de 12 años como intermediaria —pues no le es posible, a sus 91 años, escuchar con claridad— que el quechua tiene la posibilidad de ser traducido a cualquier idioma.

“Se trata no solo de traducir palabra por palabra, sino que hay que entender cuál es la filosofía de Cervantes, conocer instituciones, toda esa maravilla que tiene el escritor”, explica Tupac Yupanqui.

Demetrio Tupac Yupanqui señala que en Perú el Gobierno no le da importancia al quechua. Considera que su sobrevivencia depende de avanzar del habla a la escritura y a su estructura.

Cree que es importante no solo hablar el quechua sino saber qué significan sus costumbres, cuáles son los elementos principales de su idioma, del conocimiento y eso es lo que falta.

Tiene más de 70 años trabajando sobre esta lengua y la ha difundido en Estados Unidos y en Europa. Su experiencia lo autoriza para decir que la gente quiere aprender, “el problema es que no hay quién enseñe a decir más que cabeza, corazón o te quiero mucho, no se quiere conocer el idioma desde un presente activo, darle un presente genérico”, reitera.

El sociólogo Rubén Aroca considera la traducción de la obra de Cervantes al quechua, como un proyecto que se circunscribe dentro del conjunto de esfuerzos académicos por la preservación de los bienes culturales; en este caso, en el plano de la lingüística, por lo que —explica— no se debe esperar que la circulación de los productos de este proceso se verifique en las comunidades kichwas, quechuas o aymarás.

El sociólogo explica que no se debe esperar de este proceso tan solo un ejercicio de traducción o de determinación precisa de equivalencias lingüísticas.

“Más bien, debe tratarse de una propuesta que va desde entender, por un lado, el castellano del siglo XVI (época clásica de la literatura española), con la mirada del español contemporáneo, problematizar lo quechua actual (que dicho sea de paso, no es lo quechua del siglo XVI) y construir una obra nueva, que siempre tendrá el carácter de interpretativa, por las enormes distancias linguísticas entre un sistema con grafía, fonemas y construcciones idiomáticas, muy elaborado y que se encuentra en pleno uso (como el español); y otro que no elaboró un sistema escriturario y cuyo uso es cada vez más restringido (como el quechua)”, explica Aroca.

Resalta además que el quechua, así como el kichwa y el aymara se encuentra en un irreversible proceso de desaparición, incluso en las comunidades que lo vinculan a una cierta ancestralidad, a su etnia o identidad cultural.

“La nuevas generaciones de quechua van a escuelas bilingües cuyo contenido curricular es en castellano; y si las mismas se localizan dentro de la ciudad, los adolescentes y jóvenes prefieren los valores de la nueva cultura”, explica.

Sobre este proceso educativo, Ingerboth Constantine, quien tiene un taller de tres fases de enseñanza del idioma kichwa con adultos, en Guayaquil, explica que uno de los problemas en el sostenimiento de estas lenguas es la traducción de los textos educativos.

Por ello, los módulos de sus clases los trabaja con textos traducidos por su compañía. En estos utiliza la metodología del constructivismo, la cual considera que permite mayor aproximación del estudiante con el idioma. (I)

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