No había una alfombra roja para acogerlos, como sí hubo esa misma noche en los Globos de Oro. Tampoco  paparazzis, guardaespaldas o destellos de glamour. Tan solo un elenco que, por su público, no tuvo nada que envidiar a las “grandes estrellas”.

A las 16:30, en Cinemark, se esperaba la llegada de los intérpretes. Los gestos de cariño y admiración de los asistentes bastaron para que los protagonistas y el director de la reciente estrenada cinta “Mejor no hablar (de ciertas cosas)” se aproximaran recíprocos al público.  

Aguardaban por ellos unas mesas verdes de plástico, sobre las que reposaban afiches,  postales de la cinta, plumas y marcadores, para poder realizar la firma de autógrafos.

En un extremo estaba Francisco Savinovich, quien interpreta a Paco Chávez. A su lado se encontraba Víctor Aráuz, cuyo personaje, Luis, cumple el rol de su hermano. Les siguieron el director, Javier Andrade, y los actores Leovanna Orlandini, Alejandro Fajardo, Andrés Crespo y, minutos más tarde, Maribel Solines.  

Al principio, el público que acudió a verlos se mostraba tímido. Juan José Jaramillo,  un reportero de farándula, tomó el micrófono e invitó a las personas a que se aproximaran sin miedo alguno. “Acérquense que no muerden, tóquenlos, sóbenlos, tómense fotos, aprovechen”, dijo con desparpajo. Luego presentó a cada uno de los artistas y, paulatinamente, se comenzó a formar una fila para llegar hasta ellos.

Luego de la presentación, la incertidumbre de algunos igual era evidente. Se preguntaban quiénes eran los de las mesas y qué estaban haciendo ahí. “¿Qué es eso, hay que pagar?”, se escuchaba de los que tan solo pasaban por el lugar para ver una película. “Es algo de unos artistas ecuatorianos de cine”, respondía por allí otro “paseante”.

Al costado de los actores, un vidrio dejaba al descubierto a los curiosos de afuera, que observaban con admiración o extrañeza  a los artistas. Los que previamente sabían de qué se trataba el evento tampoco dejaban la vergüenza a un lado. “Es tan emocionante verlos aquí, contemplarlos”, decía Susi Sarmiento, de 21 años, con risa nerviosa, luego de acercarse a ellos.   

Ante las felicitaciones de los que habían visto la película, los agradecimientos por parte de los actores y del director de la cinta, Javier Andrade, no cesaban. A quienes no habían visto el filme los invitaban a las siguientes funciones. Los niños tampoco desaprovecharon la oportunidad para conocer y tener contacto con los intérpretes.

Unos iban acompañados de sus padres, quienes insistentemente insertaban a sus pequeños en la fila y les pegaban unas palmaditas para que dejasen la timidez y así  obtener la foto o el autógrafo esperados. Juliana, de 12 años, por ejemplo, fue con su mamá. Ninguna ha visto la película, solo el tráiler, pero igual no perdieron la oportunidad.  

Leovanna Orlandini expresó que es importante este tipo de eventos para que los infantes tengan referentes de que sí pueden llegar a ser artistas en el país.  

Aparte del murmullo, los diálogos entre los actores con sus “fans” y el sonido del flash de las cámaras, se escuchaba una de las canciones emblemáticas de la película. “Todos con Simón, tú vas con Simón, él va con Simón....”, sonaba de fondo. Un grupo de amigos coreaba el soundtrack, mientras esperaban poder estrechar manos y tomarse una foto con los protagonistas de la cinta.

Entre ellos estaba Ronnie Mateo, de 19 años. “Ahorita me di cuenta de que Crespo es igual a como sale en la película. Me preguntó si era parte de una banda, le dije que no y me respondió: “Eres bobo ‘pelao’”, comentó Mateo, con la satisfacción de haber conocido al actor.

Apretones de manos, sonrisas, firmas, fotos y abrazos. Apretones de manos, sonrisas, firmas, fotos y abrazos. Así transcurrió la jornada, junto con la calidez de la acogida hacia los asistentes, que era palpable. “No pensé que iba a gustar tanto la película”, manifestó, impresionado, el director Javier Andrade, quien añadió que “es una historia contada con cariño”.