El pensamiento de Thoreau, padre de la desobediencia civil
Agencia EFE.- El pensamiento moderno de Henry D. Thoreau, el filósofo, naturalista y gran escritor estadounidense considerado el padre de la “desobediencia civil”, está más vivo que nunca. La reedición de su mítico “Walden”, la publicación de su biografía en cómic y la aparición de un volumen con sus diarios reavivan el mito generado en torno a él.
Henry Thoreau (Massachusetts, 1817-1862) es el hombre que se negó a pagar impuestos por no estar a favor de la guerra contra México y porque el gobierno aprobaba la esclavitud. Fue encarcelado y de ahí su ensayo “Desobediencia civil”.
Pero el 4 de julio de 1845 (Día de la Independencia), Thoreau se retiró durante dos años a vivir a una cabaña que se construyó cerca de la laguna de Walden en Concord (Massachusetts).
Un nombre que da título a su obra fundamental “Walden”, publicada en 1854. Este es un ensayo de prosa creativa, un manual de buena vida, de crecimiento personal, de ayuda a la individualización del ser humano, en el que cuestiona las instituciones, la sociedad como establecimiento solo de mercado. Ahora vuelve, por primera vez, en una edición crítica en castellano, y con ilustraciones, publicado por Errata Nature.
El libro recoge un amor por la vida libre y por la necesidad de preservar la naturaleza en armonía con el hombre, un elogio de lo cotidiano y la dignidad frente al abuso del poder, que en los tiempos actuales se hace más necesario que nunca.
Así lo considera Rubén Hernández Jiménez, director de Errata Nature. “Thoreau es un autor fundamental del pensamiento moderno, ya hablemos de filosofía, de política o de ecología. Pero, además, es un modelo vital, y esto es quizás aún más importante. Fue alguien capaz de vivir de un modo en el que su vida respaldó su pensamiento y viceversa: sus palabras estuvieron siempre de acuerdo con sus acciones”, subraya el editor.
Hernández Jiménez destaca también la defensa de la libertad personal que se desarrolla en “Walden”. “Hay una gran defensa de la libertad individual contra toda institución, gobierno o idea preconcebida”, agrega Jiménez.
“Thoreau -continúa- tenía muy claro que la justicia estaba por encima de la ley. Es decir, que la justicia es un valor moral y constante, mientras que la ley es una norma transitoria. Por ello no dudó en apoyar todas aquellas acciones en el límite de lo legal o directamente ilegales que buscaban una mejora en las condiciones sociales y en la vida cotidiana de las personas”, matiza.
Y para conocer más y mejor a este gran intelectual, apasionado de la vida y de lo simple -“Simplicidad, simplicidad, simplicidad” o “que vuestros asuntos sean dos o tres, y no cien mil; y en lugar de un millón, contad media docena y llevad las cuentas con la uña del pulgar”, decía-, se publica también ahora un cómic con su biografía.
Publicado por la editorial Impedimenta en castellano, el cómic, a todo color, se llama “Thoreau, la vida sublime” y está realizado por el guionista Maximilien Le Roy y por el ilustrador A. Dan.
En él se cuenta desde el inicio cómo en 1845 Thoreau abandona la casa familiar y se va a vivir al bosque, a la cabaña que él mismo construye para “vivir intensamente de principio a fin”. Una experiencia que luego dejaría escrita en “Walden”, el libro que, en opinión del propio Thoreau, está escrito “para esa mayoría de hombres que están descontentos con sus vidas y con los tiempos que les han tocado, pero que podrían mejorarlos”.
“Y también para aquellos en apariencia ricos, pero que en realidad han acumulado basura y cosas inútiles y no saben muy bien qué hacer con todo ello”, dijo.
Por el momento Thoreau sigue sin pausa, ahora también la editorial Capitán Swing, que ya sacó en 2012 un inédito de Thoreau llamado “Cartas a un buscador de sí mismo”, publica un volumen con los diarios del escritor: “El Diario 1837-1861”, volumen I.
Thoreau comenzó a llevar un diario a los veinte años y escribió 14 cuadernos, que luego el escritor y traductor Damion Searls seleccionó y finalmente reunió en un volumen.
En estas páginas el pensador se muestra como un artista de la palabra, como un poeta innato, que analiza sus estados de ánimo, o el de sus amigos, indaga en la sociedad, en la naturaleza, en las medidas políticas, en los periódicos -que dice que no hay que leer- o en la belleza que esconde cualquier objeto que pueda pasar inadvertido para unos ojos que no ven.