El gerente de la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM), Andrés Roche, se refirió al destino del mural que replica la obra de la artista guayaquileña Araceli Gilbert. En una entrevista con EL TELÉGRAFO, respecto a los trabajos de compensación que realiza el Consorcio Aerovía a partir de las afectaciones que tiene su implementación en el centro histórico de Guayaquil, Roche dijo: “Ese mural no es mural, es una gigantografía, igual que la Coca Cola, solo que esto es una foto artística. Eso se puede reubicar, es vinil. Lo estamos analizando”.

La reproducción de la obra “Manhattan” (1985) fue trabajada en 2014, en una de las paredes laterales del edificio de la Casa de la Cultura, Núcleo del Guayas.

Y a pesar de lo que dice el gerente de la ATM, la obra está trabajada en mosaico vítreo, fue financiada por el Municipio de Guayaquil, a través de Fundación Siglo XXI y estuvo a cargo del hijo de uno de los muralistas más importantes para la ciudad, Carlos Swett Salas, en un convenio con la Casa de la Cultura. 

Según dijo en ese entonces, el gerente general de la fundación, Wilfrido Matamoros, la inversión de esta propuesta superaría los $ 30.000.

Swett señaló que si la obra fuera una gigantografía “ya se la hubiera comido el sol”.

El trabajo se planificó en 2013, año en el que se cumplió el centenario del natalicio de la artista, que trabajó en dirección contraria a toda la corriente realista que se desarrollaba en el arte local en la década del 70, al ser pionera con su propuesta de abstracción geométrica.

El mural tiene una placa conmemorativa a Gilbert y no está firmado por Swett, quien lo considera un homenaje a la artista.

Según Swett, la crítica de arte Inés Flores fue quien recomendó que este mural se haga en mosaico vítreo, pues se tenía pensado hacerlo en cerámica alicatada. “Aquello no hubiera dado la representación de lo que Araceli hacía en su cuadro. Son unas líneas rectas verticales y esta postura le da cierto movimiento”.

A Swett le molesta un poco la confusión y la forma en la que se ha manejado el tema, pero indica que hay que dar paso al progreso. "Ojalá se vea dentro de la estación de la Aerovía. Cuando empezaron el montaje de la estación en la avenida Quito me dolió más por Araceli. Mi papá fue muy amigo de ella y del esposo”.

El artista dice que no tendría problema en volver a trabajar la obra en otro lugar, a pesar de que recuerda los riesgos que tuvo con su equipo de cuatro personas al montarlo, pues los andamios estaban muy cerca del paso de los buses y otros vehículos. (I)