Aún circulan las láminas escolares en las que figura el escudo que se configuró tras la independencia de Guayaquil, en 1820, como el primer antecedente histórico del escudo de armas del país. “La historia debe ser contada de nuevo. La que conocemos ha sido elaborada, de alguna forma, por una élite intelectual y la seguimos repitiendo”, dice Rex Sosa, uno de los pocos historiadores del país que se ha replanteado el estudio de los símbolos patrios.

En el libro ‘El escudo de armas del Ecuador y el proyecto nacional’, Sosa ahonda sobre la simbología del escudo desde sus antecedentes históricos. “A lo largo de mi investigación no encuentro por dónde nazca el escudo nacional a partir del de Guayaquil. Los derroteros iniciales están en el escudo de la Gran Colombia, no quiero restar absoluta importancia al escudo de Guayaquil, pero ese tuvo su importancia en el Guayaquil independiente”, rectifica Sosa.

El historiador asegura que la representación gráfica del Ecuador en el escudo parte desde 1830 cuando se configuraron dos elementos clave: el sol flameado y enmascarado y la eclíptica. Estos elementos juntos —dice Sosa— grafican el nombre etéreo que tiene nuestro país, que es una línea imaginaria. En la parte de abajo está la unidad nacional: el Chimborazo en primer plano y el Río Guayas, que desemboca en el oceano Pacífico, “vemos a la Costa y a la Sierra, en 1845 las dos grandes regiones hegemónicas del país eran esas, porque la Amazonía estaba adscrita a la Sierra y las Galápagos a la Costa. La unidad nacional está patentada desde entonces”, dice Sosa.

Sosa ha podido constatar que, en general, un alto porcentaje de la población ecuatoriana conoce, reconoce e identifica al Escudo de Armas dentro de su campo simbólico. “Lo que desconoce son las significaciones y representaciones que están atrás de cada uno de estos elementos”, dice el historiador.

Y es que el Escudo de Armas ecuatoriano es uno de los más complejos de Sudamérica. Considera necesario que exista una institución gubernamental que asuma replicar el diseño definitivo del escudo y su uso adherido a la bandera nacional, pues “por desconocimiento cometemos errores. En Ecuador se iza la bandera por las noches, cuando en otros países se guarda. Aquí una bandera puede flamear años descolorida y rota”, dice Sosa.

“El símbolo está cargado de historia, está en el imaginario colectivo, ha calado definitivamente. Nos queda ahora conocerlo. Para amarlo, respetarlo y venerar al símbolo patrio, debemos conocerlo”, dice Sosa. (I)