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El Entepola lleva 13 años de teatro popular en el sur de Guayaquil

Marcelo Nardulli, integrante de la agrupación de teatro argentina La Posta, durante su presentación en el Parque Stella Maris, hace 2 años.
Marcelo Nardulli, integrante de la agrupación de teatro argentina La Posta, durante su presentación en el Parque Stella Maris, hace 2 años.
Foto: Cortesía
24 de julio de 2016 - 00:00 - Redacción Cultura

Hace 12 años, el Grupo de Teatro Arawa, de la Universidad de Guayaquil, planificó el primer Encuentro de Teatro Popular Latinoamericano (Entepola) en el Parque Stella Maris, en el Guasmo Sur, un espacio de la ciudad más conocido por ser considerado ‘zona roja’ que escenario cultural. Un año antes habían inaugurado la propuesta en la Martha de Roldós y con ello recibieron a una asociación de ciudadanos para que puedan realizarlo en el Guasmo.

A Juan Coba, una de las figuras detrás de Arawa, le dijeron que estaba loco, que nadie iría. Se asustó. Pensó qué hacer. ¿Suspenderlo! No, era demasiado tarde. El primer día del encuentro la gente no sabía de qué se trataba. Empezó la primera obra, luego la segunda, la tercera. Aplausos. Más aplausos. Incluso, había un ánfora con la leyenda “si usted considera que esto tiene un valor deposite su monedita”. Así fue. Desde entonces, no han dejado de organizarse.

“En nombre de lo popular se hace cualquier cosa”, dice Juan Coba. En nombre de lo popular hay encuentros con artistas que no cobran. Se presentan cantantes de música tradicional improvisando una interpretación. Se hacen malos chistes. Se toman lugares sin que existan dinámicas claras con ellos.

En el documental Todo comenzó por el fin, el cineasta Luis Ospina retrata la realización del Grupo de Cali para sus películas, que a diferencia de las corrientes de cine que buscaban “retratar las realidades de sus países” movían a los protagonistas, siempre marginales, a protestar en contra de quienes solo llegaban para tomar fragmentos de esa escena para su bien comercial, a pesar de estar totalmente distanciados de los individuos que registran.

Hace 13 años, Entepola va contra esa corriente. Cuando Coba, junto con Arawa, inició el Entepola, buscó referentes en América Latina. Estuvieron en Argentina, en el Festival de Teatro Mercosur, en el Encuentro Metropolitano de Arte Escénico Popular del Cleta, que organiza la Universidad Nacional Autónoma de México, en el Cervantino, en Guadalajara y en el Entepola de Chile.

Tomaron las experiencias útiles para empezar a montar su propio festival a escala local. En cada Entepola los grupos que llegan de distintos países y los organizadores se hospedan en el Guasmo, en casa de los espectadores. Desde allí generan diálogos sobre sus países y su trabajo con personas que, en la mayoría de los casos, están distantes de estos procesos.

Desde el principio, el público más atento ha sido el de los niños. En una de las realizaciones, una agrupación argentina pidió que no hubiera niños presentes porque había algunos desnudos. Cuando cerraron la concha acústica del parque, tras restringir la entrada, escucharon la caída de las piedras sobre las puertas y la protesta: “déjennos entrar”. Desde entonces, no volvieron a hacer restricciones.

“Al comienzo —dice Coba— los dirigentes nos pedían obras con las que la gente se ría porque tienen la visión de lo que ven en la televisión. Pensábamos que si cedíamos, ¿cuál era nuestro objetivo? Hubiera sido consumir lo mismo que ven en la televisión. Llegamos a la conclusión de que preferimos tener menos personas a hacer concesiones y que se replique lo mismo de siempre”.

Para Coba, el Entepola debía proponer posibilidades, no solo provocar risas. Cree que el público tenía que ver obras que permitan hacer lecturas nuevas, “comenzamos a plantearnos eso y nunca hicimos concesiones. Así ha habido obras de todo tipo y ahora la gente está predispuesta a verlo todo”.

Hace 2 años la organización se ha vuelto más comunitaria y menos internacional. Ante la falta de recursos para traer invitados internacionales han establecido diálogos con la comunidad y sus conflictos para que el festival continúe. La comunidad mantiene su organización, la colaboración con la estadía del encuentro y, a pesar, de los recortes no quieren que la fecha, siempre julio, en medio de las fiestas de la ciudad, se quede vacía.

Uno de los objetivos del encuentro ha sido formar gestores culturales, gente joven que pueda asumir la realización del festival, pues “en algún momento tal vez ya no estemos”, dice Coba. El objetivo no se ha cumplido. Mi Cometa, uno de los comités barriales que trabajan en el sector y que fue fundamental para iniciar el Entepola en el parque Stella Maris, ha tenido otras prioridades. La dirigencia, ahora más joven que la anterior, ha tomado distancia con el encuentro.     

Sin embargo, los más adultos del sector se mantienen como parte de las bases. Roberto Cucalón, jubilado en servicios pasivo de las Fuerzas Armadas, exdirigente de Mi Cometa y actual miembro del Comité de adultos mayores del sector, tiene entre sus enfoques de trabajo proponer el uso diversificado de los espacios públicos. El Parque Stella Maris, que antes del Entepola solo era terreno para el fútbol, ahora es un campo de batalla para la cultura.

El comité de adultos mayores busca establecer acciones de vinculación para la comunidad y, de acuerdo con Cucalón, una de las claves ha sido el teatro. “Queremos ser protagonistas en todos los ámbitos, sobre todo aprovechamos esta oportunidad porque en este sector se ve muy poco teatro”.

Para Juan Coba se trata de desarrollar valores dentro de la gente para que aporte al desarrollo de soluciones a los problemas dentro de la comunidad. “El arte permite despertar emociones, la palabra el pensamiento. Queremos aportar con un pensamiento crítico. Es así que con el Entepola la gente del Guasmo sur ha visto desde comedias hasta danza Butoh, propuestas de España, Japón, Chile, Cuba”.

Este año, a pesar de que Teatro Arawa trabaja con un recorte del 50% de su presupuesto, sus gestores no se han cruzado de brazos y el encuentro se desarrolla en el Parque Stella Maris desde ayer a las 10:00.

Algunas de las obras que presentaron son parte del trabajo de talleres que desarrolla Arawa, con propuestas de personas que desde otras profesiones, a veces distantes al trabajo artístico, construyen un discurso actoral a partir de su sociedad. Entre estas se encuentra Recreando el sentido de la vida, que inauguró el encuentro, y El círculo del ahogo, que se estrenó ayer a las 19:00.

Además, este año, se incorporó a las propuestas de programación una muestra de ejercicios teatrales de los estudiantes de Proyecto de Producción artística (Copol) y una clase de introducción al Ashtanga Yoga, en el marco del taller de Construcciones Corpóreas de María Coba. Hoy, desde las 10:00 se presentará Manos a la naturaleza y Los Productores de Arrastra Teatro, a las 18:00. (I)

DATOS

Teatro Arawa está integrado por Juan Coba, Juan Antonio Coba, Marcelo Leyton, Aníbal Páez. Se conformaron en 1983 y profesionalmente desde 2005.

En los 90 empezaron a trabajar en la organización del Encuentro de Teatro Universitario y Politécnico del Ecuador (Entupe), que este año cumple 20 años de realización.

El Encuentro de Teatro Popular Latinoamericano no ha tenido lugar en otros sectores, pues busca posicionar gestores culturales en el lugar.

Marcelo Nardulli, integrante de la agrupación de teatro argentina La Posta, durante su presentación en el Parque Stella Maris, hace 2 años. Foto: Cortesía.

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