En una atmósfera cálida, cargada de reflexiones y expectativa se clausuró la  XVIII Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito, que se desarrolló la semana pasada. Estudiantes de arquitectura y carreras afines del país, funcionarios y  arquitectos ecuatorianos  asistieron al coliseo General Rumiñahui y Teatro Quitumbe para escuchar las charlas dictadas por profesionales extranjeros.

El arquitecto paraguayo Solano Benítez cerró la jornada de cinco días en la que se debatieron temas como: las materias de construcción y su forma, ¿dónde construir?, su entorno y la realidad física incluido el análisis de patrimonio, la labor del ser humano, sus necesidades físicas y la necesidad de sentido; los ambientes emergentes con una visión global ecológica, entre otros.

Solano, conocido en el mundo de la arquitectura por romper con las convencionalidades y aplicar conceptos de servicio y humanidad en cada estructura que diseña, captó los aplausos de la concurrencia que en su mayoría se conformó por jóvenes estudiantes de arquitectura.

El paraguayo detalló el concepto que aplicó en la reconstrucción de la “Fundación Teletón”, encargada de dar apoyo a niños con discapacidad. Solano además de mostrar planos, detallar diseños, colocación de vigas, concluía con una reflexión que motivaba a meditar sobre el trabajo que uno ejerce: “Podemos hacer una teja que sirve para proteger, pero la principal construcción que debemos hacer es la del ser humano. Que toda acción que nosotros hagamos sirva para que estemos mejor, que lo hagamos con la conciencia absoluta de qué es, para que ese yo expandido en la superficie del planeta esté mejor, ese es nuestro compromiso”, dijo.

El material y los conceptos que propone en las estructuras es uno de los éxitos de Solano, así indicó que cuando trabajó en la teletón lo hizo bajo la premisa de que cada ladrillo de la estructura no va a formar solamente muros o paredes, sino que debe servir para acompañar los procesos de crecimiento y de rehabilitación de los chicos. “Todo el material que estaba ahí fue reutilizado en la promoción de nueva terapéutica, y en una nueva condición de cómo se aborda la problemática de la rehabilitación infantil. Las ventanas a su altura les permitirían ver hacia afuera. Era la condición lógica para hacer del entorno un estimulante para aquellos que necesitan pasar por ahí”.

Para Handel Guayasamín, presidente de la comisión organizadora de la bienal, a la que asistieron 3.500 personas de diversas partes del país y del mundo, el acto sirvió para reflexionar y plantear propuestas en las que el ser humano sea el protagonista, mas no el capital que atenta contra el ser humano y su supervivencia.

Sobre la proliferación de edificaciones tanto para vivienda como para oficina en la ciudad de Quito, el arquitecto comentó que el fenómeno se debe al buen momento económico existente; sin embargo, reflexionó sobre las construcciones que se ofrecen para los sectores que no poseen un gran capital a los que se les da una vivienda con falta de calidad. “Hay un saldo positivo, pero hay que corregirse en la línea de la calidad, no es posible que la arquitectura que se hace para los pobres sea una pobre arquitectura; pero bueno, están empezando a repensar sobre todo desde el ámbito gubernamental”, dijo.

Reflexionó también sobre la apertura del nuevo aeropuerto. A su criterio será un quiebre de dinámicas económicas en el ámbito de la construcción. Así alertó al Municipio y a la ciudadanía sobre la compra de terrenos que hacen las  inmobiliarias, las  que trabajan bajo el concepto de construir grandes edificaciones. Según Guayasamín, esa tendencia creará una “segregación urbana en la que los ricos se ubiquen en los mejores lugares y los pobres en cualquier parte”.

El arquitecto de 61 años, quien dijo haber visto muchos cambios sociales y económicos en el país, aseguró que el ciudadano tiene que empoderarse de los mecanismos de participación y exigir que se establezcan políticas claras en el ámbito de construcción.

Con esas reflexiones terminó la bienal de arquitectura, la misma que regresará después de dos años. Entre los ganadores se encuentran los arquitectos del Municipio de Quito en la categoría “Diseño Urbano y Arquitectura del Paisaje”, y México en la de “Diseño Arquitectónico”.