“El día en que deje de creer en el hombre estaré perdido”

Amigos, coidearios, alumnos y conocidos de Ulises Estrella recuerdan el legado que perdurará del poeta, cineasta y fundador del movimiento Tzántzico.

El escritor Jorge Velasco Mackenzie recordó que Estrella fue un pionero del tema cultural y sus ideas fueron revolucionarias.

“Era un fervoroso por la cultura, un amante y apasionado por este tema. Pensaba que se podía cambiar el mundo a través de la cultura. En cierta ocasión me dijo que ‘el día  en que deje de creer en el hombre estaré perdido y toda mi obra de igual forma’. Esas ideas eran una clara convicción de que a través de la cultura se podían tener días mejores”.

Este escritor compartió algunos momentos con Estrella, incluso formaron parte del grupo ‘Frente Cultural’. Entre risas el escritor guayaquileño sostuvo que el único “defecto” de Estrella fue no beber, “era un hombre íntegro que nos dejó enseñanzas de todo siempre que compartíamos algún espacio”.

Mackenzie enfatizó que las nuevas generaciones de escritores, así como de cineastas, deben continuar con el legado de Estrella y “pensar que con la cultura se puede cambiar el mundo, ese sería el mejor homenaje que le podamos hacer a este pionero cultural”.

Al creador del movimiento Tzántzico también se lo conoce por formar a generaciones. Diana Borja, actriz y quien actualmente tiene una casa teatro, dijo que Estrella identificaba talentos en ese campo.

“Ulises fue profesor de estética e historia del arte de mis padres (Hugo Borja y Nancy Cerda). Él los motivó para que siguieran en la pintura y luego para que junto a mi padre crearan los cines foros en la Universidad Central. La generación de mis padres está agradecida por su lucidez y generosidad intelectual”, indicó.

“Recuerdo que cuando era niña  hacíamos películas caseras cuadro por cuadro con plastilina en los cursos vacacionales, a cargo de Ulises Estrella, en Cefocine y en la Cinemateca Nacional. Un día me dio un carné de entrada de cortesía al cine Alfredo Pareja en mi adolescencia y me dijo ‘esta chica debe hacerse actriz’. Con 2 palabras te aclaraba el panorama y así fue”, añadió.

Diana expresó que cuando hizo su primer monólogo, ‘Débora el fin’, Estrella se dio tiempo de escuchar sus  tiernas ideas y le dijo: “No te preocupes de la estética, enfócate en lo que quieres contar”. Siempre fue un maestro dispuesto a colaborar con quienes lo buscaban. Por ello, resaltó: “Gracias Ulises Estrella por ser parte de mi historia”.

El escritor Paul Hermann, quien  colaboró algún tiempo con Estrella en la Casa de la Cultura, indicó  que  el legado que deja es invalorable.

“Los escritores que empezamos a desarrollar nuestra obra a partir de los años 90 estamos en deuda con Ulises Estrella, por la cantidad y calidad de festivales que organizó desde la Cinemateca Nacional y que difundió a través del cine Alfredo Pareja, en una época que los cines del centro se convertían en templos cristianos y aún no se creaban los modernos cines en los centros comerciales. Las inolvidables películas que seleccionaba hicieron mella en nuestras sensibilidades y determinaron nuestras preocupaciones temáticas”, resaltó.

Añadió que con la implementación del Tzantismo (movimiento proveniente del dadaísmo colombiano), Estrella sacudió el tradicionalismo y aburguesamiento de la sociedad y sus manifestaciones artísticas, y heredó una sociedad más abierta a nuevas propuestas en diferentes sentidos.

Ulises era, además de poeta, uno de los más importantes estudiosos de la ciudad. Lo demuestran los libros ‘Fábula del soplador y la bella’, ‘Quitología’ y ‘Antagonistas’, en los que recupera la historia de la ciudad y muestra que le canta a sus sitios modestos y héroes olvidados.

“Hasta hace 2 años estuvo concentrado en dotar a la población de herramientas que permitan apreciar de mejor manera las imágenes a través de talleres, cine foros y festivales, así como en digitalizar el acervo fílmico del país”, recordó Hermann.

Estrella, nacido en Quito el 4 de julio de 1939, murió el sábado a causa de un infarto. Ayer se tenía previsto sepultarlo.