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El cuerpo habla con el lenguaje del movimiento

El cuerpo habla con el lenguaje del movimiento
16 de marzo de 2013 - 00:00

A propósito del tema central que se expondrá mañana en el suplemento de cultura cartóNPiedra, en el que se presenta una retrospectiva de la danza independiente ecuatoriana en 2012, entrevistamos a Genoveva Mora, directora de la revista especializada en artes escénicas “El Apuntador”, quien explora las formas en que se produce, difunde y reflexiona la danza en Ecuador.

¿En qué condiciones se desarrolla la danza en el país?
La producción en la danza es el lado flaco de las artes escénicas. La falta de recursos y las condiciones precarias que la envuelven tornan a los bailarines y coreógrafos en agentes más creativos con nuevas propuestas y que a su vez  buscan generar “cierto malestar” en el público, un malestar que incita a repensar la danza independiente.

¿Qué limitaciones presenta la danza independiente?
Debo aclarar que no existen los espacios necesarios para la danza independiente; si no perteneces a una institución específica, como el Ballet Ecuatoriano de Cámara (BEC) o el Frente de Danza, no se puede acceder a sus espacios que permitan crear, ensayar y producir nuevas obras de danza independiente.
Pero, aún con este tipo de problemas, se observa la consolidación de una danza que ha logrado liberarse de la angustia e influencia de lineamientos tradicionales y comerciales, ahora se consolida como una producción autorreferencial.

¿Cómo, desde la industria cultural, se promociona la danza?
Esta industria permite promover las artes en el sentido comercial y quizá por eso la danza independiente se aleja de este mercado, pues busca generar nuevos espacios para llegar a espectadores que estén en condiciones de apreciar el arte dancístico que se propone desde la escena independiente.

¿Cuáles son los niveles de calidad en la producción dancística nacional?
Es importante mencionar que la falta de apoyo económico para la producción incide de manera directa. Sin embargo, esto no ha impedido que obras presentadas por coreógrafos reconocidos, como Wilson Pico o Kléver Viera, sean de alto nivel. A propósito de los coreógrafos, que no son muchos, ellos presentan propuestas cercanas al contexto real y actual; por lo que ahora se buscan referentes que reflejen una identidad propia.

Entonces, ¿la danza apunta a la generación de una identidad con sello local?
En primer lugar no se puede hablar de una danza a nivel de país. La gran cantidad de producción dancística se ha concentrado históricamente en la capital. El gran inconveniente que existe es la falta de canales de comunicación que den a conocer la producción actual.

No se puede generalizar ni mirar a la producción dancística, sin entenderla desde ese contexto. Lo interesante es que ahora se empieza a reflexionar sobre el significado de la danza, sus límites y la complementariedad que teje con otras  artes, en una suerte de transversalidad artística.

Las limitaciones de tipo económico no permiten la producción de obras espectaculares, en el sentido comercial, por eso la danza independiente actualmente está influenciada por tendencias conceptuales que buscan crear un lenguaje propio, esto claro, sin caer en folclorismos esencialistas.

¿Qué sucede con los públicos y la gratuidad de los eventos?
Necesitamos construir un público espectador que pueda leer un discurso distinto, y para ello requerimos de políticas culturales reales. El tema de la gratuidad es una  desventaja para la danza independiente, pues no se puede prescindir del apoyo de los asistentes-espectadores. Además, la construcción de un pensamiento crítico que propone transmitir la danza independiente se expresa a través del espectador, cuando este reflexiona y construye su postura política frente a la realidad: El espectador es alguien que está atento a lo que sucede.

¿Cuál ha sido el apoyo desde el sector público, en tanto a auspicios y financiamiento?
El Estado sigue en deuda con la danza, aunque exista un empeño actual por reforzar este arte y se canalicen de mejor manera e implantan políticas de inversión todavía faltan políticas más acertadas sobre el tema. El proyecto de la Universidad de las Artes es una buena oportunidad para todos quienes estamos involucrados de alguna manera con el arte, en todas sus expresiones. Sin embargo, esta propuesta debe atender las circunstancias reales de las artes en el país. Es necesario salir y hablar más con la gente que está vinculada al arte para entender las verdaderas necesidades de formación y profesionalización de los futuros bailarines.

¿Cómo se proyecta la danza independiente en el  corto y mediano plazo?
La danza independiente en el país va por buen camino y se proyecta favorablemente, pues los bailarines de hoy contribuyen y siembran esa semilla que el día de mañana germinará en las nuevas generaciones que se forman, y  que en pocos años se verán nuevas propuestas.

¿Existe apertura para debatir sobre danza en el país?
Aún nos hace falta hablar y compartir conocimientos, pero sobre todo tener más apertura por parte de las instituciones que trabajan con las artes. Es necesario dar continuidad a procesos que convoquen la participación de todo tipo de artistas. La revista “El Apuntador”, por ejemplo, convocó a bailarines, coreógrafos, gestores, promotores culturales y demás gente involucrada con el arte en Diálogos con la danza 2012, un evento que permitió compartir un sinnúmero de experiencias y vivencias sobre el arte.

¿Cómo define a la danza?
La conceptúo como un lenguaje en el que se habla desde el cuerpo, pero que tiene una resonancia profunda en los sentidos.

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