El conservatorio Rimsky Korsakov pasa al silencio

Cuando Carlos Martínez se enteró de que el conservatorio en el que había estudiado, por tres años,   cerraría sus puertas, reconoce que los sueños de convertirse en un gran violinista se truncaron.

“En el Rimsky he aprendido todo lo que sé. Ahora no solo está el dolor por haber perdido al maestro Cañizares, sino también la tristeza enorme de saber que su obra más grande, el conservatorio, desaparecerá y con ella, los anhelos de muchos músicos”.

Luego de dieciocho años de estar en la escena cultural del país el conservatorio Rimsky Korsakov cerró sus puertas. La decisión, tomada por los familiares del maestro Reinaldo Cañizares -su director y fundador-, se dio luego de que el concertista fuera asesinado el pasado 4 de marzo.

Alrededor de 194 alumnos, de las diferentes áreas que se ofrecían en el conservatorio, tendrán que buscar otra entidad para continuar sus estudios artísticos. Sin embargo, muchos de ellos con nostalgia consideran que no hay un lugar en la ciudad -“incluso en el país”- que se compare con el Rimsky Korsakov.

Concuerda con esta idea Rafael Paredes, alumno de violín del conservatorio, quien  comenta que ahora que las puertas del Rimsky se han cerrado seguirá a su maestra Olga Kudhoblyak y seguirá clases particulares con quienes fueron sus profesores en la institución.

“Es algo que conllevará un gasto muy fuerte, pero no creo que haya un conservatorio del nivel del Rimsky. Mis hermanos me van a apoyar económicamente, aunque ya no podré obtener el título académico”, dice.

Rafael cursaba el sexto semestre de violín, solo le faltaba un año para graduarse de bachiller y poder continuar con el “tecnologado”, título que otorgaba el conservatorio y que estaba avalado por el Ministerio de Educación.

El Rimsky fue designado como la primera institución de la categoría A dentro de la evaluación realizada a los conservatorios de música y artes de Ecuador por parte del desaparecido Consejo Nacional de Evaluación y Acreditación de Educación Superior (Conea), seguido del  Superior Nacional de Música de Quito.

Blanca Layana, maestra fundadora de la institución, se conmueve al comentar que el conservatorio fue el legado más grande del maestro Cañizares: “el Rimsky fue un trabajo que se forjó con mucha responsabilidad, pasión y rigurosidad”. Layana  agrega que los maestros de la entidad comprenden y respetan la decisión de los familiares del fallecido artista, por las circunstancias en que ocurrieron los hechos. 

Joel Rosado, quien estudia piano, ahora que el conservatorio cerró, tiene previsto seguir en la Universidad Espíritu Santo por medio de una beca. 

El conservatorio contaba con una oferta de formación musical profesional en cuatro niveles: básico o inicial, de bachillerato técnico musical -en el que recibían el título de bachiller técnico musical-, de tecnología en música -con título de tecnólogo en música con una especialización instrumental- y la licenciatura en música, en convenio con varias universidades del país y del extranjero. Además, otorgaba becas a niños con talento y de escasos recursos económicos.