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El color y la forma tienen la supremacía en 1.9.1.3.

El color y la forma tienen la supremacía en 1.9.1.3.
27 de enero de 2014 - 00:00

Un globo terráqueo inundado de abstracciones reposa sobre una columna de libros en la pared que da al frente de la entrada de la galería DPM, en Urdesa. El recorrido es sencillo, basta darle la vuelta a esa pared de bienvenida  y encontrarse con el resto de los objetos que forma  la exposición 1.9.1.3. del artista guayaquileño Xavier Patiño.

Detrás de la pared que recibe a los visitantes  hay una hilera formada por otros globos terrestres, que empiezan a crear unidad con el que descansa en la entrada. Parece que todos estuvieran encomendados a las formas y los colores.

En el centro   de la muestra, la cabeza de un perro   vigila todo desde la pared, donde ha sido colocado como  trofeo de caza. El perro se llama Kasimir; la obra también. Y Kasimir no es otra cosa que un homenaje al artista ruso Malevich, tocayo del perro y fundador del movimiento suprematista  en los últimos años del zar.

Caído en desgracia poco después de la Revolución Rusa porque los grandes dirigentes soviéticos habían decidido que las expresiones revolucionarias en el arte se encontraban en el realismo, el suprematismo es la corriente que está representada en la famosa obra Cuadrado negro sobre fondo blanco, del propio Malevich.

Durante el proceso creativo previo a la muestra, Patiño soñó con un perro que, con acento ruso, le daba instrucciones de abordar el suprematismo en su siguiente exposición. Ese perro es Kasimir. Y si bien es un producto onírico, en el texto curatorial -de Romina Muñoz- el diálogo entre él y el artista aparece como punto de partida de 1.9.1.3.

No es la primera muestra de Patiño con corte suprematista. Ya hubo otras en 1985 (Cuadros en blanco) y en 2006, con la obra Blanco de mierda sobre negro hijueputa, en la muestra Soy lo prohibido, respuesta a la prohibición municipal de pintar las casas con  colores chillones.

Patiño, uno de los fundadores del hoy desaparecido colectivo Artefactoría, explica que a través del tiempo su obra “siempre ha tenido diálogos con la abstracción geométrica”.

El planteamiento suprematista que prima en su muestra actual lo considera pertinente para este momento “que tiene una avalancha de imágenes, de conceptos, de intelectualidad, pero también de falsa intelectualidad y de una rebúsqueda de ideas para justificar la obra”.

Según Muñoz en el texto curatorial, “con su característico humor tropical, el artista evoca imaginarios que conectan nociones de la vanguardia histórica (revolución, espiritualidad, contemplación) frente al estadio cultural del presente que ha provocado el vaciamiento de los discursos que sustentaron el canon de la pintura en el siglo XX  y donde lo que queda parece ser tan solo lo que capta superficialmente la retina”.

El pasado miércoles, al inaugurarse 1.9.1.3. (llamada así por el año en que Malevich redactó el Manifiesto Suprematista), Patiño explicaba a un grupo de visitantes que la muestra era más bien “para contemplar, ver y disfrutar la supremacía del color y de la forma”.

Cada una de las piezas lleva el nombre de Composición  y se diferencian entre sí por la numeración: Composición 1.1, Composición 3.1, 2.5...

Patiño presenta una muestra luego de 7 años, que incluye  un agitado período como rector del ITAE.

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