Bogotá, Colombia.- La falta de financiación y el escaso apoyo estatal dejaron de ser un problema en la última década para el cine latinoamericano, que ahora enfrenta un desafío mayor: la indiferencia de su público.

Los filmes de la región siguen perdiendo adeptos y ganancias, de acuerdo con lo revelado durante el “grito simbólico” elevado en el inicio de la primera Cita con el Cine Latinoamericano (Cicla), que se desarrolla en Colombia este jueves.

La muestra, impulsada por la Asociación de Agregados Culturales de América Latina en Colombia, expondrá 16 películas de autores locales con el apoyo de nueve de sus embajadas y otros cuatro países, como alternativa a “los pocos escenarios disponibles”.

“El gran problema de nuestro cine no es que no haya dinero para hacer las películas, sino que éstas no se ven porque estamos monopolizados por ciertas cinematografías o no hay suficientes salas para su exposición”, explicó el director de la Cinemateca Distrital de Bogotá y anfitrión de la Cicla, Julián  Correa.

Esta desbandada de seguidores ha causado, según cifras no oficiales, pérdidas por más de $50 millones al año a las productoras locales y el cierre de centenares de pequeñas empresas asociadas a esa actividad.

“Queremos seguir el ejemplo de Eurocine, que luego de 19 años se mantiene exitoso”, dijo Julián CorreaPese a ello se han presentado fenómenos que, aunque no generalizan en una audiencia masiva, han mostrado una concurrencia nutrida, muchas veces excepcional. Un caso es el de la cinta peruana A su mare que alcanzó a recaudar diez millones de dólares sólo en taquilla convirtiéndose así en la primera película con tales cifras en América Latina.

En Ecuador cintas como Qué tan lejos, de Tania Hermida, es la película más taquillera de la historia reciente con 200 mil espectadores. No obstante, y de acuerdo con la discusión  emprendida por expertos  como el peruano Isaac León Frías, el ecuatoriano Javier Andrade y el colombiano Gabriel González Rodríguez, invitados a la Cicla, el dominio de la industria estadounidense también ha influido en el fenómeno.

El crítico  Ómar Rincón se unió a esta línea y aseguró que el error de la región radica en que “no hace historias que le gusten al público o con ideas propias. (...) Se debe tener en cuenta que estamos formados por las telenovelas y Hollywood”.

Precisamente,América Latina es considerado el principal mercado de la industria cinematográfica estadounidense, alentado por su proximidad geográfica y por la cercanía cultural por su intercambio. “El panorama no es desalentador a largo plazo”, a pesar de la recurrencia en temáticas violentas vinculadas con el tráfico de drogas o la prostitución, “pues es lo que nos identifica”, añadió Rincón.

Estas fortalezas son las que la Cicla espera fomentar con “la difusión de historias reales” que no se escapen de los estereotipos que ha generado el séptimo arte en América Latina, informó la organización.

Como propuesta para superar la deserción cinematográfica, la Cicla, que luce la imagen de una bicicleta y se presenta como una nueva alternativa de proyección, espera unirse a estrategias exitosas como las desarrolladas en Europa.

“Queremos seguir el ejemplo de Eurocine, que luego de 19 años se mantiene exitoso y ha puesto el cine de esa región entre los primeros de todos los continentes”, dijo Correa.

“Es momento de aprovechar este sentido de unidad latinoamericana, que seguramente se verá traducido en negocios para la región”, sostuvo el embajador de Chile en Colombia, Gustavo Ayares Ossandón.