La presentación en Guayaquil de la Primera Colección de Cine Ecuatoriano representa un reto, tanto para las instancias gubernamentales involucradas (Ministerio de Cultura, Consejo Nacional de Cinematografía) como para la  Asociación Ecuatoriana de Comerciantes de Productos Audiovisuales y Auxilios Mutuos (Asecopac), ya que, por primera vez, se reconocen y se unen para tratar de darle un cauce legal a la venta de películas en DVD.

Así surge el proyecto que permite viabilizar la regularización para que  la venta de películas nacionales se haga cumpliendo las leyes de propiedad intelectual, reconociendo, por parte de los comerciantes, el justo pago de derechos de autor. El proyecto contempla el compromiso del Ministerio de Cultura de promocionar, a través de prensa, radio y televisión, esta colección.

Para ofrecer otras opiniones sobre el proyecto hemos buscado voces que están o hayan estado conectadas con la gestión, crítica o realización cinematográfica.

Vilma Granda, de la Cinemateca Nacional, expresa: “Nosotros, como responsables del Archivo Patrimonial y de la Consulta Pública del cine ecuatoriano, solo podemos dar razón de aquello que facilitamos para que una decisión totalmente autónoma del Consejo de Cine ocurra por primera vez en el país; y que saludamos, de todos modos”.

Esto es, editar y distribuir masivamente una selección de cine ecuatoriano que fue discernida por el Consejo. “De tal modo, el día 13 de octubre del año 2009, mediante un convenio de cooperación interinstitucional, firmado por el presidente de la CCE y el director del Consejo de Cine, hicimos entrega al Consejo de la única copia cinematográfica existente en el país del filme Dos para el camino (1981, de Jaime Cuesta y Alfonso Naranjo) para que el CNCine proceda a realizar lo que denominaron ‘Proyecto de Edición y Distribución de la Colección de Cine Ecuatoriano’”.

Según el convenio firmado entre la CCE  y el CNCine, a cambio de recibir la película del archivo de la Cinemateca, se obligaba a colocar su logo y crédito en la copia digital de Dos para el camino que iba a ser distribuida. “Una vez concluido el proceso de remasterización y digitalización, que sería oneroso y largo, nos devolverían la película en 35 mm y nos entregarían el digital original o máster, con fines de preservación. El CNCine solo ha cumplido con nosotros lo primero”, manifiesta Granda. Es decir, devolverles la película en agosto 2011.

“Además, nos han hecho llegar una copia normal de la colección, en DVD, pero no se ha insertado el crédito y logo de Cinemateca para la digitalización de  Dos para el camino, como lo hacen otros proyectos editoriales en el extranjero”, señala.

Por su parte, Jorge Luis Serrano, director del Consejo Nacional de Cine, precisa que el logo y el crédito de la Cinemateca constan en todos los materiales de promoción, como afiches, volantes, etcétera, y aseguró que no ve ningún problema en reconocer que la colección es una iniciativa conjunta entre las diversas instituciones encargadas del patrimonio cinematográfico.

La Cinemateca se siente comprometida a aportar para que este tipo de emprendimientos encuentre derroteros. Por ello, sus representantes piensan que ya deberían clarificarse las competencias institucionales en cuanto a la preservación y difusión, a largo plazo, del patrimonio fílmico y audiovisual del país. La Cinemateca cumple este 28 de diciembre treinta años de una actividad de preservación y difusión de la memoria filmada.

Gerard Raad, conocido comentarista de cine, opina: “Este es un buen proyecto, pero para que tenga éxito y las películas no se queden en las perchas, es muy importante un trabajo de promoción agresivo, además de que estos DVD no solo se deben comercializar en las tiendas asociadas sino también en puntos de venta estratégicos... Bueno, ya esto requiere un estudio de mercado”.

“Hay que ver  si los estamentos gubernamentales comprometidos para la difusión lo hacen bien y consiguen que el cine nuestro sea tan apetecido como el del norte”, añade.

En cuanto a si concuerda con que los títulos escogidos para la colección son  los más representativos del cine nacional, Gerard apunta: “En este caso parece que las películas fueron escogidas siguiendo un patrón cronológico. Así, Dos para el camino tiene ya 30 años desde su estreno; La Tigra, 20; Ratas, ratones y rateros, 10; y Fuera de juego  es la más reciente. Pero que sean o no cintas representativas no es lo más importante, sino que se difundan, que la gente las vea”.

-¿Qué opina del precio, está acorde con nuestra realidad?
- “Por supuesto que sí; el precio está muy bien, si consideramos que en algunas tiendas el costo de copias de películas extranjeras es de 2 dólares y en las tiendas donde se venden DVD originales su precio es de 18 dólares en adelante”.

Arturo Chang, “excluido cultural de la era neoliberal”, como él se autodefine, es arquitecto de profesión, especializado en arquitectura vernácula. Su vinculación con el cine se remonta a hace tres décadas, cuando, junto con Jorge Massucco y otros, creó el Departamento de Medios Audiovisuales de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, además del Cine Club, que desarrolló una intensa actividad alrededor de la cinematografía, su análisis y difusión.   

“Ya era hora de que el Estado asuma una postura de defensa de los derechos de autor, en este caso, de los cineastas. Y junto con esto, se proteja a los pequeños comerciantes de DVD que son parte de la cadena”, considera Chang. Y añade: “Es una buena iniciativa que espero se mantenga, pues se trata de una oportunidad para que la difusión de cine ecuatoriano se haga con toda la fuerza de la que dispone el Estado”.