El cine latinoamericano se refuerza y se renueva
Un Óscar para Alejandro González Iñárritu; un León de Oro para Guillermo del Toro y un Oso de Plata para Sebastián Lelio. Por si esto no fuera bastante para el cine latinoamericano, 2017 vio cómo una nueva y gran generación de cineastas dejaba su huella en festivales internacionales.
Tras tres años espectaculares –2014, 2015 y 2016– en los que los Óscar se rindieron al talento mexicano, era difícil repetir un éxito similar en 2017, pero el balance por ahora es positivo.
Como antesala a los Óscar de 2018, González Iñárritu ya se ha llevado uno, especial, por su innovador y arriesgado proyecto de realidad virtual, Carne y arena, una “experiencia narrativa visionaria y poderosa”, en palabras de la Academia de Hollywood.
Un proyecto realizado junto al director de fotografía Emmanuel Lubezki, ganador de tres Óscar consecutivos, y otro de los grandes nombres del cine latinoamericano actual. “Profundamente emocionado” recogió Iñárritu el Óscar y casi al borde de las lágrimas su compatriota y amigo Guillermo del Toro recibió el León de Oro de la Mostra de Venecia por La forma del agua.
Un cuento visual que rezuma amor en su historia y amor por el cine de Del Toro, que conjuga en este filme su mejor estilo fantástico con un homenaje a grandes clásicos para ofrecer uno de sus trabajos más redondos.
Tanto, que ya aparece en la mayoría de las quinielas para los Óscar tras situarse como una de las películas favoritas para los Globos de Oro, con siete nominaciones, incluidas las de mejor película, director y guión. En esas nominaciones está también el filme chileno Una mujer fantástica, de Sebastián Lelio, que optará al Globo de Oro a mejor película extranjera y además ha pasado el primer corte para el Óscar a mejor película de habla no inglesa y ya está entre las nueve finalistas.
Todo ello tras triunfar en la Berlinale, donde se llevó el Oso de Plata al mejor guion, firmado por Lelio y Gonzalo Maza, que cuentan una historia sobre el rechazo social a una transgénero, interpretada por la actriz transexual Daniela Vega, cuya labor ha recibido elogiosas críticas.
Otro nombre consagrado, el del mexicano Michel Franco, volvió a aparecer en el palmarés del Festival de Cannes, esta vez con el Premio del Jurado de la sección Una Cierta Mirada por Las hijas de Abril, una historia de relaciones maternofiliales con Emma Suárez como protagonista. Pero este 2017 también ha visto la irrupción de muchos nuevos nombres de cineastas latinoamericanos, que han logrado un inmediato reconocimiento con sus primeros trabajos.
Es el caso de la argentina Natalia Garagiola, que ganó el premio de la audiencia de la Semana Internacional de la Crítica (SIC) de Venecia, sección paralela a la Mostra de Venecia, con Temporada de caza, una película intimista, profunda y radical.
Mientras que el colombiano Jhonny Hendrix Hinestroza se llevó el premio de las Jornadas de los Autores, una sección autónoma de la Mostra de Venecia, por su segundo largometraje, Candelaria, una de “esas raras películas que entregan bondad y calidez a la audiencia”, según el jurado.
En una edición de Venecia especialmente favorable para el cine latino, el filme Los versos del olvido, una coproducción chilena dirigida por el iraní Alireza Khatami, fue reconocido por la Federación internacional de críticos de cine. Una película que aborda el tema de los perseguidos y desaparecidos por razones políticas, algo que también planea sobre Los perros, el filme de la chilena Marcela Said que triunfó en Horizontes Latinos de San Sebastián.
En este caso, Said se centra en las consecuencias de la dictadura de Augusto Pinochet, en concreto en la complicidad del mundo civil con su silencio, en cómo las personas que callaron hoy son dueños del patrimonio del país. Y también entre los cortometrajistas ha habido buenos resultados este año, como el Premio del Jurado de la Berlinale para Ensueño en la Pradera, del cineasta mexicano Esteban Arrangoiz, en una edición en la que el argentino Nicolás Suárez consiguió una mención por Centauro.
Muchos y variados reconocimientos para un cine que no deja de crecer, que se refuerza y se renueva y cuya presencia internacional hace mucho que dejó de ser una anécdota. (I) et