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Entrevista / isabella parra / productora ecuatoriana

"El cine es uno de los sectores más tolerantes"

"El cine es uno de los sectores más tolerantes"
Incine
08 de marzo de 2016 - 00:00 - Redacción Cultura

Isabella Parra armó, junto con una socia, una empresa productora llamada Caleidoscopio Cine, en 2011, con la que ha hecho varias películas nacionales y regionales. Antes, uno de sus primeros trabajos en la gran pantalla fue en el Festival Cero Latitud, en 2004; luego, por invitación de Víctor Arregui, incursionó en el mundo de la producción cinematográfica con el filme Cuando me toque a mí, y, desde entonces hasta la actualidad, ha estado involucrada sostenidamente en el campo de la programación y la producción.

“No estudié cine, sino economía del desarrollo y luego estuve en la Escuela Malayerba, mi rol como productora lo aprendí haciendo”, dice la cineasta, quien en esta entrevista reflexiona sobre el rol de las mujeres en el cine a partir de su experiencia.

¿Cómo ha visto la participación de las mujeres en el plano de la producción?

No tengo estadísticas claras, no las he investigado, pero lo que sí creo es que hay una mala interpretación generalizada de lo que significa ser productora o productor, asociada a ciertos prejuicios de géneros.

¿Cuál es esa mala interpretación?

En muchos casos se entiende a la producción como un servicio logístico: al productor se lo asume como la persona que consigue el catering, la movilización y esas cosas. Pero eso no hace el productor, sino el jefe de producción en rodaje, el productor técnico, o como quieras llamarlo. Es decir, hay varios niveles de producción, pero como tal, el trabajo de un productor no es un trabajo logístico, sino es el desarrollador del proyecto general: eres el que arma un proyecto, diseña una estrategia, define el concepto que puede ser a partir de un guion o, al revés, del concepto nace el guion.

¿Y dónde se verían esos desfases de género?

No digo que este sea un problema exclusivo del cine, pasa en otros ámbitos, pero si te pones a pensar hay este prejuicio de que las mujeres son más organizadas, más responsables, entonces si se requiere de un jefe de producción quizás se piense que una mujer pueda hacerlo mejor por esas características “naturales”. Creo que asumir esas cosas, que sí las he escuchado en el cine, es un problema de género, cuando la realidad es distinta: yo he trabajado con hombres que son más organizados que las mujeres.

¿Cree que ese sentir está enraizado con fuerza en el cine?

Creo que trabajamos en uno de los sectores más tolerantes de la sociedad. No puedes comparar el nivel de machismo en el cine que en otro sector, como el petrolero, por ejemplo. Cultural y socialmente hay un machismo que se puede ver en todos los sectores, pero creo que las artes es uno de los espacios donde menos se puede sentir eso, porque justamente el arte debería combatir esos prejuicios.

Desde su experiencia ¿ha habido una suerte de discriminación en su gremio, en su entorno?

No sé si discriminación. Por ejemplo, en la Corporación de Productores y Promotores Audiovisuales del Ecuador (Copae), hace años, hubo un proceso para fortalecer a los gremios y ahí preguntaron la definición de productores para ver quiénes eran los asociados. Y la definición que manejaba la Copae, que es quizás las más conocida mundialmente, está en ser dueño del derecho patrimonial de autor. Entonces, antes de usar ese concepto, tú tenías un 80% de mujeres productoras, pero cuando se lo aplicó -el concepto- las mujeres no calzaban en él porque quienes poseían los derechos eran hombres.

Eso develaba que las productoras mujeres no eran eso, sino jefas de producción, y que los propietarios de los derechos, que son quienes toman las decisiones, no eran necesariamente las mujeres.

¿Y qué otras “fallas” ha visto por fuera de su trabajo de productora?

Teníamos una actriz protagónica y extranjera en la película El Facilitador, y a ella la llamaban para hacerle fotos sexys, porque como era guapa pensaban que solo podía hacer eso. Una vez llegó a una entrevista y le tenían lista ropa de almacén, maquillaje y le preguntaron cosas faranduleras. Entonces a María Gracia, la actriz, la llamaban para las fotos bonitas, y al Pájaro Febres Cordero, que era el otro actor, para hablar de la película. (F)

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