El caso del Salón de Julio replantea escena cultural
El martes, luego de concluida la audiencia de Acción de Protección, llevada a cabo por el abogado Xavier Flores, surgió una controversial discusión entre Melvin Hoyos, director Municipal de Cultura y Promoción Cívica, y el artista Andrés Crespo Arosemena.
Según Crespo, todo comenzó porque Hoyos mantenía una conversación en voz alta junto a él (Crespo), en la que comentaba que los artistas demandantes deberían ir a ver pornografía al patio de su casa. Además, aseguró que el director Municipal de Cultura usó el calificativo de “mamarrachos” para expresarse sobre los artistas. “En ese momento al escuchar esto respondí diciendo que el socialismo es una enfermedad, que su síntoma principal es el fascismo y que eso solo se curaba en las urnas”. A lo que Hoyos respondió diciendo que la obra que presentó Crespo no es arte “Tu obra, anda, recógela, porque el jurado dijo que era una porquería, esto no es arte dijeron, esto es una porquería con un poco de recortes”, a lo que el artista le respondió -de manera enfática- que eran un poco de atrasados que hacían quedar mal al país.
Crespo presentó al Salón de Julio una obra basada en calcos de los dibujos ochenteros de Pancho Jaime. Asegura el artista que la obra es la demanda en sí misma, la cual consta de veinte páginas y en su reverso están calcados dibujos hechos por Pancho Jaime, estos concluyen con una foto tomada por Paco Salazar del entierro del caricaturista, que fue censurado de la manera más radical posible, a través del asesinato.
Para este creador -que aclara no ser artista plástico- la actitud que ha tomado respecto a este tema ha sido como ciudadano y considera que es una vergüenza pública para el Municipio de Guayaquil y para la ciudad que una persona como Melvin Hoyos se exprese de esa forma, pero lo que da más vergüenza, afirma, es la censura previa.
“El jurado es el que está llevado a determinar que es o que no es una obra de arte, no el jefe del museo, ni el alcalde de la ciudad. Ellos no saben nada de eso, el uno es arquitecto y el otro es administrador”, concluye Crespo.
Xavier Flores manifestó que la actitud de Hoyos es un pésimo síntoma de que se tiene una administración pública que irrespeta no solo los derechos, sino la dignidad de las personas y que apelarán la decisión del juez hasta agotar todas las instancias, incluso las internacionales si es necesario.
Por su lado, Melvin Hoyos dijo que lo tenía sin cuidado lo que el señor Flores haga, pero que la pornografía no iba a entrar al museo.
El escritor Henry Raad, por medio de su blog www.henryraadanton.com, manifiesta su desacuerdo con la medida tomada por el Salón de Julio diciendo que la expresión “sexo explícito” es muy subjetiva y se presta a múltiples interpretaciones.
En cuanto a la existencia o no de prohibiciones en un salón de pintura, no me convencen sus argumentos que se sustentan en la protección de los niños y peor de los ancianos.
Los niños tienen curiosidades que les plantea su propio cuerpo y desde que lactan empiezan su búsqueda de cómo es que se reproducen las especies. Es inevitable. Mejor verlo en un museo que en la televisión, el Internet o en alguna revista pornográfica.
En cuanto a los ancianos le aseguro estimado Melvin, que yo entre ellos encantado de ver acción en los museos, antes que sentirnos petrificados como parte de ellos”, contesta Raad a una carta enviada por Hoyos, en la que le consultaba si estaba de acuerdo que jóvenes, niños y ancianos tengan que observar ese tipo de obras con contenido sexualmente explícito.