El canto lírico en busca de más espacio en Guayaquil
El canto lírico está vinculado con el repertorio, ópera y música de cámara. “La academia para un cantante lírico es indispensable y necesaria”, manifiesta Alex Rodríguez, barítono y violinista.
Para él, estudiar canto lírico representa dedicación y tenacidad ya que en la ciudad, sobre todo, el escenario es “súper reducido”.
En Guayaquil existen solo dos instituciones especializadas en canto lírico: el conservatorio María Callas, dirigido por la soprano Beatriz Parra, y el área de canto del Conservatorio Nacional de Música Antonio Neumane.
Los demás conservatorios y escuelas de música tienen dentro de su plantilla de maestros a cantantes especializados en esta área, pero no ofrecen este arte como carrera.
La soprano Viviana Rodríguez decidió cantar desde pequeña y estudió en el conservatorio Rimsky Korsakov, sin embargo, a pesar de que asegura haber tenido excelentes maestros, Viviana considera que en la ciudad faltan más espacios académicos.
“La ciudad en cuanto a canto lírico es deficiente, no porque no tenga artistas que deseen dedicarse a esto, sino porque aún no se le da el espacio necesario; solo existe un lugar donde se forma 100% a cantantes líricos y no hay un nicho de mercado donde el cantante lírico pueda desenvolverse. Todo es un círculo.”, manifiesta Viviana.
“Para cantar lírico se necesita ejercicio. En cuanto al oído, se entrena (...) además se debe tener referentes. Un cantante lírico tiene que estudiar, leer e investigar para de esa forma ampliar su repertorio y proyectarse”, recalca Alex Rodríguez, quien cada cierto tiempo procura viajar al extranjero para adquirir mayor conocimiento y nutrirse de los cantantes de larga trayectoria que hay en el exterior, especialmente en Europa.
Su último viaje lo hizo junto a Viviana -su hermana-, a Padua, Italia, donde ambos recibieron clases maestras con la soprano Alessandra Althoff; y él recibió el primer premio al mejor de la clase maestra.
La soprano Beatriz Parra, quien dirige el conservatorio María Callas y la fundación que lleva su nombre, dice que para que los cantantes líricos puedan salir del país a reforzar y pulir sus conocimientos deben ir con bases fuertes y una técnica ya definida que solo la da el estudio y la perseverancia. “En el conservatorio nosotros trabajamos con personas talentosas y considero que se realiza un trabajo de calidad, ya que los conocimientos adquiridos en Moscú -en el conservatorio Tchaikovsky- y mi trayectoria como cantante me han servido para transmitir todos esos saberes”, cuenta Parra.
Para Beatriz, más que escuelas de formación lo que falta en la ciudad es un apoyo más consolidado a este arte. “Guayaquil tiene cantantes que se están formando, pero falta el apoyo económico -sobre todo- para que el talento que existe no se quede en el aire”, recalca.
Con esto concuerda Viviana, quien es firme en su postura de crear con “urgencia” una compañía de ópera de Guayaquil. “Si existiera una compañía de ópera en la ciudad los artistas podríamos dedicarnos 100% a esto y no tendríamos que dividir nuestro tiempo entre el canto lírico y las múltiples actividades que debemos hacer para poder solventar nuestros gastos”, acentúa Viviana.
Luisa Menoscal llegó a Guayaquil hace un año. Tiene 17, y por motivos laborales de su padre tuvo que radicarse en la ciudad. Antes estudiaba canto lírico en Cuenca, pero ahora se le ha hecho díficil encontrar un lugar para continuar con sus estudios, ya que dice no hay una oferta variada para los cantantes líricos. “Me habían recomendado el Rimsky Korsakov, pero me enteré que ya cerró. Sé que hay otro lugar donde puedo estudiar, pero el problema es que no hay opciones para escoger y eso no debería ocurrir”, expresa Luisa.
La formación de cantante lírico es una carrera de conservatorio. Dura comúnmente entre cinco y diez años y termina con un grado académico.
En Guayaquil este arte se encuentra rezagado. Las opiniones del porqué no se ha consolidado van desde el desinterés del público, cruzando por la falta de apoyo de las autoridades pertinentes, y la poca inversión que los teatros de la ciudad quieren hacer para montar espectáculos de calidad y así difundir este género musical.