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El encuentro se realiza con autogestión y cuenta con el auspicio de la fundación museos de la ciudad

El arte urbano moldea el imaginario del sur

El arte urbano moldea el imaginario del sur
16 de diciembre de 2015 - 00:00 - Redacción Cultura

Las ciudades están empapeladas de comerciales que son -casi siempre-representaciones distantes de quienes las habitan. Vera es arquitecta y artista urbana. Un día, caminando de regreso a casa, notó que entre el empapelamiento no había ninguna mujer que fuera como ella. Ninguna que la representara. Ni a ella ni a las mujeres que conoce.

Su trabajo parte de la feminidad. Es una obra que se sintoniza con la naturaleza y la espiritualidad: más próxima a las mujeres que habitan en Ecuador.

Vera asume que, a pesar de que Quito es una ciudad patrimonial, debe renovarse con propuestas contemporáneas como el arte urbano. En este territorio pinta -desde ayer- el mural más grande de todos sus trabajos, desde Ambato -su ciudad natal- a España, Estados Unidos y México, donde ha participado como grafitera invitada.

En Quito no hay suficientes murales de grandes formatos y es el desafío que se ha planteado el Festival Internacional de Arte Urbano Detonarte. Seis artistas como Vera, con un sello definido para construir los imaginarios que se transmiten visual y oralmente en las ciudades, pintarán hasta el sábado 19 de diciembre seis multifamiliares de Chiriyacu, en el sur de la capital.

Las paredes de 8 metros de ancho y 15 de largo de estas edificaciones cambiarán de sentido en el espacio urbano. Para hacerlo, los organizadores del Detonarte tocaron cada puerta de los cinco pisos de los condominios para firmar un acuerdo.

Con los bocetos de Mantra (Francia), Onesto (Brasil), Stinkfish (Colombia), Apitatán (Quito), Steep (Puyo) y Vera (Ambato) los moradores de los edificios, custodios de la dinámica del hábitat del barrio, de hacer comunidad, acordaron darle una nueva identidad a las paredes desgastadas.

Luis Auz, director de este encuentro, destaca que se escogió a los artistas de acuerdo a su experiencia pintando edificios. En el caso de los nacionales, esa trayectoria no se ha hecho evidente en el país por una “falta de apoyo institucional”.

“¿Por qué es legal que se invada con publicidad el espacio público y por qué no pueden reemplazar esas imágenes con arte y con imágenes más diversas”, se pregunta Vera sobre las ilustraciones que todo el tiempo “están vendiendo una imposición sobre lo que debemos ser”.

Vera -como muchos otros artistas dedicados al arte urbano- considera que las ordenanzas 282 y 332 frenaron el impulso del trabajo de los artistas urbanos concentrados en Quito que, según documenta el portal Matador Nertwork, tiene un crecimiento fuerte desde 2006.

Estas ordenanzas, sumadas al Código Orgánico Integral Penal, aprobado en 2014 por la Asamblea Nacional, establecen restricciones para este tipo de manifestaciones, para lo cual, entre otros factores, hay que contar con la venia -y el trámite burocrático- de la autoridad metropolitana correspondiente, en el caso de Quito y Guayaquil.

“Con estas ordenanzas hay un retroceso en cómo ve la gente al grafiti. Hay quienes pintan los domingos cuando hay menos tránsito de la Policía Municipal. Quisieron aplicar un programa llamado ‘Muros Libres’, pero lo que tienen que hacer es derogar la ordenanza. La idea del arte urbano no puede ser sistematizado o clasificado, quieren ejercer control sobre un arte que no puede estar normado”, opina Vera.

Auz, organizador del Detonarte, comenta, en cambio, que en todas partes hay una ordenanza que regula el arte urbano, a pesar de que en Quito ha llegado tarde. “La gente sigue pintando, antes era más fácil, pero ahora, por el control del espacio público, es necesario que se avise sobre una fachada. Para este tipo de murales es necesario, pues hay artistas que no se dan cuenta del espacio que están pintando, a veces pueden hacer algo violento frente a una escuela. El artista tiene una gran responsabilidad de saber cómo trabaja en el sector que está pintando”.

Apitatán, por su parte, cree en la necesidad del arte urbano como una forma de embellecer la ciudad siendo democráticos. Él retrata las voces cotidianas con las que ríe al caminar, sus trabajos grafican la sal quiteña, los personajes con los que todos conviven a diario. (I)

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