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El área audiovisual busca convertirse en industria

El área audiovisual busca convertirse en industria
04 de marzo de 2013 - 00:00

Cuando Audón Coria, editor en México de la revista Selecciones de Readers Digest, volvía a ocupar ese cargo -que había dejado brevemente, a inicios de siglo-, regresó con una editorial titulada Segundas partes, que aludía a esa especie de regla tácita -¿de facto?- del cine: que las segundas partes de una saga de películas son malas (honrosa excepción hacen, por supuesto, La guerra de las galaxias y El padrino), manifestando su intención de que no ocurriera lo mismo en su nueva fase. Es que los nuevos periodos traen siempre nuevos desafíos.

Una encrucijada parecida parece vivir el ámbito cultural en Ecuador: hay una serie de políticas y proyectos planteados para dinamizar el sector, no solo en términos comerciales, y ante la reciente reelección de Rafael Correa, y los escaños obtenidos por el partido que lo auspicia en la Asamblea Nacional, el camino está -talvez- allanado para la aplicación de las políticas especificadas en el plan de gobierno, el plan de desarrollo de Senplades y el plan nacional del Buen Vivir, con miras a esa ambiciosa propuesta del Presidente: el cambio de la matriz productiva en el país, donde la cultura y el patrimonio se suman a otras aristas como el bioconocimiento, ecoturismo o la agroecología.

Ya lo ha dicho María Belén Moncayo, ministra coordinadora de Patrimonio Natural y Cultural: “Tenemos que aprovechar el escenario favorable”, refiriéndose a la Asamblea.

Lo dijo durante el desarrollo del encuentro Realidad y Futuro del Cine Ecuatoriano, que entre jueves y viernes, puso a los actores culturales relacionados con el cine a debatir.

El cine es un termómetro. Es uno de los sectores culturales más visibles si se habla de crecimiento: 300% en los últimos 6 años.

Pero ese crecimiento trae nuevos problemas a la palestra. Problemas que no son ajenos a las instituciones públicas: la circulación.

Mientras el encuentro se desarrolla con miras a promover la digitalización de las salas, el CNCine da cuenta de lo que hace para mejorar la difusión. Eso incluye que las películas nacionales empiecen a ser transmitidas en televisión.

El Ministerio de Cultura lo sabe. Pablo Mogrovejo, director de Audiovisuales de esa cartera, ha dicho que en una encuesta reciente realizada por su departamento, el 64% de las personas contestaron que no habían visto películas nacionales.

Erika Sylva, ministra de Cultura, resume el problema: “La producción es creciente, pero la circulación está en un cuello de botella”.

Pero los desafíos trascienden la frontera de la gran pantalla.

En materia de la industria fonográfica, el déficit es abismal, explica Sylva. En ese rubro, “exportamos $ 5.000, e importamos $ 10.5 millones”. Eso, sin mencionar que el 98% del mercado es de características informales.

Para estos dos campos, ya se han implementado procesos de control, con no poco éxito, en materia de propiedad intelectual y transformación del mercado informal.

Pero los sectores piden reformas: Jorge Luis Serrano, director del CNCine, propone un mayor alcance regulatorio que beneficie la difusión de audiovisuales nacionales; la Ministra Coordinadora de Patrimonio Natural y Cultural ve necesaria una reconversión del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC), y uno de los proyectos estrella del Ministerio de Cultura, la Universidad de las Artes, está aún en un proceso de revisión.

El Consejo de Evaluación, Acreditación y Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior (CEAACES), evalúa ahora el expediente de la Universidad de las Artes.

Una vez aprobado, el proyecto debe pasar por dos instancias más: una nueva evaluación del Consejo de Educación Superior (CES) y la redacción de la ley que ordene la creación de la institución, de acuerdo al Art. 109 de la Ley Orgánica de Educación Superior (LOES). Pero Sylva lo dice segura: la Universidad de las Artes se abre este año, con las carreras de Cine y Literatura.

Mientras tanto, hay otros proyectos que empiezan a ponerse en marcha. Según datos del SRI, solo 53 personas en el país se autodefinen como artistas en la razón social que especifica su RUC.

Sylva explica que, por ello, este año se empezará a crear el registro único del actor cultural (RUAC), con miras a tener un panorama completo acerca de la cantidad de artistas que hay en el país, lo que sería útil para el desarrollo de programas -por ejemplo- vinculados al seguro social.

Desde los ministerios de Cultura y Patrimonio se destaca, en ese sentido, la importancia de la interacción que existe entre las diversas instituciones del Estado, como Senplades, Senescyt, CNCine, IEPI  y otras carteras de Estado.

Y otros proyectos se mantienen: En 2012, con el financiamiento del Ministerio de Cultura ($ 1,2 millones), el Ecuador formó parte de 23 ferias internacionales del libro, en 16 países, y apoyó, de manera conjunta con el  de Patrimonio,  más de 200 festividades ancestrales y populares en todo el territorio nacional.

Luego de un primer periodo que ha logrado que las manifestaciones culturales -tanto de élite como populares- se hayan reactivado, a través de fondos concursables (algo más de $ 14 millones) y políticas públicas de promoción, tanto en el interior como en el extranjero -lo que las ha colocado en la palestra del debate público de los ciudadanos ecuatorianos, con sus respectivos encantos y desencantos-, este nuevo periodo trae consigo el reto de convertir a esa creciente producción cultural en industria cultural.

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