Desde 2008 recibe donaciones de otros intelectuales
El archivo que sobrevivió a la dictadura
Eran tiempos de dictadura, toque de queda y control absoluto. Los opositores políticos eran perseguidos; los secuestraban, torturaban y desaparecían en una Argentina teñida de verde militar.
El periodista Gregorio Selser sabía que corría peligro por cada palabra escrita en el papel, trabajos propios que había publicado y ajenos que guardaba meticulosamente en un archivo especializado en la historia política de América Latina. ¿Cómo iba a estar a salvo el autor de libros como Sandino, general de hombres libres (1955)?
Seis meses después del golpe de Estado que instaló a la primera Junta Militar, en septiembre de 1976, Selser decidió exiliarse. Huyó del país para salvar la vida como lo hicieron miles de argentinos. Se fue sin más equipaje que una maleta; en su casa dejó una biblioteca de 15 mil libros y un archivo que era su tesoro.
Al regresar del aeropuerto, su esposa Marta recibió una amenaza. “Se fue Gregorio pero quedan ustedes”, le dijeron y la familia decidió quemar algo de material como estrategia de sobrevivencia mientras se hacían gestiones para conservar la mayor parte del acervo. Lo consiguieron cuando la Flacso trasladó a México la biblioteca del periodista argentino. En medio de los volúmenes, sin declarar y escondido, viajó también el archivo personal que se salvó así de ser destruido por algún censor de la dictadura cívico-militar.
Gregorio Selser inició su exilio en Panamá y después se mudó a México. Aquí siguió ejerciendo el periodismo y también se dedicó a la docencia en la mayor universidad del país, la Nacional Autónoma (UNAM). Exalumnos suyos, como el jurista Emilio Álvarez Icaza, recuerdan que les enseñó “a ser latinoamericanos”.
Además, “a todo el mundo llevaba a conocer su archivo, que estaba en su casa”, cuenta la activista chilena Beatriz Torres, también exiliada aquí. Llegaban a conocer sus documentos, amarillentas hojas de periódico recortadas y etiquetadas que dan seguimiento a temas como movimientos políticos, militarización e intervenciones extranjeras en América Latina. “Vivía archivando con características y precisiones históricas. Tenía su propia forma de clasificar, lo hacía para él mismo, para sus alumnos y sus amigos”.
Selser murió en 1991, “se suicidó a causa de un cáncer cuando escribir y pensar ya eran un problema para él”. Dejó 40 libros publicados, numerosos artículos, conferencias, entrevistas y cinco décadas de historia en recortes de prensa, la Guerra Fría vista desde su lupa analítica (1940-1990).
Memoria y legado
El archivo hemerográfico de Gregorio Selser siguió en manos de su familia hasta el año 2005, cuando fue comprado por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM). Dos años después la casa académica adquirió también documentos personales como originales de libros, trabajos inéditos, correspondencia y cerca del 95% de sus artículos. Nacía el Centro Académico Memoria de Nuestra América (CAMeNA), un archivo de puertas abiertas como a él le gustaba.
El CAMeNA es más que los documentos de Selser, “es una manera de ensanchar su memoria”, explica Beatriz Torres, impulsora y responsable del espacio. Mujer de hablar recio y tono alto, se doblega al recordar al intelectual: “Se formó en un orfanato desde que tenía 6 meses hasta los 15 años. Al sufrimiento, la soledad, la crudeza de su vida, él las transformó en un humanismo del más cálido que me ha tocado conocer. Fue un hombre sin rencores ni odios y el archivo lo refleja. Recortaba la vida de países, instituciones, organizaciones, pero siempre con una apuesta a que el ser humano tenga mejores respuestas”.
El poeta Juan Gelman dijo alguna vez que Selser construyó “el archivo más completo que existe sobre América
Latina, una joya para historiadores e investigadores”. Beatriz Torres agrega el valor de “haber dedicado una vida al seguimiento de los temas que no son solo militares y políticos. Hay una militancia con la memoria. Recuerda a algo que decía Walter Benjamin: la memoria no entra por puertas ni ventanas, entra por las rendijas”.
La rendija que abrió Gregorio Selser sigue ensanchándose porque el CAMeNA cumple diez años en franca expansión. Sus documentos pueden ser consultados en versión física y digital, clasificados y digitalizados según estándares internacionales. El acceso es libre desde cualquier lugar del mundo por medio de la página www.camena.org.
Pero, además, desde el año 2008 comenzaron a recibir donaciones de otros intelectuales con historias disímiles. El resultado hasta ahora: 15 fondos documentales, 9 mil libros y 24 mil volúmenes hemerográficos entre revistas, periódicos y boletines.
El CAMeNA reúne información del periodista uruguayo Carlos Fazio, testimonios de la doctora mexicana Raquel Gutiérrez cuando fue presa política en Bolivia y documentos oficiales no difundidos sobre la represión en Paraguay. También material sobre diversidad sexual, 30 cuadernos con bocetos del dibujante Vlady y la investigación completa que hizo el escritor mexicano Paco Ignacio Taibo II para escribir la biografía de Ernesto ‘Che’ Guevara. Entre los manuscritos para ese libro, relata Beatriz Torres, aparecieron “papeles con la letra de Gregorio. Paco y él no se conocieron, pero Gregorio supo que Paco llevaba años trabajando una biografía del ‘Che’ y le fue juntando material. No alcanzó a dárselo pero su esposa Marta se lo entregó después de su muerte”.
Un gesto que dice pinta de cuerpo completo a Gregorio Selser. Su generosidad ayudó al escritor Paco Ignacio Taibo II, alimentó parte de la popular biografía de Ernesto Guevara y volvió a su propio archivo para seguir nutriendo a quienes llegan a explorar su universo. (I)