Ecuador destacó en la I Bienal de Miami en 1986
Era el 9 de octubre de 1986 y el ecuatoriano Pablo Martínez Rojas veía como en el hotel Hyatt Regency Convention Center, de Miami, se realizaba la Primera Bienal de Pintura Iberoamericana que había organizado personalmente durante dos años.
Fue en 1984 cuando Martínez, proveniente de una familia de gestores culturales, decide emprender un viaje a los Estados Unidos con el fin de crear una bienal que dé a conocer el arte ecuatoriano y de Latinoamérica. Luego de innumerables gestiones y con el auspicio del Instituto Andino de Artes Populares (Iadap) los fondos necesarios para llevar a cabo este evento estaban listos.
México, Argentina, El Salvador, Guatemala, Honduras, República Dominicana, Brasil, Colombia, España, Bolivia, Panamá, Chile, Venezuela, Estados Unidos y Ecuador fueron algunos de los 26 países que se dieron cita en la Primera Bienal de Arte de Miami. Esta muestra pictórica reunió a grandes artistas del mundo y recibió las mejores críticas de los medios y los movimientos culturales de los países asistentes.
Pero el reconocimiento a la labor artística no solo se lo llevó Pablo Martínez, quien es considerado el precursor de este tipo de eventos culturales en Miami, sino también el ganador de la Bienal, el pintor quiteño Napoleón Paredes, quien en esa ocasión se hizo acreedor a $ 4.000 y dio a conocer su trabajo pictórico en el exterior.
Otros dos ecuatorianos que triunfaron en ese recordado concurso son Carlos Rosero y Flores del Valle.
Para el artista Napoleón Paredes, esta anécdota es grata de recordar porque le permitió interactuar con artistas de otros países en una época en la que ese tipo de actividades era nula y, además, fue parte de una iniciativa que abrió camino al arte iberoamericano en una ciudad como Miami.
Napoleón creció rodeado de artistas, su padre fue el reconocido artista plástico Diógenes, el “Monstruo Paredes” y la estrecha amistad que su progenitor tenía con grandes artistas como Oswaldo Guayasamín, Eduardo y Nicolás Kingman, creó un ambiente pictórico que lo impulsó a seguir los pasos de sus padres.
Después de 25 años de haber ganado esa Bienal en Miami continúa trabajando en sus obras neofigurativistas, con las que denuncia los hechos y situaciones que considera atentatorios a la humanidad.
Paredes cuenta con voz firme que su amor por el arte lo ha ayudado a ganar duras batallas, como la que tuvo que lidiar en el 2004 cuando por un accidente de tránsito permaneció cuatro meses en estado de coma.
“Después de haber estado casi muerto, volví y a pesar de que los médicos decían que quedaría en estado vegetativo, aquí estoy, pintando como siempre lo he hecho”, comenta e inmediatamente aclara que su formación no le permite ser un pintor mediocre, ya que por sus estudios en la Escuela de Bellas Artes ha sido alumno de grandes pintores y escultores.
Napoleón ha participado en diferentes concursos pictóricos a nivel nacional y sus obras son reconocidas por el minucioso acabado que les otorga el artista.
Fue profesor universitario por muchos años, pero dejó la docencia para dedicarse de lleno a sus nuevos proyectos.
La Ciudad del Futuro, así denomina a su próxima exposición -que pretende presentar a mediados del próximo año en el Museo Luis.
A Noboa Naranjo- que es dirigido por Pablo Martínez, consta de una serie de cuadros en los que pretende mostrar como se verán las ciudades cuando sean totalmente devastadas, por el espíritu malicioso e irreverente del hombre, y estén habitadas únicamente por los insectos.
Este proyecto es trabajado por Napoleón, desde aproximadamente ocho años, que luego de verse interrumpido por el accidente, muestra un antes y un después de la percepción que el pintor tiene sobre la vida.