Directoras nacionales exploran más formatos
La baja presencia de la mujer en el cine empieza a revertirse. En el país, los proyectos postulados al Fondo de Fomento aún tienen un desbalance 20/80, en cargos de producción o dirección de mujeres en contraste con sus pares hombres, según datos del Instituto de Cine y Creación Audiovisual (ICCA).
Sin embargo, las productoras ecuatorianas empiezan a tener notable participación si se revisa la lista de ganadoras a los fondos desde hace tres años.
En 2016, de 21 proyectos beneficiados en el Fondo de Fomento, 11 pertenecían a mujeres, cifra que creció en las siguientes convocatorias.
Algo similar se observa en la base del Registro Único de Artistas y Gestores Culturales (RUAC), en la categoría de Artes Cinematográficas y Audiovisuales, a nivel nacional.
La actriz Toty Rodríguez, protagonista de Azules Turquesas, revisa tomas con la directora y guionista de la película, Mónica Mancero
En el sistema, las productoras ocupan la tercera parte de la lista. Las cifras lo revelan: de 748 usuarios en el sector, 548 son hombres y 200 mujeres.
Esta participación estaría relacionada con las transformaciones sociales y la lucha de ganar una condición laboral no subordinada.
Patricia Torres San Martín, investigadora del cine mexicano y latinoamericano de la Universidad de Guadalajara, lo dice en su artículo Mujeres detrás de cámara, publicado en 2018, en revista Nueva Sociedad.
“Debemos revalorizar las conquistas de lenguajes innovadores, las temáticas transgresoras y las invenciones formales y estéticas introducidas por las mujeres”, sugiere la catedrática.
La actriz colombiana Noëlle Schönwald, en una de las escenas de La Mala Noche, en la cual protagoniza a una mujer con un peligroso antecedente.
Actualmente, esta percepción se revela en las producciones de ecuatorianas que incursionan en otros géneros y formatos digitales.
Natalia Pazmiño, analista de Proyectos de Fomento del ICCA, cuenta que no hay muchas involucradas en proyectos de cortos, largometrajes o documentales.
Dice que las propuestas se enfocan en la era digital, como el mapping, videos web o de 360° y audiovisuales para plataformas con aplicaciones diseñadas para smarthphones.
“La idea del fondo es incentivar este tipo de creación que implica una nueva forma de exploración”, comenta Pazmiño.
En el primer llamado que el ICCA realizó este año, el 8 de mayo, se anunciaron los ganadores. “Hace tres semanas firmaron los convenios y esperan el desembolso del 80% del incentivo”, informa.
Temas con otros enfoques
La denuncia a través de la visión de la mujer en el cine se aleja y da pie a otros géneros.
“Ahora se empieza a ver otra visión, ya no es sobre la migración o de situaciones como de trabajo doméstico que se recogen en documentales; ahora se están construyendo otras historias”, cuenta la analista.
Viejos Malditos, de la productora Ivonne Campoverde, ganó este año el fondo, en la categoría de Producción de largometraje de ficción.
El Niño probeta, de Carolina Hernández, fue beneficiada por una ficción narrada en género de comedia.
Los elementales de Ikianá, producida por Grace Serrano, obtuvo el fondo en la categoría de Serie de Animación.
En cambio, Micaela Rueda y su proyecto UIO: Sácame a pasear está en la lista de postulantes, en la categoría de Promoción y Estreno.
Lo mismo ocurre con Hijos de la luz, de Gabriela Calvache, que postuló en la categoría de Producción de Largometraje de Documental.
Falta visibilidad femenina
En el libro Cartografiando miradas. Mujeres que hacen cine en Argentina, de Paulina Bettendorff y Agustina Pérez, se dice que únicamente 15 mujeres, a lo largo de 100 años del cine argentino, se atrevieron a ocupar cargos técnicos.
Carla Valencia, directora de la cinta Abuelos, afirma que eso no ha cambiado mucho pues en general pocas personas viven de ser directores o fotógrafos de arte.
Sugiere que más allá de hablar de las mujeres detrás de las cámaras, habría que abordar la falta de fomento al cine independiente.
Considera que hay un boicot respecto a las salas de cine comercial, sumado a la ignorancia del público que desconoce el esfuerzo que se realiza detrás de las producciones nacionales.
“Se deben abrir espacios de cine no comercial; creo que en la diversidad está la riqueza del poder de hacer arte cine bajo una propuesta diferente”, sostiene la docente de la Universidad de las Artes.
Respecto a los roles, piensa que a la mujer hay que darle protagonismo, lo que considera inexistente. “No tenemos porcentajes de mujeres protagonizando una película, sino mujeres hablando sobre hombres, escribiendo películas de hombres, lo que necesitamos es visibilizarnos”, comenta.
La productora audiovisual, Jéssica Sedgwick, no se centra en el discurso de la disparidad de género. Pero está consciente de que la ecuatoriana no está posicionada en la pantalla.
“No creo que el propósito de hacer cine sea exclusivo de mujeres, dirigido a ellas, ni de contenido sobre ellas; solo debemos tener igualdad”, sentencia. (I)