La juventud militante revive en el escenario
La música protesta, la militancia política, la búsqueda del cambio social y, por supuesto, el amor romántico en los setenta y ochenta son esas memorias de antaño que envuelven a la obra Café con aroma de nostalgia.
La producción se presenta desde el jueves al sábado a las 18:00 en el espacio cultural y artístico Café Teatro Dinarte, ubicado en las calles Benalcázar y Sucre, en el Centro Histórico de Quito.
“Es poética, política, panfletaria y festiva”, cuenta el dramaturgo Bolívar Flores, autor del texto y actor en la pieza teatral.
Flores señala que la obra rememora algunos pasajes del Quito de hace 30 o 40 años, cuando “los jóvenes soñábamos con comernos el mundo o cambiarlo desde la universidad”.
El dramaturgo recuerda que en los setenta, Ecuador vivió y atravesó por cambios, tanto en el ámbito económico como en el artístico.
“Tuvimos el ‘boom’ petrolero, así como el surgimiento de las grandes orquestas de la capital, como Don Medardo, Los Hispanos, Los Graduados y otras más”.
Fue una época dinámica para una juventud que ahora mira hacia atrás y recuerda con nostalgia.
Un fantasma hecho persona
La historia de Café con aroma de nostalgia se centra en el relato de Margarita del Rocío, interpretada por la actriz Susana Vargas.
“Ocurre en el tiempo presente, pues un día Margarita se levanta y se da cuenta de que ya no es la misma, ya no es joven y recuerda el pasado”, cuenta Flores.
Hay una escena en la que ella toma un álbum de fotos y a través de las imágenes va rememorando episodios significativos de su vida.
Entre ellos, “el primer día de clases, su primera comunión o su militancia política en la universidad, cuando era dirigente estudiantil”.
Es en ese instante que aparece Juan, “un fantasma del pasado”, encarnado por Bolívar Flores.
El romántico Juan le dice a Margarita del Rocío: “deja a ese novio que tienes y cásate conmigo” mientras le recuerda el amor y pasión militante de sus años de estudiantes en la Universidad Central en Quito.
Costumbres
La obra es algo más que un recorrido por los tiempos de la lucha social en una época en que América Latina estaba poblada de dictaduras.
También se recuerda los recitales poéticos en barrios, cárceles y colegios y los clubes políticos-literarios.
Estas situaciones están bajo el contexto de dos seres que vivieron esa efervescencia política y el amor militante y que luego de décadas se encuentran para rememorar sus vidas con nostalgia.
“No era un tiempo solo de protestas callejeras, también estaba el amor, lo romántico, cuando cantábamos en las peñas las canciones de Mercedes Sosa, la trova cubana o Pueblo Nuevo, una mezcla de romance con las luchas sociales”, recuerda Bolívar.
La obra, cuya producción tomó casi un año, está bajo la dirección escénica de Fausto Caamaño, director de Inclusión Social de la Casa de la Cultura Ecuatoriana.
“De Susana Vargas surgió la idea (de montar esta obra), entonces yo la dirigí en los primeros textos. Y el resto surgió en pleno escenario, pues ahí llegaron poco a poco los recuerdos”, explica.
Para Flores, el teatro tiene esa ventaja en el proceso de creación. Ahí regresaban cada cierto tiempo a esas memorias que alimentan la historia. “No hay inspiración sin un trabajo previo en que el cuerpo sienta, sude”, dice.
Así, Café con aroma de nostalgia se recrea en el sitio Dinarte, de la actriz y dramaturga Dina Calderón.
El lugar es una alternativa escénica en el Centro Histórico, con la finalidad de abrir las posibilidades de presentaciones musicales, de teatro, danza y otras.
Poeta y dramaturgo, Bolívar Flores se graduó como actor en la Escuela de teatro de la Universidad Central.
Café con aroma de nostalgia aborda el gusto por la vida, por lo sencillo, el recuerdo, la poesía visual y de la palabra. (I)
La obra
CAFÉ CON AROMA de NOSTALGIA
La obra teatral fue escrita por Bolívar Flores Hidalgo, actor, poeta y dramaturgo. Él interpreta a Juan en este duólogo en que lo acompaña Susana Vargas, como Margarita del Rocío.
60 minutos dura la producción. La dirección escénica y la iluminación están a cargo de Fausto Caamaño.
Producción
La actriz Susana Vargas es la responsable del vestuario y maquillaje.
La fotografía es de Pedro Herrera Ordóñez y el video de Martín Ávalos.