"Desapareciendo" narra los archivos invisibles
El vestido que usó la última vez que salió de su casa. La máquina de escribir con la que escribía un ensayo. El peluche con el cual jugaba. Cada uno de estos son objetos de un valor sagrado para los familiares de las personas desparecidas.
La Asociación de Familiares y Amigos de Personas Desaparecidas en el Ecuador (ASFADEC), formada hace casi una década, se enmarca en la lucha por encontrarlos.
Su presencia es recurrente en las calles de Quito, y en uno de los plantones que montan periódicamente, el artista plástico Gary Vera y su colega Tania Lombeida se conmovieron con la propuesta estética de quienes reclaman a sus desaparecidos.
Ambos, graduados de la Universidad Central, decidieron involucrarse con esta organización y su búsqueda.
La muestra Desapareciendo fue el resultado de una producción que combina la gráfica y el activismo.
Esta plataforma itinerante se inició en 2015 y un año después se exhibió en Quito, luego en Cuenca y Alemania.
Hasta el 30 de junio estará en Guayaquil, en el Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo (MAAC).
“A ellos les ha tocado vivir el fenómeno de la desaparición con una problemática compleja en la cuestión legal, policial y administrativa de las leyes”, cuenta Vera sobre las personas con las que trabajan.
En la exhibición constan 12 casos distribuidos en instalaciones, libros, un mural de afiches y otros insumos.
Los casos seleccionados tienen expedientes abiertos y están bajo investigación.
“Para nosotros, como artistas, fue fuerte trabajar estas historias. Para los familiares es una herida que nunca sana”, comenta Lombeida.
Los artistas trabajaron junto con los familiares los insumos de la muestra. Ellos eligieron los objetos exhibidos por conocer el valor simbólico.
Casos de femicidio y políticos
El expediente de Gustavo Garzón, un exmilitante de la organización Montoneros Patria Libre, se abrió en 1990.
Su desaparición se dio en el gobierno de León Febres- Cordero y se presume que por su afinidad política, contraria a la del exmandatario, no se habría hallado ni el cuerpo.
Vera descubrió en este caso la línea poética y literaria de Garzón. Sus libros y máquina de escribir destacan en una de las instalaciones.
Las desapariciones de mujeres también tienen un espacio destacado.
Los casos de Juliana Campoverde, Carolina Garzón y Michelle Montenegro se suman a las 42.953 personas desaparecidas en el país, según la Fiscalía, aunque la ASFADEC registra otras estadísticas de sus investigaciones.
El caso de Campoverde es peculiar. Extraviada hace siete años, se tuvo como sospechoso al pastor evangélico de la iglesia a la cual ella asistía.
Pero el juicio tardó por las mismas causas que muchos atraviesan: falta de evidencia, cero empatía con la Policía o el fiscal de turno; y trabas para una resolución en las primeras horas de denuncia.
“Este es uno de los casos paradigmáticos, pues luego de la confesión del pastor, que dijo haber tirado el cuerpo a una quebrada, se encontró otro cuerpo”, cuenta Vera.
Desapareciendo plantea repensar la administración de la memoria, en una lectura paralela al discurso de la comunicación oficial. (I)