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Del exilio al activismo social: el recorrido de Lilo Linke por Ecuador

Del exilio al activismo social: el recorrido de Lilo Linke por Ecuador
22 de enero de 2014 - 00:00

Un aspecto todavía poco conocido de  Ecuador tiene relación con su historia como “país refugio”, como una nación dispuesta a dar protección y a salvaguardar las vidas de aquellos perseguidos por regímenes totalitarios y por quienes decidieron tomar el rumbo del exilio dejando atrás sus sueños y afectos más cercanos. Una buena cantidad de refugiados se asentó en Ecuador en la década del 30, huyendo del nazismo y de su avance ya en tiempos de la Segunda Guerra Mundial: Lilo Linke perteneció a esta generación de exiliados que, sin embargo, lejos de añorar su patria alemana, supo arraigarse en este país a partir de su labor periodística y, sobre todo, a su militancia social, en favor de las comunidades indígenas y, en general, de los pobres y marginados.

Lise-Lotte Linke Mickley, mejor conocida como Lilo Linke, había nacido en 1906 en Berlín. Era hija de un matrimonio conformado por un alemán y una inglesa. Su padre se había desempeñado como un empleado público de bajo rango  y, en cuanto a sus preferencias políticas, se había manifestado por lo general como conservador y leal al emperador.

Como buena parte de la clase media alemana de la época, sus padres vivieron la derrota en la Primera Guerra Mundial y el consecuente ascenso de los movimientos revolucionarios como una amenaza a su situación social, por lo demás cada vez más compleja debido a la creciente crisis social y económica atravesada por la República de Weimar. En este caldo de cultivo  no resultó extraño que tanto sus padres como su hermano menor simpatizaran con el nazismo, reproduciéndose en ellos la ideología antisemita que al cabo de un poco tiempo terminaría por provocar la ruptura de la familia.

Lilo Linke tuvo, en cambio, una formación distinta: según sus memorias, y gracias a su amistad con una compañera de estudios de origen judío, en 1923 comenzó a dar clases de apoyo y simultáneamente empezó a trabajar en una librería. Aunque  al  principio no tuvo mayor conciencia política, no dudó en sindicalizarse iniciando así un acelerado proceso de incursión en la izquierda berlinesa. En 1926 se unió a los Jóvenes Demócratas, la organización juvenil del Partido Democrático Alemán, organización del liberalismo progresista germánico. A principios del decenio  del 30 y ante el crecimiento electoral del nazismo decidió con reservas afiliarse a la socialdemocracia alemana, consciente de todas las contradicciones que surcaban a este partido en sus últimas décadas de vida.  

Desde el principio, la activista alemana se  fascinó por la cultura de los pueblos indígenas.Su último trabajo en Alemania había sido en la redacción de la revista de análisis económico Deutscher Volkswirt cuando en mayo de 1933, con Adolf Hitler ya en el gobierno, Lilo Linke decidió emigrar voluntariamente a Inglaterra. A pesar de que a su llegada hablaba poco inglés al año comenzó a publicar distintos artículos en periódicos locales. En 1934 publicó su primera novela, Tale without end, aunque más repercusión tuvo su siguiente trabajo Restless Flags editado en 1935 y que le daría una notable repercusión por parte de la crítica especializada por su narración autobiográfica acerca del origen, crisis y posterior desaparición de la República de Weimar.

Su espíritu inquieto y sus deseos de vivir nuevas aventuras y de profundizar en nuevos escenarios políticos la llevaron a Turquía en marzo de 1935 con el objetivo de seguir de cerca el proceso de reforma liderado por Mustafá Kemal Ataturk: resultado de esta experiencia fue la publicación del libro Allah Dethroned. Un año más tarde, publicada ya su siguiente novela, comenzó a madurar su intención de establecerse en América Latina, un destino crecientemente atractivo entre los exiliados políticos europeos y sobre todo para Lilo Linke, por otra parte, cada vez más interesada en conocer de cerca las peculiaridades y características de esta parte del mundo.   

En junio de 1939, tres meses antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial, Lilo arribó a Panamá: por tierra, recorrió luego Venezuela, Colombia, Perú y Bolivia hasta finalmente instalarse en Ecuador en agosto de 1940. Su desconocimiento del español hizo que sus primeros tiempos en el país fueran muy dificultosos: aun así, pudo sobrevivir dando clases de inglés. Su rápido aprendizaje del idioma le posibilitó desde el siguiente año comenzar a escribir textos periodísticos, convirtiéndose esta en su actividad principal y la que la haría conocida en Ecuador y distintos países de la región y de Europa.

En el contexto de la guerra, su origen alemán atrajo todo tipo de sospechas por parte de la embajada estadounidense en Ecuador. Conociendo los recelos de los que era objeto, ella misma se presentó ante la legación norteamericana para disipar cualquier duda al respecto, contando para ello con el respaldo del embajador de EE.UU. en Inglaterra. Finalmente todo se aclaró y la exiliada pasó a ser considerada una “buena alemana”, dispuesta incluso a colaborar con  EE.UU. para frustrar cualquier plan nazi en Ecuador.

Lilo Linke viajaba los domingos a los pueblos cercanos y allí organizaba cursos de alfabetización.Desde un principio, Lilo Linke se sintió fascinada por la cultura de los pueblos indígenas, pero la situación de extrema pobreza y marginación en la que encontró a la mayor parte de la población aborigen la movilizó en una importante campaña de militancia social. Por estos días residía en Guayaquil, y se había especializado en la alfabetización por medio del método Laubach de enseñanza con imágenes y pronunciación por sonidos (sílaba por sílaba). Junto con Ernesto Guevara Wolf, director de la Escuela de Ciencias de la Educación, y varios estudiantes formó los primeros grupos alfabetizadores de adultos, cuyas clases eran dictadas en los barrios pobres los fines de semana. La campaña de alfabetización se había convertido en un verdadero éxito, por lo que en 1943 apoyó la fundación de la Liga de Enseñanza de Analfabetos, pese a que en ese entonces ya residía en Quito.

En la capital de Ecuador, Lilo prosiguió con su activismo social: todos los domingos viajaba a los pueblos cercanos y allí organizaba cursos de alfabetización, formación en materia de higiene, salud, cuidado de recién nacidos, incluso reforestación. En poco tiempo aprendió el quechua, lo que era inusual ya que a excepción de algunos misioneros y lingüistas, prácticamente no había en ese momento europeos conocedores de las lenguas indígenas. Aprovechando ese saber, respaldó la creación de radioescuelas para los habitantes de lugares remotos. Asimismo, escribió artículos de modo sencillo destinados a obreros, campesinos y mujeres para apoyarlos en la solución de sus problemas cotidianos.

Mientras tanto, los conocimientos adquiridos a través de sus viajes por la región devinieron en 1944 en la publicación en Londres del libro Aventura Andina: un Estudio Social y Político de Colombia, Ecuador y Bolivia.

En 1946, Lilo retornó a Europa por primera vez desde su salida siete años antes. En Inglaterra renovó los contactos con sus editores y en París trabajó durante varios meses en la oficina de la Unesco. Una vez de regreso a Ecuador, intensificó sus actividades de trabajo social, ahora también mediante la organización de cursos de higiene en los barrios pobres de la capital, donde también fue pionera en la utilización de títeres para sus demostraciones.

Sus críticas contra la deplorable situación económica y social del país no siempre contaron con una buena acogida en todos los ámbitos. Cuando describió el mal estado de una escuela en Loja diciendo que cualquier lápiz bastaba para perforar las paredes, el presidente Velasco Ibarra en 1952 hizo un llamado por radio para que se echara a esta “extranjera” del país, si bien Lilo Linke hacía ya siete años que había adoptado la ciudadanía ecuatoriana.

Paralelamente, a comienzos de la década del 50 fue contratada como periodista del diario El Comercio, lo que le posibilitó realizar distintas travesías de exploración dentro del país y también algunos viajes al exterior: ejemplo de esto último fue su recorrido por la península mexicana de Yucatán, y por Bolivia, a donde llegó poco después de las movilizaciones de 1952, publicando a continuación el libro Viaje por una Revolución. Su consagración, sin embargo, se produciría dos años más tarde, cuando se dio a conocer su trabajo en Ecuador. Un país de contrastes, convertido en poco tiempo en una obra de referencia en las universidades del Reino Unido y que se mantuvo vigente hasta la década del 70 gracias a sucesivas reediciones por parte de la Oxford University Press.

A principios de la década del 60, Lilo Linke fue la primera mujer periodista en internarse en la selva amazónica de  Ecuador: sus crónicas sobre este viaje formaron parte de su libro People of the Amazon. En  1962  sumó más de dos mil artículos y entrevistas publicadas en El Comercio, con continuidad y regularidad desde el año 1951.

En 1963 Lilo Linke volvió a viajar a Europa, falleciendo en pleno vuelo desde Atenas hasta  Londres a causa de un paro cardíaco. Contaba en ese entonces con 56 años. Poco antes de morir había alcanzado a terminar su último escrito, ¿Dónde está Fred?, novela juvenil ambientada en Ecuador, con sus poblaciones afros e indígenas como protagonistas, y que sería publicada póstumamente.

“Mil campesinos lloran a Lilo Linke” fue el título de un artículo de despedida de una de las escuelas que lleva su nombre. En tanto que el diario El Comercio señaló que “Ecuador ha perdido a una gran ciudadana y promotora del progreso”. Su combinación única de periodismo y compromiso social le proporcionó una gran cantidad de colaboradores, sobre todo, entre sus colegas. Fue miembro de la Unión de Periodistas de Ecuador y amiga de intelectuales, artistas y políticos.

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