David Uttermann exhibe ‘El sol de los ciervos’ en el Parque Histórico

El artista guayaquileño David Utterman exhibe, desde el 23 de marzo en la Casa Lavayen-Paredes del Parque Histórico de Samborondón, la exposición El sol de los ciervos que propone un cuestionamiento hondo sobre la identidad personal en un pasado que cobija fantasmas que nos adormecen en posiciones contemplativas, en vez de asumir la existencia desde el presente.

El título de la muestra, que permanecerá abierta al público durante tres meses, sugiere el instante rojizo de un atardecer que provoca embeleso y puede pensarse como una metáfora de la paralización de quien solo vive en un pasado luciente y colorido.

Con base en una de las fotos de la muestra, Uttermann sostiene que el universo simbólico determina nuestra realidad y que la imagen de los atardeceres es especial pues "saber que esa luz era la misma que estaban viendo estos personajes eso es increíble". Coincide con Marc Augé en que la representación es más poderosa que la presentación.

Si bien el proceso creativo fue muy "desgastante porque son cosas que incomodan en el camino”, considera el artista que en ello radica precisamente la función comprometida del arte, en una transformación personal. “Me siento agradecido por ese proceso; quisiera que lo pueda detectar el público, que le sirva para, también, de pronto, empezar a ser más autocríticos. De pronto les evita pasar ese camino difícil de desenterrar estas cuestiones, de sacar los fantasmas de tu armario”.

Utterman recuerda la lectura de La hermenéutica del sujeto de Michel Foucault, donde se abordaban distintos ejercicios espirituales entre los cuales los estoicos, para vencer el miedo a la muerte, representaban la suya. Del mismo modo, la representación mortuoria del autor se basa en el encierro de un ánfora de cristal de su cráneo reproducido en 3D, pues "lo quería mostrar como algo que había sido desenterrado, como una reliquia, como un objeto de estudio".

Así, la exhibición acerca obras autorreferenciales como la de un corazón blanquecino que se asocia con el hecho de haber estado en un lugar extraño, remoto y frío: una tristeza llena de invierno.

En su primera muestra hacía referencia a otras personas del pasado, pero se dio cuenta que “estaba hablando todo el tiempo de mí y de mi propia experiencia dentro de este siglo".

Como una continuación de sus trabajos anteriores la obra visual El sol de los ciervos fue resuelta de manera intuitiva mientras su autor iba descubriendo muchas cosas debido a los archivos familiares. En ese tránsito concluyó que el propósito de su vida es tratar de ser un hombre bueno como lo significa el apellido de su abuela que decidió adoptar.

Finalmente, Uttermann abriga una frase de Missan Harriman para percibir El sol de los ciervos: "El arte te permite ver el atardecer junto a tus demonios". (I)