Daniel Arzola, el artivista de la diversidad
Cuelgan los diseños gráficos en el hall de un hotel quiteño. Son rostros y cuerpos llamativos por sus colores arco iris y sus mensajes. “No es obligatorio ser heterosexual”, dice en una ilustración de un hombre que tiene los labios pintados de fucsia, con cejas y barba de flores.
Es artivismo, es decir, utilizar el arte como una herramienta para representar positivamente a las minorías, explica el autor de este arte digital, Daniel Arzola, venezolano exiliado en Santiago de Chile, de 29 años. Él fue invitado a Ecuador por la Plataforma de Comunicación Alternativa Dialogando Ando para participar en los eventos y en la Marcha del Orgullo LGBTI (lesbianas, gay o transexuales, intersexuales), en Quito y Guayaquil.
Su trabajo está basado en criterios de arte tradicional combinado con el arte digital. “Crecí en un país sin identidad en cuanto a sexodiversidad. Me sentí como un extraterrestre porque no había nada para sentirme identificado y lo único que mostraban los medios eran estereotipos. Estos eran construidos desde la burla: si no eres heterosexual eres un chiste”, agrega mientras el público observa sus obras.
Otra de sus ilustraciones muestra el rostro de un hombre dividido en femenino y masculino, con colores verdes y fucsias. Su mensaje dice: “Nadie tiene derecho a lastimarme por ser diferente”.
Arzola creó la campaña “No Soy tu Chiste” para denunciar y educar sobre la homofobia, la discriminación y la violencia en una sociedad que calla frente a los ataques a las personas LGBTI.
Esa idea nació cuando lo persiguieron, arrojaron piedras y lo amarraron a un poste e intentaron quemarlo con fuegos artificiales. Por eso abandonó su natal Venezuela.
“Van casi 20 años de revolución y no hay un solo derecho LGBTI reconocido. Es una revolución machista. Maduro en TV nacional utiliza la palabra maricón y homosexual de manera peyorativa contra la oposición”, señala.
El artivista ha paseado su obra por Chile, México, Uruguay, Estados Unidos, Holanda y Francia. Tiene una exposición permanente en la estación del Metro de Buenos Aires, Carlos Jauregui. Es la primera en el mundo en llevar el nombre de un activista de derechos humanos y presidente de la comunidad LGBTI, que murió de sida. “Ellos hablaban en los 80 de matrimonio igualitario, de identidad de género”, señala.
Aclara que no busca cambiar la mentalidad a nadie, pero sí tener una herramienta cultural. El arte “nos ha enseñado, la época que hemos vivido: entendemos el consumismo por Andy Warhol, el VIH por Keith Haring, uno de mis grandes ídolos, o la Guerra Civil española, a través de los versos de García Lorca”, explica.
La muestra llega a su fin. Pero el público se queda para tomarse fotos con el artista o quizá para admirar uno de los dibujos que dice: “No tengo que ser masculino o femenino. Supéralo”. (I)