“La cuarentena nos ha puesto frente a todo lo que sostenemos”
Si la cuarentena se alarga, la artista María Lorena Peña terminará de hacer murales en todas las paredes de su casa con sus dos hijos de 8 y 10 años. Por lo pronto, se ha imaginado que su hogar se levanta con globos de helio hacia otra ciudad.
Ellos se irían con todo, a pesar de que la cuarentena no les sienta mal. “Menos mal nosotros no somos de andar saliendo”, le ha dicho uno de sus hijos durante estos días de confinamiento.
Un mes y medio antes de dar a luz a su primer hijo, la actriz y docente escénica Francia Unda debió cambiar el tiempo que se supone es para estar rodeada de matriarcas, amigas o personas que te miden la barriga en los baby showers, por momentos de soledad e introspección.
Alcanzó a hacer sus últimos chequeos antes del inicio de la cuarentena y ha podido tener reuniones en Zoom con su doctora para contestar las preguntas que surgen de sus últimas semanas de embarazo.
“Lo emocional va y viene. Ha sido un tiempo de introspección, de soledad, de mucha conexión que he hecho con el bebé, con prácticas de yoga y meditación”.
Todo este tiempo, la escritora Sandra Araya se ha dado la oportunidad para entender que su hijo de 7 años tiene su espacio. “Aunque hijo mío, tiene un mundo propio, y descubrir ciertos espacios, compartirlos, debatirlos, ha sido enriquecedor. Pero también el encierro es forzoso, así que hay cuestiones, como las tareas escolares, que son horrendas. Yo odié la escuela y el colegio, así que revisar contenidos para mí es casi una pesadilla”.
Ambos tienen clases, él de lunes a jueves por 45 minutos con su escuela, ella varias horas al día con su maestría; así controlan sus tiempos. Para Araya, el espacio de creación se lleva por dentro. “Pensar en un espacio ideal es absurdo con o sin confinamiento. Buscar espacios ideales también me suena a excusa de la gente que no le da la gana o no puede crear”.
La escritora Paulina Simon ha sentido la ansiedad frente al futuro con la idea de no salir más del confinamiento, y de hacerlo, no cree posible que sus hijos vayan este año a la escuela.
“Esta idea me hace aferrarme mucho a estas criaturas (un niño de 8 y otro de 6 años) para darles sustento, apoyo, cariño, que no sientan dolor. En esa tarea tenemos muy poco soporte”.
Simon, que dice muchas de las cosas que piensa de la maternidad en el libro La madre que puedo ser, considera que este tiempo de cuarentena pone a las mujeres que son madres frente a todo lo que sostienen.
Considera que la humanidad no está dispuesta a ceder ante la posibilidad de que los conceptos de la maternidad sean otros, que las madres puedan necesitar tiempo fuera, silencio, ausencia de hijos, que tengan su propia vida y fuera del círculo doméstico, su propia forma de pensar y de sentir.
“Estamos abocadas a eso. El libro que escribí tiene cosas bien simples y lo que más me sorprende es que la gente me dé las gracias por ponerlo en palabras. Yo lo hice porque mi personalidad me lo permite y no pensé que estuviera mal, pero resulta que ha estado mal. Las madres no nos damos siquiera mucho tiempo para pensar en el futuro”.
Ahora que piensa, sobre todo, en solventar el día a día en un espacio reducido, con la idea de que sus hijos tomen vitaminas y puedan recibir un poco de sol, cuestiona la celebración tradicional.
“Las madres sostenemos el hogar, el núcleo familiar, la emotividad de los hijos, la comida caliente, la felicidad sin ningún tipo de reconocimiento, fuera del Día de la Madre, que me parece que es un reconocimiento fatuo, nadie realmente reconoce la labor que está detrás”.
Desde la maternidad, Peña ha podido conectarse con otras redes de mujeres, como La Gallina Malcriada, donde ha aprendido a no exigirse demasiado.
Si bien durante el tiempo que tuvo a su primer hijo se alejó de la producción artística y se vinculó a la docencia de arte a todas las edades, ahora su trabajo como artista ha logrado conectarse con un proceso más pedagógico.
Su obra, que gira en torno a lo urbano y el cuestionamiento de los modelos de su ciudad, se conecta con ideas fijas y ya no siente la necesidad de leerse 10 libros sobre historia y ordenamiento urbano que antes solo complejizaban sus dudas.
Ha logrado conectar su proceso más formal en el arte con la caricatura.
Francia Unda considera que la maternidad le generará otros espacios y temas de creación, en función de cómo cambie “la normalidad”. “Es cuestión de transformar lo que hacemos y cómo se va a ir transformando todo con este cambio histórico que también apunta a las artes escénicas y su difusión (en un planeta con encuentros masivos prohibidos); en función del tiempo hay que irse reinventando, así como la posibilidad de maternar se reinventa, pero creo que es posible hacerse espacio para seguir”.
La maternidad indudablemente transforma la creación. “A mí me ha vuelto más sensible en varias cuestiones, acicatea unos miedos mientras hace que olvide otros; la idea de escribir para estar bien tiene otro sentido cuando hay maternidad de por medio. El miedo ya no está basado en el daño a mi cuerpo, sino al de él. Entender que también él cosechará sus percepciones, buenas o malas, y eso lo marcará”, cuenta Araya.
Para Simon no hay otro camino. “Las madres sostenemos el hogar y la cuarentena nos hace dar cuenta de la magnitud del trabajo que tenemos encima”. (I)
María Lorena Peña Puga
Guayaquileña. Artista Visual. Ha realizado exposiciones dentro y fuera del país, ha creado la marca Malorena, la cual brinda varios servicios de arte, como talleres para niños e ilustraciones.
Francia Unda Peña
Docente del ITV, Guayaquil. Fue docente adscrita al departamento de danza y expresión corporal de la escuela de artes escénicas de la Universidad de los Andes, Mérida, Venezuela, de 2013 a 2017.
Paulina Simon Torres
Latacungueña de nacimiento. Ha residido toda la vida en Quito. Mamá de 2 niños de 6 y 8 años. Profesora universitaria, dicta las cátedras de Cine documental, Apreciación de arte y Cine.
Sandra Araya Morales
Quiteña. Estudió Comunicación y Literatura. Fundó la editorial llamada Doble Rostro. En 2010 ganó la Bienal Pablo Palacio. En 2015 ganó el premio La Linares. Editó Cartón Piedra.