Cuando la revolución ciudadana rebasa los límites de la cancha trazada
La política cultural juega un rol clave en el cambio de la matriz productiva del Ecuador, sobre todo en la esfera audiovisual, donde se disputa, a nivel planetario, la hegemonía del relato, la narración y el sentido de la vida individual y colectiva.
El cine ecuatoriano creció en un 300% en los últimos seis años gracias a una política pública basada en la actual Ley de Cine y en la gestión del Consejo Nacional de Cinematografía. Esto lo convierte en “la punta de lanza de la cultura nacional”, en palabras de la actual Ministra Coordinadora de Patrimonio.
Sin embargo, los informes de mayoría y de minoría del Proyecto de Ley Orgánica de Cultura, que debe entrar a segundo debate en la Asamblea, desconocen la importancia de lo avanzado y plantean un franco retroceso normativo e institucional para el sector. La actual Ministra de Cultura, por otra parte, ha creado ya una Dirección de Cine dentro de la Subsecretaría de Emprendimientos Culturales, generando dudas sobre las competencias que pretende asumir el Ministerio en este campo.
En este contexto se realizó, en días pasados, el encuentro “Realidad y futuro del cine ecuatoriano”. Las ministras de Cultura y Patrimonio asistieron, como invitadas, a una auténtica asamblea ciudadana, donde más de 250 trabajadores del cine y el audiovisual de Costa, Sierra y Amazonía, entre ellos los más destacados productores y realizadores del cine ecuatoriano de las últimas tres generaciones, se reunieron para hablar de política pública y del rol de la industria audiovisual en la transformación de la matriz productiva del país. Un auténtico acto de revolución ciudadana.
El planteamiento final de la ciudadanía fue unánime: el cine y el audiovisual no son un emprendimiento cultural, sino una industria que necesita una normativa y una institucionalidad fuertes, capaces de transformar al país de importador de contenido audiovisual sometido a la hegemonía del mercado global, a un Ecuador productor y exportador de su propia energía audiovisual, que gobierna soberanamente sus pantallas.
Es necesario, entonces, avanzar hacia una Ley específica para el sector y la transformación del Consejo de Cine en Instituto debe partir de su actual modelo de gestión (autonomía administrativa y financiera, director electo por un cuerpo colegiado donde participan representantes de la sociedad civil, etc.). La experiencia de Ecuador y de otros países de la región muestra que esa es la ruta para una gestión potente. El Director del Consejo de Cine lo expuso con toda claridad. Contundente.
La respuesta de la Ministra de Cultura no tuvo la misma contundencia. Lo hecho por el Ministerio es, en sus palabras, lo que determina la cancha trazada desde la Senplades y las propuestas de la ciudadanía tendrían que limitarse a ese modelo. Pareciera necesario, entonces, levantar un poco más la voz. El mensaje es claro: cuando la revolución ciudadana rebasa los límites de la cancha que le han trazado, es necesario corregir el trazado de la cancha… no detener el curso de la revolución.
Mashi Rafael, Mashi Corcho y Mashi Fander: FAVOR ATENDER