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El microteatro de guayaquil inició su temporada 2015

Cuando el espacio y tiempo son un experimento

Víctor Aráuz interpreta el monólogo Febrero 33, del guayaquileño Luis García Jaime. Foto: Karly Torres / El Telégrafo
Víctor Aráuz interpreta el monólogo Febrero 33, del guayaquileño Luis García Jaime. Foto: Karly Torres / El Telégrafo
06 de marzo de 2015 - 00:00 - Redacción Cultura

Jaime Tamariz está a la cabecera de la mesa. Desde allí, coordina, espera, observa con atención cada paso a su alrededor, mientras ajusta el tono de luces para la primera noche de la nueva temporada de Microteatro, en Guayaquil. Es quien calibra la escena.

Tamariz tiene la capacidad de pasar de la hiperactividad a una sonrisa serena para saludar a los conocidos que llegan con anticipación a comprar sus entradas. No deja de hacerlo ni un minuto hasta que el reloj de pared circular da las siete. Tiene que dar clases de teatro. Cambia de escena.

La coordinación de cada obra recae sobre los hombros de Adrián Cárdenas. El productor de Microteatro no para ni un segundo. Sube y baja por las estrechas escaleras de la casa de Miraflores. Conversa con los directores de las obras. Pregunta por la cantidad de personas que se ha registrado en cada función. Indica a los ‘novatos’ en el espacio teatral cuál es la dinámica: Cada obra dura quince minutos. Al salir de una, deberá volver a hacer fila para entrar a la siguiente. Quince minutos de teatro, cinco de espera. Cárdenas vuelve a lo suyo. Sube y baja.

Una de las tareas más complicadas de la noche está en las manos y memoria de Johanna. Es una de las cinco personas que trabajan de planta en el Microteatro, pero es a quien le piden respuestas de todo. Algunos de los asistentes de la noche tienen claro cómo deben moverse. Otros están recién llegados. Preguntan por el nombre de las obras, los actores, piden recomendaciones, índices de calidad y coordinación de tiempo.

Johanna no se equivoca: “Todas nuestras obras son buenas”. A pesar de no haber visto ni una sola función de la primera temporada de la propuesta, el año pasado, los recién llegados se dejan convencer. Compran entradas para las cinco funciones de esta noche, a pesar de que todas las obras estarán el resto del mes. Es la primera noche del año en el Microteatro y el tablero de funciones ya está lleno antes de que empiece la primera obra. “Los que tienen entradas para la primera función de Febrero 33, bajen”.

Este año, a diferencia de los teatros de telón y sillas en orden ascendente, su propuesta inicia en el invierno, pero solo entre semana.No hay riesgos de que la gente deje de ir al teatro porque está en la playa.

El lugar es un laberinto adornado de objetos de cultura popular de todas las épocas: una calaca mexicana, candelabros, lámparas de mesa, luces colgantes y un biombo.

Desde este año se han adecuado cinco habitaciones para presentar funciones simultáneas. Son cuartos, la mayoría cerrados y pequeños, con escenografías vacías o recargadas, según la propuesta escénica, que cabe destacar son distantes entre sí, pero en cada una se intenta hablar con el público. Hacerlo parte o incomodarlo. En el Microteatro compiten la interpretación del actor con la reacción de los asistentes.

Esa vinculación empieza a evolucionar fuera del espacio físico. Quienes quieran plantear una propuesta teatral para el microteatro puede hacerlo al correo de la agrupación. Las obras que han llegado son de todo tipo y hay desde adaptaciones hasta propuestas personales. Lo importante -dice Jaime Tamariz- es que se pueda experimentar en la relación que tiene el público con una propuesta en escena y los artistas. Quienes llegaron con anticipación para comprar sus entradas ingresan a la función de Febrero 33.

A las 19:20 ya no había espacio disponible y los últimos en ocuparlo, lo hacen parados. El espacio es pequeño. Víctor Aráuz está sentado en la silla central, encabeza esta obra. El público lo rodea. Lo mira con incredulidad hasta que inicia su diálogo. Pregunta, tiembla, se exalta, vuelve a la calma, recobra el sentido de estar rodeado y la obsesión que lo enloquece.

Afuera otras personas ingresan a las funciones simultáneas. Se inaugura oficialmente una nueva temporada de Microteatro, en Guayaquil. Quince minutos de teatro hasta noviembre.

DATOS

El Microteatro de Guayaquil es una propuesta de la productora Daemon, dirigida por Jaime Tamariz. Inició sus actividades como microteatro en agosto de 2014.

Está ubicado en la ciudadela Miraflores (Av. Las Palmas # 307, entre las calles Cuarta y Quinta), detrás de la Universidad Casa Grande. Las funciones son de miércoles a viernes, a las 19:30.Cada una tiene un costo de $ 5.

Un mes estarán las obras Febrero 33 de Luis García Jaime, La piel del cordero de Cristian Aguilera, Noctámbulos de Cristian Cortés, La Otra de Javier Daulte y Escribir por ejemplo de Emilio Carballido.

Para quienes deseen enviar sus propuestas teatrales de quince minutos, la convocatoria está abierta.Pueden hacerlo a [email protected].

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