La edición Nº 57 de nuestro suplemento cultural cartóNPiedra, que circula este domingo 18 con este diario, presenta como tema central una reflexión profunda acerca de las industrias culturales como elementos esenciales para comprender la relación de la cultura con el Estado.

Experiencias en la región, así como en países caracterizados por un mayor despliegue tecnológico e industrial, han reflexionado ya acerca de la importancia de debatir sobre la posibilidad de asociar, tanto en el discurso como en la praxis social, a la economía con las acciones creativas de un grupo social.

La llamada economía de la cultura ha desencadenado sesudos análisis acerca de la importancia de comprender los procesos culturales como significativos aportes al desarrollo de un Estado, en términos económicos. Más allá de propiciar espacios y garantizar los derechos culturales desde la gestión pública, la inserción de la cultura en los parámetros desde los cuales se puede medir la salud financiera de un Estado podría dar luces para fortalecer sectores de la economía que históricamente han sido descuidados en los análisis micro y macroeconómicos.

De la misma manera, pensar a la cultura como un espacio de acción que debe ser incluido en las lógicas del comercio puede permitir que se construyan políticas orientadas a mejorar las condiciones del gestor cultural, del artista, del público que consume cultura, dejando atrás la perniciosa idea de que las acciones culturales son simples ornamentos accesorios de una sociedad.

Una crónica de Alejandro Aguirre inserta, además, a la entrevista para contarnos la historia del paparazzi de Silvio Berlusconi y su exilio en Colombia tras ser perseguido e impedido de volver a Italia. Con una vida levantada ya en Cali, el fotógrafo Antonello Zappadu vive sus temores, pero también sus glorias, en medio de un ambiente muy distinto al fragor de la lujuria y la política que ejerció el magnate líder italiano.

Además, cartóNPiedra presenta un interesante análisis sobre el tango. Este género musical, que es parte fundamental de la identidad del pueblo argentino, ha sufrido transformaciones interesantes a lo largo de la historia y ha demostrado así su continua vitalidad.

Con la aparición en escena de Astor Piazzolla, el tango de los arrabales, el tango de Carlos Gardel y las clásicas escenas de nostalgia y baile de salón de barrio se vieron agitados por una propuesta que insertó elementos de la música clásica europea y puso a disposición de los grandes públicos un experimento polémico.

Astor Piazzolla fue muy mal visto en los círculos tradicionales del dos cuartos. Años tardaron para que su obra se pudiera ubicar en los círculos masivos y continuara representando a una buena parte de la cultura musical argentina y, sobre todo, porteña.

Un fenómeno similar lo han protagonizado durante la última década varios grupos que han remozado el color del tango adhiriéndole elementos extraídos de la música electrónica. Cuentan entre estas agrupaciones Narcotango, Bajofondo, Gotan Project, etcétera.

En nuestra sección Creación, Santiago Vizcaíno visita a uno de los personajes más célebres y queridos del cine mundial: el Charlot de Charles Chaplin. Este es un ensayo sobre la función estética del personaje, sus discursos lingüísticos y visuales, su función política y la incidencia que ha tenido en la producción cinematográfica en adelante.